La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado a Uganda que mantenga abierta su frontera con la República Democrática del Congo (RDC) durante el que es el segundo brote de ébola más mortal registrado. Esto ha sucedido después de considerarse inadecuada la reiterada situación de cierre de fronteras que se daba con cada nuevo brote.

Pese al nivel de alarma del último brote en la RDC, que es una amenaza a la salud pública internacional, la OMS pide que no exacerben la crisis al cerrar sus fronteras o imponer restricciones a los viajes y el comercio con la RDC, como estaba sucediendo.

Numerosos comerciantes ugandeses basan su negocio en el comercio con su país vecino, por lo que cierres de la frontera y el miedo al virus minan parte de la economía de ambos estados. La pequeña comerciante Jennifer Kobusingye se queja ante los medios: “cada vez que se registra un caso de ébola, no cruzamos a Congo por un mes o dos. Y un mes sin trabajo, o incluso dos semanas, es una gran pérdida". Kobusingye ha gestionado su comercio durante más de una década, importando cosméticos de la RDC para vender en Uganda, lo que le genera unas ganancias de 25€ semanales. Sin embargo, como les ocurre a muchos otros comerciantes, estos ingresos desaparecen con cada alerta de ébola.

En este caso la frontera entre Uganda y la República Democrática del Congo ha permanecido abierta, con controles que evitan la transmisión del virus. Sin embargo, como ocurre en el caso de Kobusingye, el miedo que rodea al ébola está afectando negativamente a algunos sectores de la economía de Uganda.

Fuente: Al Jazeera

[Traducción y edición, S. Ruiz Mínguez]

[Fundación Sur]

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