Toda una lección, por José Naranjo

27/02/2012 | Bitácora africana

Este domingo por la mañana, una mujer senegalesa de mediana edad acudía a votar a su colegio electoral. Una a una, iba recogiendo sus papeletas con las fotos de los candidatos. Cuando llegó a la de Abdoulaye Wade, siguió de largo. El representante del PDS en la mesa se levantó y le dijo: «Tiene que coger todas las papeletas y luego elegir detrás de la cortina». Y ella le respondió «No, yo a ese señor no lo quiero ver más».

Esta mujer de mediana edad es la que este domingo ha enviado un mensaje al mundo. Allí donde las piedras y la quema de neumáticos fracasaron, el anónimo pueblo senegalés ha logrado una victoria. Mientras ciertos candidatos de la oposición, divididos e incapaces de movilizar a buena parte de la sociedad, se tropezaban una y otra vez con la policía que les impedía acceder a la plaza de la Independencia, los ciudadanos anónimos rumiaban su hartazgo en silencio, esperando la hora de pronunciarse para decir, alto y claro, que esta plaza sólo era un símbolo y no era Senegal en su conjunto y que la hora del retiro de este anciano que ha estado a punto de conducir a este país al desastre había llegado.

Aún es pronto para cantar victoria y no se puede olvidar que estamos ante un viejo y habilidoso zorro de la política, capaz de liarla en el último momento. Pero a estas alturas parece claro que Wade no ha ganado en primera vuelta y no ha alcanzado siquiera el 40% de los votos (a tenor de los resultados, aún parciales), lo que le sitúa ante el más que probable escenario de una segunda vuelta en la que tendrá difícil salir reelegido. El pueblo senegalés no ha perdonado a Wade su intento de forzar la Constitución. Y si ahora se estuviera cocinando una manera de torcer la voluntad de este pueblo no quiero ni pensar cuáles serían las consecuencias.

Otra cuestión es a quién tendrá enfrente. Durante la campaña, la caravana de Wade se cruzó varias veces con la de Macky Sall. En una de estas ocasiones, los periodistas preguntaron a Wade que cómo había visto a su ex primer ministro y ahora rival. El Viejo respondió con una ‘wadería’: «Veo que ha ensanchado en estos años», haciendo un expresivo gesto en referencia a la cintura de Sall. Lo que Wade no podía imaginar es lo mucho que había ensanchado. Macky Sall lleva cuatro años en campaña, recorriendo los pueblos y ciudades de Senegal, trabajándose cada voto como si fuera el decisivo. El que llevó en volandas a Wade a su segundo mandato en 2007 (fue su jefe de campaña) guardaba su as en la manga. Por eso ha llegado hasta aquí, por confiar en su propia capacidad y en la democracia senegalesa.

El único regusto amargo es que Macky Sall, el más que probable rival de Wade en segunda vuelta, no representa, en absoluto, un cambio real respecto a lo existente. Procedente de la órbita liberal como su antiguo patrón, Sall está lejos de abanderar un cambio de modelo para Senegal. Las opciones progresistas, divididas y enfrentadas, tendrán que atravesar su particular travesía del desierto para volver a intentarlo dentro de siete años. Pero da igual. Porque ayer no ganó Macky Sall, ayer ganó el pueblo senegalés que ha dado una lección de democracia y ha demostrado al mundo que África no tiene por qué ser ese lugar oscuro de machetes y golpes de estado, guerras y violencia, incrustado en el imaginario europeo como si fuera una maldición. Las urnas han salvado al final a Senegal. Al menos por ahora.

Original en Guinguinbali

Autor

  • Naranjo, José

    José Naranjo Noble nació en Telde (Gran Canaria) el 23 de noviembre de 1971. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid en 1994, ha seguido profesionalmente el fenómeno de la inmigración africana hacia Canarias, tanto desde la óptica de las Islas como desde los países de origen y tránsito de los irregulares. Así, para elaborar sus reportajes, publicados en diversos medios de comunicación, ha viajado por el sur de Marruecos, el Sahara, Argelia, Malí, Senegal, Gambia, Cabo Verde y Mauritania, donde ha recogido los testimonios de centenares de personas. Por este trabajo le fueron concedidos los premios Antonio Mompeón Motos de Periodismo 2006 y el Premio Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía Española 2007, en este caso junto al también periodista Nicolás Castellano.

    Buena parte de su trabajo está recogido en los libros Cayucos (Editorial Debate, 2006), con el que fue finalista del Premio Debate, y en Los invisibles de Kolda (Editorial Península, 2009). Además, es coautor de los libros Inmigración en Canarias. Procesos y estrategias (Fundación Pedro García Cabrera, 2008) y Las migraciones en el mundo. Desafíos y esperanzas (Icaria, 2009).

    Es redacror de la revista digital de información sobre África Guinguinbali donde tiene su blog Los Invisibles , que reproduciremos en Bitácora Africana

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