Los aspirantes de origen africano al Nobel de literatura se quedan sin galardón en el año de los dos ganadores (2/2)

15/10/2019 | Crónicas y reportajes

maryse_conde.jpg En cuanto a la segunda de las candidatas mencionadas que optaban al premio, la antillana Maryse Condé, en 2018 logró el premio Nobel alternativo, aquel que se organizó tras la suspensión del tradicional. Es una de las narradoras más respetadas de la literatura contemporánea y ha dedicado gran parte de su vida a la enseñanza, concretamente de literatura francófona en la Universidad de Columbia, Nueva York.

Presidió el Comité por la Memoria de la Esclavitud en Francia en 2001, cuyo trabajo se materializó en la ley que reconoce la esclavitud como un crimen contra la humanidad. Se trata de una escritora nacida en 1937 en Guadalupe, archipiélago perteneciente a Las Antillas. Difusora de la historia y cultura africanas, sobresale como una narradora evocadora, entusiasta y de una imaginación desatada:

“Me pasaba la mayoría del tiempo en mi habitación, con las persianas bajadas, acurrucada entre las sábanas, leyendo algunas veces, soñando despierta las más. Me imaginaba historietas inverosímiles que le soltaba a todo aquel que tuviera la santa paciencia de escucharme. Me inventaba auténticos culebrones cuyos protagonistas, a menudo los mismos, andaban siempre viviendo aventuras extraordinarias.”

Una vez alcanzada la edad adulta se marchó a África, donde residió principalmente en Malí, lugar en el que llevó a cabo una de sus obras más sobresalientes: la saga Ségou (1985). Además, aparte de ejercer como profesora en Ghana, Guinea y Senegal, buscó sus raíces y confirmó sus sospechas:

“Mi identidad es francesa, bien, pero no es sólo francesa”, afirmó la escritora guadalupeña y se declaró a su vez marxista, abrazó el panafricanismo y promovió los movimientos de liberación. Pero, sobre todo, en ningún momento dejó de escribir. Nunca se detuvo. Autora de más de una treintena de obras, realizó todo tipo de literatura, desde relatos, obras de teatro o ensayos hasta novelas infantiles y autobiografías.

Estas creaciones se cuestionan tanto la memoria como la identidad, tanto individuales como colectivas. Una memoria y una identidad habitadas por mujeres luchadoras, así como por los fantasmas de la esclavitud, la diáspora negra y el colonialismo. Finalmente, Condé creó el Premio de las Américas Insulares y Guyana, que recompensa anualmente al mejor libro del panorama antillano.

Fuentes: The Objective & Impedimenta

[Traducción y edición, Gloria Cuesta Noguerales]

[Fundación Sur]


Artículos relacionados:

Los aspirantes de origen africano al Nobel de literatura se quedan sin galardón en el año de los dos ganadores (1/2)

El escritor mozambiqueño Mia Couto reivindica la literatura africana en la fiesta de Sant Jordi

Día Mundial del Libro, un buen pretexto para incentivar la lectura en Mozambique

I JORNADAS Literatura de las diásporas africanas – 20 Febrero – 14 Mayo 2019 – Logroño

Cultura, literatura y cine africano: Acercamientos desde la traducción y la interpretación

La lengua y lo afro: de la literatura oral a la oralitura

Estimado Presidente Zuma: Una carta del escritor mozambiqueño Mia Couto

Letras de África en las venas

Los 8 libros africanos de un lector tan anónimo como especial

9 escritores africanos nos descubren su voz infantil

Las literaturas africanas en clave continental

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster