TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL DE RWANDA Y MONUSCO: entidades de Naciones Unidades sumamente caras para explotar la riqueza de la RD Congo

2/11/2010 | Opinión

Si el Tribunal Penal Internacional de Ruanda (TPIR) y las fuerzas de paz de Naciones Unidas en la RD Congo- Monusco- hubieran sido efectivos desde el principio, estas dos estructuras hubieran salvado millones de vidas en la región de los Grandes Lagos. Además, no hubieran desperdiciado miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes de los países miembros de Naciones Unidas.

El TPIR fue creado siguiendo la resolución 955 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, adoptada el 8 de noviembre de 1994. Su objetivo es perseguir a los responsables del genocidio y otras graves violaciones del derecho internacional humanitario cometidas en Ruanda ese año. El juez Dennis Byron, Presidente del Tribunal, en la presentación de su informe anual a la Asamblea General, el 8 de octubre de 2010, explicó que “pese a grandes obstáculos, incluyendo la dotación de personal, el Tribunal, con sede en la ciudad tanzana de Arusha, ha realizado “significativos progresos en la conclusión de su mandato“. Sorprendentemente, estaba solicitando más recursos.

En noviembre de 2010 se cumplirán 16 años desde que se puso en marcha el TPIR. El presupuesto gastado en sus operaciones estará cerca del 1.500 millones de dólares al final de 2010. El Tribunal hasta ahora sólo ha investigado y juzgado una parte del genocidio de Ruanda. Es digno mencionar el hecho de que a diferencia del Holocausto en Alemania, en el caso de Ruanda, las atrocidades fueron cometidas en el medio de una guerra civil que había comenzado el 1 de octubre de 1990, entre RPF(1) y el gobierno de Habyarimana(2). El Tribual de Nuremberg para los criminales nazis duró sólo de 1945 a 1949.

La primera invasión de la RD Congo por la coalición de Ruanda, Burundi, Uganda y el AFDL(3) de Laurent- Desiré Kabila en 1996 fue parcialmente posible por el hecho de que EEUU y Gran Bretaña, a través de sus agentes en las estructuras de Naciones Unidas, ignoraron el informe Gersony, producido en octubre de 1994. El documento mostraba pruebas de los asesinatos de entre 30.000 y 40.000 Hutus principalmente que Paul Kagame y sus tropas cometieron entre abril y septiembre de 1994 en Ruanda. ¿Podemos hipotéticamente imaginar que hubiera pasado si el TPIR hubiera franca y seriamente empezado la investigación de esos crímenes a la misma vez que persigue a los perpetradores del genocidio contra los Tutsis? La invasión de la RDC, seguramente, hubiera tomado un camino diferente.

La RD Congo fue invadida por segunda vez en 1998 cuando Laurent- Desiré Kabila, presidente del país, decidió convertirse en su propio hombre y defendió los intereses nacionales en vez de ser un apoderado de EEUU y Gran Bretaña en la región como eran, y todavía son, Ruanda y Uganda. Su valentía provocó su asesinato en 2001. La guerra que había envuelto a varios de otros países africanos, finalizó oficialmente en 2003. Dejó tras de sí un estado de amplia ocupación de las provincias del Noreste y Este congoleño por las milicias apoyadas por Ruanda y Uganda. Esta situación se ha mantenido hasta ahora y se caracteriza por la presencia en el suelo de la RD Congo de una multitud de fuerzas que sirven a diferentes intereses.

Considerando la volatilidad del contexto y para evitar su deterioro, MONUC se instauró en 1999 para facilitar la paz. Se convirtió en MONUSCO en mayo de 2010 con un mandato para estabilizar la RD. Congo. Pese a la presencia de las fuerzas de Naciones Unidas, la minería ilegal y el tráfico de minerales ha continuado como si los cascos azules estuvieran allí para proteger estas operaciones. Además, numerosas violaciones han sido incesantemente cometidas cerca de la zona de misión de Naciones Unidas en el Este del Congo. Esta estructura de Naciones Unidas es la mayor operación de paz nunca instaurada. Su personal militar y civil alcanza los 22.000 hombres y mujeres y el presupuesto asignado sólo desde junio de 2010 a junio 2011 es de 1.400 millones de dólares.

Las vidas perdidas que estas instituciones de Naciones Unidas no protegieron rondan los 8 millones hasta ahora. La cuenta está lejos de finalizar. Las dictaduras de Uganda y Ruanda, que ellos han permitido estar en el poder durante tantas décadas, continúan tranquilamente sus objetivos en la región. El último de sus logros es la creación de la Comunidad Económica de África del Este. A primera vista, la idea parece un gran paso para el desarrollo de la región.

Conociendo las personalidades que encabezan y sospechosamente presionan por una apresurada realización de la Comunidad de África del Este, otros líderes y ciudadanos de países afectados deberían ser más firmes y críticos con la manera en la que están casi siendo intimidados para formar parte de ella. De hecho, la velocidad con la que las cartas de acreditación de Occidente están siendo presentadas a la casi formada Comunidad debería hacer surgir algunas preguntas en aquellos que se preocupan seriamente por el interés de la región.

La sociedad en Occidente está de alguna manera pagando con cortes drásticos de presupuestos debido a una crisis financiera sin precedente, el precio del aventurerismo de sus políticos. Es cierto que estos últimos han estado jugando con las vidas de los africanos a cambio de minerales para tecnología e industrias militares de los países desarrollados. Desgraciadamente, si bien no hay nada malo en buscar las riquezas donde quiera que estén, las multinacionales y los gobiernos asociados con ellas, no se han responsabilizado hasta ahora de las vidas de africanos que ellos ayudan a destruir. Como prueba, no se menciona en ningún momento la responsabilidad de Occidente en el recientemente publicado informe de Naciones Unidas sobre los crímenes cometidos en la RDC entre 1993 y 2003, pese a que hay muchas pruebas de su participación mediante el suministro de equipamiento, entrenamiento y consejos.

Es vergonzoso que gran parte del dinero del contribuyente de los miembros de Naciones Unidas haya sido desperdiciado en el TPIR, el MONUC y MONUSCO con tan pocos logros. Si hubieran estado menos politizados podrían haber logrado más. ¿Pueden haber sido una buena lección en la mala gestión de recursos públicos de la comunidad internacional? Si fuera así, al menos habría servido para algo útil.

Los africanos en general y particularmente los de la región de los Grandes Lagos deberían dejar de distraerse. Hay fuerzas identificables de Occidente usando señores de la guerra locales que trabajan continuamente para obtener algo de la riqueza de la R.D. Congo. Al mismo tiempo han estado durante años engañando maliciosamente a la opinión pública para distraer a la gente de los asuntos reales. Y persisten en demostrar que no se preocupan por las vidas de los africanos. Tomar la responsabilidad y posesión de sus destinos necesita convertirse en la segunda naturaleza de los africanos, si quieren ser libres de sus explotadores.

Tomado del blog “The Risisng Continent. Lions on the move”, de Ambrose Nzeyimana, donde fue publicado el 14 de octubre de 2010.

Traducido por Ana Dols para Fundación Sur.

1- Nota de la traductora- La siglas corresponden al Frente Patriótico Rwandés, liderado por el actual presidente de Rwanda, Paul Kagame.

2- Nota de la traductora- Juvénal Habyarimana fue presidente de Rwanda desde 1973 a 1994, cuando el avión en que viajaba fue derribado.

3- Nota de la traductora- Las siglas corresponden a la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo.

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