¿Una reforma agraria de grandes posibilidades para Zimbabue marcada por la violencia?

22/06/2011 | Opinión

Los destinatarios de la reforma agraria logran alcanzar el éxito casi totalmente gracias a sus propios esfuerzos.

Informe de la presentación de un libro resumido de Rebecca Pointer

Los mitos acerca de la reforma agraria de Zimbabue abundan, el proceso es frecuentemente descrito como un fracaso total, se favorece a las élites políticas y a sus secuaces en lugar de a los necesitados, se carece de inversiones en los nuevos asentamientos, crean hambrunas crónicas y llevan al colapso a la economía rural. Pero estas manidas ideas ¿tienen algo que ver con la realidad?

En Suráfrica, el 10 de marzo de 2011, tuvo lugar la presentación de la publicación, “La Reforma Agraria de Zimbabue: Mitos y Realidades”, el profesor del programa PLAAS Ben Cousins, de la Cátedra de Estudios Agrarios, de la Tierra y la Pobreza, dijo que el libro es un estudio de 400 unidades familiares localizadas en una provincia de Zimbabue, Masvingo, que tiene un clima relativamente húmedo en el norte y extremadamente árido en el sur. La investigación forma parte del estudio coordinado del PLAAS de tres países, Namibia, Suráfrica y Zimbabue, “Medios de sustento después de la Reforma Agraria”. El estudio de Zimbabue se centró sobre los beneficiarios de la reforma agraria de los tres tipos del plan “Reforma Agraria de Vía Rápida”: pequeños asentamientos A1 en pueblos, A1 asentamientos autónomos y A2 explotaciones de tamaño medio. El proyecto de investigación trató de comprender el impacto de la reforma agraria en aquellos que reciben las tierras, en las economías locales y evaluar los diferentes significados de la viabilidad que tienen las políticas de redistribución en el área meridional de África.

Los investigadores hallaron que las informaciones de los medios de comunicación internacionales sobre la reforma agraria de Zimbabue tenían poco fundamento, el proceso no llegaba al fracaso total, la mayoría de las tierras no había ido a parar a los secuaces de los políticos, estaban realizándose inversiones en los nuevos asentamientos, tenían lugar importantes cantidades de producción de cultivos y la economía rural mientras tanto iba cambiando y adaptándose sin llegar al caos total. Como un miembro de la audiencia describió en la presentación, el libro “crea una plataforma para escuchar pequeñas historias locales “pues examina diversas experiencias de los beneficiarios de la reforma”.

Ben Cousins continuo exponiendo que de hecho no hay un solo y exclusivo relato de la reforma en Zimbabue. Aunque contradice muchas creencias generalizadas, el libro no presenta un retrato rosa de la reforma agraria en Zimbabue; hay también muchos problemas, la producción agrícola para la exportación ha sido un fracaso, la seguridad en la tenencia de tierras después de la reforma permanece un tanto imprecisa, el gobierno ha hecho poco por apoyar a la gente después de la transferencia de tierras y el sistema de entrega de insumos a menudo han sufrido extorsiones y sobornos. No todo el mundo ha logrado el éxito con los cultivos y unas nuevas formas de diferenciación social han surgido con la redistribución agrícola. Sin embargo, la extraordinaria capacidad de resistencia y la disponibilidad para experimentar e innovar han sido claras.

El profesor Henry Bernstein de la Universidad de Londres, economista político para el cambio agrario, primero en hablar en la presentación, señaló que el libro no está a favor del ZANU-PF y pone en evidencia que algunos destinatarios de la reforma agraria han logrado un cierto éxito, aunque sólo debido a su esfuerzo e iniciativa y a pesar de que el gobierno haya hecho poco por ayudarlos. Añadiendo lo siguiente:

El libro muestra la complejidad y las contradicciones de la reforma agraria en Zimbabue (también del resto del sur de África) incluyendo la diferenciación de los que recibieron tierras.

La necesidad de la reforma agraria inicialmente parte de una historia de incautaciones violentas y en segundo lugar de los tipos de agricultura que se desarrollaron a continuación. Después de las incautaciones, africanos rurales del sur, generalmente dependientes de la combinación de salarios y agricultura de subsistencia para su reproducción, acceden a más y mejores tierras y al menos se reducen las presiones de la reproducción para alguno de ellos.

El libro también presenta un desafío al proponer alternativas a los modelos actuales de grandes haciendas agroindustriales y explica cómo pueden facilitarse esas opciones alternativas, no obstante, desiguales e incompletas según los estudios hechos en Masvingo. Además lo hace de una forma matizada, diferenciando a los agricultores no solo por su clase, género, actividades no-agrícolas e ingresos, sino también por los cambios y variaciones de fortuna de las diferentes ramas de producción, como por ejemplo, el maíz y el ganado. El libro también subraya el estancamiento de Suráfrica donde el panorama rural heredado del colonialismo y el “apartheid” no ha cambiado mucho desde 1994 y la reforma agraria se ha constreñido por los rígidos métodos legalistas de los derechos de transferencia de los derechos de propiedad, y por un proyecto marco post- redistribución que a menudo vincula a los que reciben las tierras con aparentes modelos de negocio comercial ostensiblemente “eficiente”, dirigidos por o añadidos a agricultores comerciales blancos.

Brian Raftopoulos, experto de Zimbawe y co-editor de “Historia reciente de Zimbawe”, segundo ponente, dijo que dado el alcance de “Reforma Agraria de Vía Rápida en Zimbabue”, habría sido una sorpresa si todo hubiera desembocado en un desastre total, sin embargo este libro es sólo el comienzo, es necesario que salgan otros estudios más detallados y analíticos de la reforma agraria en la región, para determinar hasta qué punto es generalista este estudio. Raftopoulos pasó a explicar como el libro está en el contexto del actual Zimbabue y en su entorno regional.

