UN «RAYO» DE ESPERANZA PARA ÁFRICA

18/02/2013 | Editorial

Las buenas noticias tienen lugar constantemente. Lo difícil es mirar con las lentes correctas, en la dirección adecuada y en el momento oportuno.

La renuncia del Papa por razones de salud, anunciada el 11 de febrero para el día 28.2.2013, es un signo de fe y de esperanza, que ha recibido una calurosa acogida, entre los creyentes de las diferentes religiones del mundo.

Buena vista tuvo también el fotógrafo Filipo Monteforte, al captar con su camera, después de dos horas de espera, el segundo rayo que sacudió la cúpula de la basílica de San Pedro en Roma, a unas horas de la renuncia del Papa. Estos fenómenos se prestan a las más curiosas interpretaciones.

Para los que miramos al mundo desde la perspectiva de la Solidaridad y Justicia social, podemos ver otro rayo de buena esperanza, sobre todo para África y los países en desarrollo, en el crecimiento del Comercio Justo.

Un amplio estudio de impacto, según Gudrum Schloepker, demuestra como el Comercio Justo funciona en varias regiones y sectores como herramienta de desarrollo más integral.

Cuando el volumen de ventas en condiciones de comercio justo es suficientemente grande, este no solo tiene un impacto positivo sobre los pequeños productores y trabajadores que participan directamente, sino que además contribuye al desarrollo de toda la zona.

Comercio justo investigó organizaciones de productores de flores en Kenia y Uganda, cacao en Ghana, café en Perú, plátanos en Perú, té en India y algodón en India.

El estudio, con más de 3.850 encuestas estandarizadas, concluye que la presencia de cooperativas o plantaciones representativas de comercio justo, beneficia a los trabajadores y a las condiciones sociales, económicas y ecológicas de la zona.

Este estudio ha mostrado también el impacto positivo del comercio justo sobre la educación, salud e igualdad de género.

Trabajar por una mayor solidaridad y justicia social implica dos dimensiones fundamentales: Conciencia e integridad personal por una parte, y cambio de estructuras injustas por la otra.

El contacto con miles de personas concretas desplazadas, sobre todo mujeres, por las tres guerras civiles en Uganda (Obote, Amin y Kony), me ha convencido de como su fe, valentía, solidaridad y determinación, en medio de tanto sufrimiento, les ha llevado a vivir con dignidad y a trabajar por la reconciliación y la paz.

¿Somos conscientes de los sutiles mecanismos de dominación y control que llevamos dentro, como personas y como instituciones, incluidas las religiosas?

Somos capaces, además de producir y consumir productos, de ser creativos, libres y capaces de verdadera solidaridad.

Si queremos sobrevivir como Humanidad, en un universo con recursos limitados, tendremos que cambiar nuestro sistema de economía y de política. Al mismo tiempo, necesitamos una atractiva alternativa como la de construir un mundo más justo, humano y solidario.

Para ello todos necesitamos una formación académica, pero sobre todo se requiere una capacitad de análisis crítico y de reflexión creativa, junto con una motivación profunda y compromiso por el Bien Común, en compasión y justicia, que, si queremos, podemos beber de diversas Fuentes y experiencias.

Si hacemos lo que está en nuestras manos, el Bien siempre prevalece sobre el mal, a su debido tiempo. Esta es nuestra esperanza, a prueba de todo “rayo”!

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