El problema de la moralidad en los colegios, en especial en los niveles de educación anteriores al superior, es alarmante. A menos que se haga algo drástico con esta situación degradante y se emprenda ya, va a ser demasiado tarde para que recuperemos nuestros valores.
En el Instituto de Educación Secundaria Ejisuman Senior, en la Región de Ashanti, se ha abierto un expediente contra nueve tutores, acusados de haber mantenido relaciones sexuales con estudiantes del colegio.
Tener sexo con las estudiantes es tan malo como el hecho de utilizar nuevos métodos de evaluación como anzuelo. Para las perezosas, menuda oportunidad para no tener que estudiar duro pudiendo satisfacer fácilmente la lívido de los tutores sin escrúpulos a cambio de buenas notas.
A tutores como estos se les debería educar sobre el significado de construir un país. Suena tan irresponsable escuchar que profesores que cobran con dinero público para inculcar disciplina a las adolescentes en los institutos, en lugar de eso, las llevan por el camino de la indisciplina.
Sus prohibiciones son un paso en la dirección correcta pero nos preocupa lo que ocurre en otros colegios a los que no tenemos acceso. El Instituto de Educación Secundaria Ejisuman Senior es, indudablemente, la punta del iceberg. Las autoridades junto con los padres deben interesarse por la relación entre sus estudiantes y tutores en las Escuelas Secundarias superiores.
Hace unos meses escuchamos la historia sexual en la que un director y una alumna estaban teniendo relaciones a escondidas en un colegio en la Región Central.
Escuchamos, incluso, que un tutor compró un teléfono móvil a una niña del colegio con el propósito de hablar con ella por la noche cuando la ciudad duerme.
Hay una desconexión entre nuestras autoridades religiosas, Cristianismo e Islam, y nuestras instituciones preterciarias; Una deficiencia que tenemos que arreglar inmediatamente.
Los smartphones, potenciados por el loco mundo de los medios sociales, han acelerado el deterioro de nuestra fibra moral como sociedad y lo siguiente es que nadie es capaz de predecir lo que nos deparará el mañana.
Con los teléfonos móviles, las niñas pueden comunicarse con lo peor del sector educativo arreglándoselas para encontrar la manera de quedar para sus escapadas inmorales.
Aun quedan esperanzas. Podemos hacer algo al respecto si nos unimos como un pueblo. Profesores, padres, líderes de opinión y líderes religiosos tienen que cambiar la situación antes de que sea demasiado tarde.
Los directores de los colegios deben ser culpables también cuando sus profesores estén involucrados en tales actos abominables. No debe ignorarse su papel supervisor.
Los padres deben educar a sus hijas para identificar las peligrosas propuestas de los malos profesores y sobre lo que deben hacer en tales circunstancias. Deben saber que algunos de los que las educan son malos y deben informar al director. Se les debe enseñar a evitar caer en las trampas que les ponen y animarlas a estudiar duro para ganar las notas que merecen.
Los directores deben encontrar las maneras de averiguar cuando los profesores están siendo generosos con las notas que les ponen a las estudiantes o alumnas y tomar las medidas adecuadas cuando se producen las aberraciones.
Al final de la investigación, los declarados como culpables deben ser nombrados, humillados y despedidos del servicio educativo porque no se merecen estar ahí.
Fuente: Modern Ghana
[Traducción, Marta Sánchez Capel]
[Fundación Sur]
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