George Weah, de Balón de Oro a presidente

9/01/2018 | Crónicas y reportajes

george_weah-2.jpgEn 1995, Liberia celebró a viva voz: George Weah conquistó el Balón de Oro y marcó un hito en la historia del fútbol porque se convirtió, del día a la noche, en el primer jugador no europeo en ganar el prestigioso premio de la revista France Football.

De hecho, hasta hoy ningún otro jugador africano logró alzar al trofeo, ni siquiera quedar en el podio de los tres finalistas, algo que le otorga mucha más relevancia a la hazaña de Weah, quien brilló con el París Saint Germain y el AC Milán por esas fechas.

Recordemos que antes de 1995, sin querer restarle mérito alguno al ariete liberiano, el trofeo estaba destinado exclusivamente a jugadores de Europa. Por esa razón jamás lo ganaron ni Pelé ni Maradona, por citar los ejemplos más llamativos.

Más allá del Balón de Oro, Weah ganó las Ligas de Francia e Italia con el PSG y el AC Milán, respectivamente, y la Copa FA de Inglaterra con el Chelsea, además de ser considerado, según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, el mejor jugador africano de todos los tiempos, por delante del camerunés Roger Milla y el ghanés Abédi Pelé.

Tras convertirse en ídolo mundial y héroe nacional, y al poco tiempo de decirle adiós al deporte, Weah enfocó su mirada hacia un nuevo y totalmente desconocido horizonte: ser presidente de Liberia, un país ubicado en la costa oeste de África y “fabricado” por Estados Unidos hace ya casi dos siglos.

No cabe duda, la popularidad que alcanzó durante su carrera como futbolista lo posicionó en un lugar privilegiado en el corazón de los liberianos y le abrió muchos caminos en los estratos políticos: la gente veía en él a alguien de confianza.

Sin embargo, pese a ser uno de los personajes públicos de mejor reputación en el país, en gran medida por las pasiones que despierta el fútbol en cada rincón del planeta, Weah perdió dos elecciones presidenciales, en 2005 y 2011.

Pero, como versa un añejo refrán, a la tercera va la vencida. Tras presentarse en los comicios de 2017, salió airoso en la segunda ronda de las votaciones, para convertirse así en el vigésimo quinto presidente de Liberia.

Créanlo o no, esta es la historia de un hombre que nació en la oscuridad de un insalubre barrio de Monrovia, la capital liberiana, y trabajó desde muy joven para ganarse la vida, entre señores de la guerra y la pobreza extrema.

Este funesto paisaje cambió cuando, por azares de la vida, descubrió sus habilidades excepcionales para jugar al balompié.

Ahora piensa en reducir las enormes e infranqueables brechas sociales, arremeter contra la corrupción imperante, mejorar las infraestructuras del país, combatir las huellas de la epidemia del ébola y encauzar la economía de una de las naciones más pobres y frágiles del mundo.

Un sueño de mil dimensiones, a todas luces irrealizable. Pero una vez, hace más de 20 años, Weah ya hizo realidad una quimera.

Fuente: Prensa Latina

[Fundación Sur]


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