La audiencia ante el tribunal en el caso de Victoire Ingabire, principal líder de la oposición frente al régimen de Paul Kagame en Ruanda, ha dado un giro revelador, el día 26 de septiembre, cuando la jueza decidió posponerlo, una vez más, según informa desde Kigali Boniface Twagirimana, vicepresidente interino del partido de Ingabire, FDU-Inkingi, mediante un comunicado.

Mientras la oposición de Ruanda todavía está traumatizada por el ataque armado contra uno de sus miembros, Eric Nshumyumuremyi, que sobrevivió a un balazo de la policía en el pecho, el pasado 15 de septiembre, el juicio “políticamente motivado” contra la líder del FDU-Inkingi cae en picado. El día 26 de septiembre, la jueza Alice Rulisa, perdió la calma y, furiosamente, decidió posponer la audiencia hasta el 4 de octubre, para permitir al fiscal preparar su respuesta a las comunicaciones de la defensa, sobre el principio de no retroactividad de la ley criminal y sobre la jurisdicción del Tribunal Supremo.

Lo que parecía al régimen que iba a ser una sencilla sentencia a cadena perpetua para una de las principales figuras de la oposición, se ha convertido en una situación plagada de rencor, contradicciones y amenazas. La jueza que preside el caso está muy cerca del fiscal y ya no puede ser considerada imparcial. La jueza Rulisa calificó la moción de la defensa como “asfixiante y presentada de una forma bárbara”. La magistrada negó a la defensa el derecho de respuesta a sus furiosos comentarios. En interés de un juicio justo, la jueza Alice Rulisa, debería recusarse. Sus sentimientos la traicionaron y ha dejado en evidencia la injusticia de este proceso.

Según los documentos presentados por la defensa, más del 75 % de las pruebas presentadas por la fiscalía nacional no tienen bases legales.

Entre el 5 y el 23 de septiembre de 2011, no se ha dado a la señora Ingabire, encerrada en una prisión de máxima seguridad desde el 14 de octubre de 2010, una sola oportunidad de declarar. Los principales testigos de la fiscalía, efectuaron sus ensayadas declaraciones inculpando a Ingabire, de forma confusa. En el tribunal se han discutido graves contradicciones en el modus operandi, hasta el punto de que el fiscal llegó a advertir a sus testigos que se ciñeran a sus declaraciones escritas aportadas por la policía. Todos los testigos confundían los nombres de lugares, fechas de reuniones, información sobre viajes y detalles de hoteles, logísticos y operacionales, incluso el nombre de los agentes. El papel de Ingabire en estas “actividades criminales”, tan confusamente planteadas, no ha podido ser establecido.

Se han registrado amenazas a la defensa. Se ha cacheado al grupo de la defensa y algunas veces se ha violado la confidencialidad de sus documentos. Se les ha negado meter a la sala su propia agua. El abogado Gatera sufrió abusos verbales y fue retenido fuera de la sala durante 30 minutos.

El fiscal sorprendió a todo el público cuando afirmó que el consejo de la defensa estaba defendiendo a criminales y no debería confiarse en ellos. Esto ha sido un recordatorio a tomar en serio, ya que el año pasado, dos abogados de la señora Ingabire fueron encarcelados, Peter Erlinder y Theogene Muhayeyezu.

También los seguidores de la señora Ingabire son intimidados. El personal de seguridad ha estado muy ocupado tomando fotografías y anotando cada día todo sobre los miembros de la oposición que asisten al tribunal para seguir los debates.

El vicepresidente interino del FDU-Inkingi, Boniface Twagirimana, recuerda en su comunicado de prensa que no hay duda de que este juicio es inconsistente y pide a la comunidad internacional que recuerde al gobierno de Paul Kagame que debe respetar sus obligaciones internacionales con respecto a la justicia, y los derechos políticos y civiles.

(Blog: The Rising Continent, lions on the move, 26-09-11)