La unión crea la fuerza … y ésta, sea legítima o no, lleva siempre las de ganar. Es lo que constatamos en los acontecimientos de Zimbabue. El Sr. Mugabe no está dispuesto a dejar la presidencia del país y, gracias al apoyo del ejército, sembrando sistemáticamente terror y violencia, ha ejercido tal presión sobre el candidato de la oposición, que éste se ha visto obligado a abandonar su candidatura a la presidencia. El MCD declara que 86 de sus miembros han sido asesinados y unos 200.000 ciudadanos han sido desplazados de sus casas antes de las elecciones.
Todos los observadores están de acuerdo en afirmar que la campaña electoral se ha caracterizado por la violencia política, la intimidación y los desplazamientos de la población. Las elecciones, que han servido para elegir solo un candidato, el Sr. Mugabe, ni han sido ni libres, ni transparentes, ni justas. No obstante, el Sr. Mugabe se ha proclamado vencedor y se ha instalado, otra vez, como presidente de Zimbabue. La fuerza gana.
Hoy se reúne la Unión Africana. Existe gran expectación: ¿reconocerán a Mugabe como presidente o no? Por principio, la UA no suele admitir a los presidentes no elegidos democráticamente por sus pueblos, pero esta norma no suele aplicarse con mucho rigor.
Aunque algunos líderes africanos, como el presidente de Zambia, Levy Mwanawasa, sean muy críticos con la situación de Zimbabue, no creo que la UA tome una postura radical. El presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki, mediador regional para Zimbabue, está actuando para conseguir una “solución negociada”.
Esta negociación, llamada “vía del diálogo”, es tan solo un proceso donde los partidos se reparten el poder. Así lo hicieron para Kenia, y quieren hacerlo también para Zimbabue. El propio Sr. Mugabe declaró en su discurso de investidura que está dispuesto a un acuerdo con la oposición, a condición de que él siga siendo Presidente.
Aunque la solución pactada puede significar el fin de la violencia sectorial, el mensaje que encierra es muy peligroso. Se está diciendo a los líderes africanos, que no quieran dejar el poder, que, cuando se vean en el peligro de perderlo, usen la fuerza y la violencia, que una mesa de negociaciones se encargará de que, al final, salgan bien parados. La Unión Africana se lo garantiza. Si actúa de este modo, la UA debilitará con toda seguridad las instituciones democráticas en África.
En espera de una fuerza institucional que garantice el estado de derecho y la protección de los derechos humanos, millones de personas sufren y seguirán sufriendo las consecuencias del uso del “principio de la fuerza” … ya que “la fuerza siempre gana”.
