Tribunal de Justicia de ECOWAS versus Niger … Otra batalla ganada contra la esclavitud

27/10/2008 | Editorial

Aunque, según la ley, numerosos países abolieron la esclavitud hace muchos años – otros, como el Niger, lo han hecho más recientemente – , la Organización Internacional del Trabajo calcula que en la actualidad hay unos 12 millones de esclavos en el mundo, sobre todo mujeres y niños.

El Tribunal de Justicia de la Comunidad Económica de los Estados de África del Oeste (ECOWAS, siglas en inglés) ha reconocido que la joven, Adidjatou Mani Koraoum, de 24 años, ha sido “víctima de la esclavitud” y ha responsabilizado y multado a la República de Níger, por su inacción frente a su situación.

La multa ha sido solo de 15,000 euros, lo que no hace justicia a los doce años que Mani sufrió como esclava, ya que fue vendida cuando apenas tenía doce. Pero la sentencia pasará a la historia al condenar a un país por no haber hecho cumplir las leyes contra la esclavitud. Es un nuevo y significativo paso de la jurisprudencia en el camino que se está abriendo a saber: el deber de los Estados de velar por el cumplimiento de las leyes y tratados internacionales que han firmado.

Hasta hoy, muchos Estados han firmado tratados, protocolos y leyes internacionales aún a sabiendas que no las iban a cumplir. Lo que les importa es la imagen que puedan dar ante la comunidad internacional y están dispuestos a firmar cualquier cosa con tal de no desentonar en el conjunto. Todos sabemos, sin embargo, que una cosa es firmar un acuerdo y otra es cumplirlo. Hasta ahora, los Estados han campado a sus anchas, sin importarles demasiado que se respeten o no en su país los tratados internacionales. Les bastaba saber navegar entre una que otra crítica lanzada al aire. Con esta sentencia, puede ser que haya comenzado la cuenta atrás de dicho laxismo. Desde ahora, se podrá imputar a los Estados que no cumplen o no hacen cumplir las leyes que han firmado.

Esperemos que, algún día, los jueces no se limiten solo a responsabilizar al Estado, como institución anónima, sino que puedan poner nombre y apellidos a los responsables de gobierno que, pudiendo hacer algo para erradicar las lacras sociales, como la esclavitud, con su silencio e inacción, de hecho, facilitan su práctica entre sus pueblos.

Mani no solo ha ganado su caso, sino que ha dado esperanza a esos 12 millones de esclavos en el mundo, mostrando que es posible ganar la batalla contra la esclavitud, y luchar para erradicarla definitivamente. Y ahora esperemos que las sentencias de las Cortes internacionales no se queden solo en papel escrito.

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