Fue crítico con los autores por evitar hablar en el libro sobre la naturaleza autoritaria del Estado de Zimbabue, ya que se centra en los beneficiarios y por tanto se echan en falta los elementos de coerción en el estudio. Mientras el libro muestra el gran potencial de la reforma agraria de Zimbabue para transformar verdaderamente el medio de vida de la población rural del país, Raftopoulos argumentó que este potencial es en su mayoría irrealizable, debido a las formas autoritarias del Estado:

Es altamente improbable que el avituallamiento realizado desde los de abajo representado en el estudio, pueda ser sostenido bajo el actual régimen.

Las élites políticas tienes tentáculos en todas las cuestiones económicas, Raftopoulos explicó que esto limita las posibilidades de los pequeños productores para poder desarrollarse sin chocar contra un sistema de control de las élites y de su patronazgo. Sin embargo, también sostuvo que – y muchos no quieren admitirlo – la reforma agraria en Zimbabue ha servido para incrementar el poder del ZANU-PF como partido con un apoyo muy importante en las zonas rurales (aunque esto, hasta cierto, punto es el resultado de la coerción). El MDC fracasó en gran parte al no tener en cuenta la cuestión de la tierra y no ha sido capaz de trasladar su victoria electoral hacia un mayor poder estatal, debido a los bloqueos creados por el complejo militar-económico del país, de forma similar, su táctica sobre las sanciones ha favorecido en gran medida al ZANU (hasta el punto que Mugabe la está utilizando ahora como su único posicionamiento de cara a las elecciones, al igual que antes utilizó la reforma agraria como plataforma única).

Así en lo sucesivo es probable que veamos en Zimbabue un incremento en la regularización del control del ZANU, dijo Raftopoulos, las intervenciones de [Jacob] Zuma [actual presidente de Suráfrica] han sido menos efectivas que las de Mbeki [anterior presidente de Suráfrica], y existe un hartazgo internacional de la cuestión de Zimbabue. Internacional y regionalmente, el papel de los interesados ha fallado en la comprensión de la resistencia del partido ZANU y la manera de utilizar los debates sobre la reforma para tener más poder en la región (donde el resto de países S.A.D.C. se enfrentan a los mismas situaciones) de esa forma Zimbabue desplaza los problemas de su reforma sobre toda la zona.

En la presentación, algunos asistentes criticaron el sesgo pro-ZANU que muestra el título del libro, aunque otros señalaron que era algo refrescante y bienvenido al tener un enfoque más matizado que los discursos de demonización que hacen los medios occidentales. Sin embargo se mantienen las inquietudes sobre las posibilidades de los beneficiarios de la reforma para lograr la seguridad alimentaria; Henry Bernstein apuntó que los datos agregados de la F.A.O. (Organización para la Agricultura y la Alimentación) son a menudo inexactos, requiriéndose por lo tanto ajustes que oscilan entre el 20 y el 25%. Ben Cousins contó como él mismo había visto silos llenos de grano en las explotaciones de la Reforma y al mismo tiempo el Programa Mundial de Alimentos (WFP) informaba sobre escasez de los mismos.

De manera similar, Ben Cousins añadió que los informes sobre “derrumbe de sistemas de alimentación” a menudo se presentan junto con historias de agricultores de Suráfrica que no son capaces de exportar cosechas de manera estable a Zimbabue, ya que el país dispone de excelentes cosechas. Los informes sobre la desaparición de la agricultura en Zimbabue son a veces exagerados. En términos de producción no alimentaria, en el periodo 2008-09 se produjo un 15% más de algodón que antes de la reforma agraria. Henry Bernstein señaló:

Bajo el radar del estado – incluso de los gobiernos locales – se crean nuevos mercados y formas de economía.

Raftopoulos dijo que aunque la Reforma Agraria de Vía Rápida truncó la agricultura comercial en Zimbabue, esta fue acompañada de una la larga sequía que originó muchos problemas a los agricultores y de problemas con el suministro de insumos, que aún continúan. Añadiendo además:

Mientras que los males de la economía de Zimbabue han sido atribuidos por algunos sectores a la Reforma Agraria de Vía Rápida, el derrumbe económico también es resultado de las desigualdades, de las malas políticas del estado y de los programas de ajustes estructurales impuestos por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Este estudio muestra que la redistribución de la tierra no ha sido destructiva en su totalidad y ofrece una imagen detallada de las políticas locales, familiar para muchos que trabajan en la investigación del área rural del África meridional. A pesar de la cantidad de problemas, Henry Bernstein dijo que la Reforma Agraria de Vía Rápida ha subvertido el régimen agrario establecido con violencia e incautaciones y probablemente no sea realista esperar que el proceso tenga lugar enteramente sin violencia y problemas. El libro es contundente a la hora de decir que no hay vuelta atrás al viejo modelo agrario de Zimbabue e informa de las posibles expectativas, aunque quedan por aclarar incertidumbres debido al régimen de Mugabe y lo que le reemplazará. En este sentido, las recomendaciones políticas del capítulo final del libro son de algún modo gestuales, a menos que haya una administración política muy diferente en Zimbabue, que las tome en serio. Brian Raftopoulos añadió que el mayor obstáculo para llevar a cabo la reforma agraria en Zimbabue sigue siendo el ZANU-PF y esta depende en demasía de la naturaleza del Estado zimbabuense.

Rebecca M. E. Pointer

Extraído del blog “Another Countryside”, donde fue publicado el 23 de marzo de 2011.

Traducido por Juan Carlos Solís Santander, para Fundación Sur.

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