Una Ley de Asilo digna para los refugiados

13/01/2009 | Editorial

España parece haber perdido la memoria de su propia historia a pesar del programa que tanto cacarea sobre la “memoria histórica”. Hasta hace pocos años, España era un país “productor” de refugiados políticos, además de emigrantes económicos. Gente de toda clase y condición necesitaba salir allende sus fronteras para ser libre en su pensar y poder discutir abiertamente sobre la realidad política y social de su país sin miedo a ser perseguido por las fuerzas del Estado.

Por haber vivido en sus propios ciudadanos semejante tragedia, un país, como el nuestro, debería de tener gran sensibilidad hacia el emigrante y el refugiado y sus necesidades de protección. Pero nuestro gobierno parece sufrir de amnesia respecto a estas circunstancias de nuestra historia. Aunque a veces haga amagos de recuerdo honrando a personas que se marcharon del país por peligrar su vida y libertad al querer defender otras ideas políticas, no recuerda bien a los países y Estados que los recibieron, los acogieron y les dieron protección jurídica. Recordar este punto puede ser doloroso, pues explicita la deuda histórica que tenemos con los refugiados del mundo. Fuimos refugiados y nos acogieron. ¿No sería justo que, ahora que estamos capacitados para otorgar refugio, tuviésemos una legislación que facilitara la obtención de asilo para quienes la necesitan?

Pero nuestras leyes no parecen ir por esos caminos. No solo olvidamos nuestro pasado, sino que interpretamos nuestros compromisos internacionales al respecto siguiendo la línea más dura y estrecha que dificulta en demasía el que los refugiados obtengan asilo entre nosotros.

Por eso la Fundación Sur se adhiere al Manifiesto de CEAR y solicita vuestra colaboración para que la nueva Ley de Asilo se elabore en defensa del derecho de asilo y la dignidad de los refugiados.

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