Victoire Ingabire Umuhoza: la Aung San Suu Kyi ruandesa

10/11/2010 | Opinión

Aung San Suu Kyi y Victoire Ingabire Umuhoza tienen algo en común. La primera es una opositora no-violenta contra la dictadura birmana, premio Nobel de la Paz en 1991. La segunda es una opositora no-violenta contra la dictadura en Ruanda y prisionera política como su colega birmana.

Aung San Suu Kyi (izquierda) y Victoire Ingabire (derecha)

La historia de los pueblos nos enseña que ninguna Nación ha podido construirse sin el coraje, la abnegación, el compromiso e incluso a veces el martirio de alguno de sus hijos o hijas. Es el caso de Luther King, Gandhi, Mandela, Lumumba.

En la historia de Ruanda ha habido ciertamente hombres y mujeres que elevaron su voz o sus armas, vertieron su sangre por una causa más allá de sus intereses personales, y que han contribuido a nuestra existencia y a nuestra dignidad como Nación. Los más conocidos no son forzosamente los mejores ni los más auténticos. Por otra parte los designados “héroes nacionales” pueden convertirse con el paso del tiempo en “cobardes” más tarde. Los verdaderos héroes no dependen de los honores públicos que se les den o que se les nieguen; trascienden a la sucesión de los regímenes y de las generaciones y es el Pueblo el que los honora y respeta.

En Ruanda, no hay duda alguna de que el año 2010 marca el fin de una época en la que uno de los regímenes más sanguinarios de África ha logrado de manera sorprendente y vergonzosa manipular la opinión pública presentándose como un régimen pacifista, unificador, progresista y democrático. Efectivamente, Paul Kagame ha impuesto una imagen casi perfecta de sus políticas, ha obtenido favores de los donantes, de los medios de comunicación. Cuando sus fechorías saltaban a la luz, el mundo entero cerraba los ojos y los oídos para no molestar al aliado fiel y al alumno ejemplar que logró detener el genocidio de 1994. Antes las masacres de hutu en el interior, la destrucción de los campos de refugiados del Zaire, el aniquilamiento de ellos, el pillaje de las riquezas del Congo, la ayuda a los grupos rebeldes del Congo contra el poder de Kinshasa etc…, nadie levantó un dedo.

Pero, como sucede a cuantos construyen su obra sobre la mentira, la represión y la propaganda, el principio del fin debía llegar. Y el principio del fin llegó con el regreso de Victoire Ingabire Umuhoza a Ruanda. Una mujer de una valentía extraordinaria, de una determinación insospechada y de un patriotismo ejemplar.

Cuando anunció su intención de registrar las FDU y de participar en las presidenciales de agosto de 2010, algunos, y sin duda también Paul Kagame, lo tomaron como una broma. Cuando aterrizó en el aeropuerto de Kanombe, el 16 de enero, declaró con claridad lo que le llevaba al regresar al país: “liberar a los ruandeses del miedo, poner fin a la represión y a la dictadura, restablecer la justicia y la verdad, concurrir pacífica, pero vigorosamente para alcanzar el poder”. Luego fue a inclinarse ante el memorial del genocidio en Gisozi y pronunció unas palabras que fueron deformadas. Fue acusada de negacionismo, de ideología del genocidio, de revisionismos e incitación al odio.

La máquina represiva tardó un tiempo en ponerse en marcha. Su tarea era complicada, ya que había una atención especial sobre el país en proceso electoral y la Sra. Ingabire era ya muy conocida y apoyada. Pero pensar que no le iba a pasar nada era subestimar las capacidades de Kagame y de su régimen criminal. Antiguos combatientes de las FDLR han declarado que la indeseable opositora colaboraba con ellos o quería crear un grupo terrorista, testimonios nada creíbles. El hecho es que la Sra. Ingabire está en la cárcel, humillada, con la cabeza rasurada y el uniforme rosa de los prisioneros y esposada cada vez que sale para una audiencia, como lo muestran las imágenes difundidas. La debilidad de las “pruebas” presentadas, el cambio de los crímenes de los que se le acusa, los chantajes e intimidaciones, son elementos que demuestran que la máquina Kagame chirría, y, sobre todo, no logra debilitar la determinación y dignidad de Victoire Ingabire.

La Sra. Ingabire es una heroína que ha dejado la tranquilidad europea, un buen trabajo y a su familia, para iniciar una lucha cuyos riesgos no ha podido subestimar. Ha sido la primera a enfrentarse al león en su madriguera y a desenmascarar el régimen sanguinario de Kagame. Ahora ya el mundo entero conoce el carácter dictatorial y opresor del mismo. Aunque los occidentales tarden todavía en sacar las conclusiones, son conscientes de que han estado apoyando a un hombre y a un régimen inaceptable. El fin de Kagame, como el de Mobutu, Sadam Hussein, Idi Amin y otros, es inminente y el interesado es consciente de ello.

Por otra parte, Victoire Ingabire no está sola en su lucha y cada vez hay más ruandeses que critican severamente a Kagame, así como otros muchos que se callan por temor a perder su vida, pero que esperan impacientes su fin.

Ben Mighani

(Resumen de un largo escrito aparecido en www.musabyimana.be)

Kigali, 4 noviembre de 2010.

Traducción y resumen de Ramón Arozarena.

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