Cobertura sanitaria universal en África: desafíos y debilidades

14/09/2018 | Opinión

sanidad_universal.jpg¡Salud para todos! Un problema que preocupa a los países de todo el mundo debido a una búsqueda perpetua de racionalización de los recursos financieros limitados. Para la mayoría de los países africanos, la pobreza de la población, el predominio del sector informal y el bajo rendimiento de los sistemas de salud, son todos factores a considerar en el desarrollo de políticas de acceso a los cuidados y financiación de los sistemas de salud. Para la mayoría de los países africanos, los gastos de salud están muy por debajo de lo recomendado. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que en 2014 un tercio de los países africanos tenía un gasto per cápita en salud inferior al umbral aceptable de $ 38 USD [1]. La financiación de la salud en estos países pasa, generalmente, por los programas de salud financiados por agencias internacionales o asociaciones humanitarias. En ausencia de estos últimos, el gasto en salud es financiado por la población a través de pagos directos, que representan alrededor del 90% del gasto total en salud. Estos pagos directos representan para la mayoría de los hogares gastos catastróficos, que conducen, en general, a una renuncia a los cuidados necesarios. Desafortunadamente, hoy en día no existen políticas de cobertura universal de salud (UHC) que puedan promover el acceso a la atención médica de manera justa y sostenible.

Políticas de gratuidad y de exención

En la década de 1990, se introdujeron políticas de gratuidad y de exención de pagos en salud en algunos países, incluidos Malí, Burkina Faso, Níger, Benin, Ghana y Costa de Marfil. Estas políticas tenían como objetivo reducir las barreras financieras, promoviendo así el acceso equitativo a los servicios médicos, especialmente para los grupos más vulnerables. Por lo tanto, se centraron en una categoría específica de cuidados y/o de la población. Se observan, por ejemplo, políticas dirigidas a niños, a mujeres embarazadas y/o centradas en la inmunización infantil, la atención primaria, la malaria y, también, la atención prenatal y postnatal. Aunque estas políticas tienen, generalmente, un impacto positivo en el uso de los servicios de salud, tienen algunas debilidades que obstaculizan su eficiencia y sostenibilidad. En primer lugar, hay una gestión parcial de la ruta de cuidados del beneficiario. De hecho, ciertos costos médicos directos (ejemplo, de medicamentos) y no médicos (ejemplo, del transporte y los gastos de la persona que lo acompaña) permanecen totalmente a cargo del beneficiario. En Mali, por ejemplo, la política de cesáreas gratuitas no incluye los costos del transporte en ambulancia en caso de complicaciones. Así, estos costos de transporte, aunque pueden ser más altos que el costo de la cesárea, son responsabilidad exclusiva del paciente y su familia. Estos últimos tendrán que recolectar rápidamente estos fondos para beneficiarse de una atención adecuada. Como resultado, estas políticas enfrentan rápidamente una escasez de recursos financieros y médicos (como personal, medicamentos y equipamiento sanitario) debido a una mala anticipación de la demanda y las necesidades financieras. Este fue el caso de la política de exención de tasas de consulta y medicamentos para niños menores de 5 años en Níger. De hecho, la escasez de medicamentos, debido a la demora en el reembolso a los centros de salud por parte del Estado, llevó al personal de atención médica a recetar medicamentos a pagar por los pacientes; estos medicamentos, a veces, pueden ser vendidos ilegalmente por trabajadores de los centros de salud siendo sustraídos de las existencias del centro de salud.

Las consecuencias de estas deficiencias se reflejan, por una parte, por la no observación de las prescripciones y el mal seguimiento médico para el beneficiario, y, por otra parte, para el personal cuidador, por el descontento causado por el retraso en el pago por parte del Estado. Pero el aumento en la actividad no es remunerado. Esto resulta en una degradación gradual de la calidad de la atención ofrecida. Desafortunadamente, estas políticas resultan ser ineficientes a largo plazo porque se invierten grandes cantidades en gastos de salud, mientras que los resultados esperados son solo parciales.

El Seguro obligatorio de salud y las mutuas de salud

Otra forma de financiar la sanidad en África es el seguro obligatorio de salud. Sin embargo, su membresía se limita a funcionarios y algunos empleados del sector privado. Desde hace, aproximadamente, veinte años, ha habido una gran afluencia de mutuas de salud que ofrecen una variada cobertura. Se caracterizan por una membresía voluntaria y un pago, por adelantado, para cubrir el riesgo de enfermedad. Sin embargo, el número de miembros sigue siendo limitado por la alta proporción de personas con ingresos bajos y/o irregulares debido a la considerable proporción del sector informal y la alta tasa de desempleo entre los jóvenes activos. Además, varios estudios empíricos han demostrado que la capacidad financiera de los hogares y el nivel de educación son los principales determinantes de la membresía en mutuas. Por lo tanto, a pesar de su popularidad, la débil capacidad contributiva obstaculiza su desarrollo y su sostenibilidad.

Algunas pistas de reformas

Los métodos de financiación presentados anteriormente pueden contribuir en conjunto al establecimiento de una Cobertura Universal de Salud (CUS). Dado que el factor educativo desempeña un papel clave en la demanda de cuidados y la adhesión a una mutual, la construcción de una sociedad civil sensibilizada a los riesgos de salud es un factor clave en el éxito de una política de CUS. Sin embargo, las políticas de gratuidad y de exención y deberían estar dirigidas a los hogares de bajos ingresos. Deben proponer una atención integral, centrada en un curso de atención ([2]) completa relacionada con una enfermedad en lugar de un acto aislado, para garantizar el seguimiento médico de los beneficiarios. El seguro de salud obligatorio no debería limitarse a una categoría socio-profesional determinada, ya que el sector informal constituye una parte importante de la población africana. Convendría «formalizar» este sector para proporcionar a esta población cobertura de salud obligatoria a cambio de contribuciones a tasas adecuadas. Estas contribuciones no solo serán un medio de empoderar a los beneficiarios para un consumo racional de servicios de salud, sino también una fuente de financiación de la cobertura ofrecida. Además, la participación del sector privado sigue siendo una contribución con un gran potencial que debe desarrollarse dentro de un marco legal bien definido por el Estado.

En África, una política de cobertura de salud universal sostenible requeriría un presupuesto suficiente, definido de antemano. Debería, también, pasar por la educación sanitaria, el empleo juvenil y la formalización del sector informal.


[1] Fuente: https://read.oecd-ilibrary.org/development/perspectives-economiques-en-afrique-2017/depenses-de-sante-par-habitant-dans-les-pays-africains-2014_aeo-2017 -graph35-en # page1

[2] La ruta de atención se define aquí como la atención completa necesaria para el tratamiento completo de una enfermedad (análisis biológicos, exámenes radiológicos, medicamentos…).

Sika Dédé Kossi

Fuente: L’Afrique des Idées

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]


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