Esta mañana, Idris Anjorin ha llegado tarde una vez más al trabajo. Estresado y exhausto incluso antes de empezar su jornada, ha tardado tres horas, como de costumbre, en los temidos atascos de Lagos. Fue en 2009. «No quería llegar tarde otra vez, y ahí fue cuando un colega, que notó que mi estado de ánimo, me aconsejó ir en lancha», dijo a la AFP este e banquero convertido en empresario. «Al día siguiente llegué al muelle de Bayeku a las 6 de la mañana y en menos de una hora estaba en la oficina, lo que marcó un antes y un después en mi vida».

Bayeku es uno de los pequeños muelles que utilizan los operadores privados en la comuna de Ikorodu, una extensión de la inmensa megalópolis de Nigeria, separada por una enorme laguna de distritos comerciales como la Isla Victoria, Ikoyi y la Isla de Lagos. En una ciudad donde los precios de las vivienda siguen aumentando, muchos trabajadores no tienen otra opción y a menudo viven a las afueras de Lagos, lejos de su lugar de trabajo. El viaje en lancha, que dura menos de media hora, evita los atascos que empañan la imagen de la capital económica de África Occidental, donde ya viven casi 20 millones de habitantes. Pero por diversas razones, que van desde la escasa seguridad en el agua, hasta la falta de infraestructura, esta alternativa al automóvil sigue sin explotarse.

Consciente de su potencial, el actual gobernador del estado de Lagos, Akinwunmi Ambode, desea desarrollar el sistema de taxis acuáticos como parte de una política más amplia de transporte público destinada a desatascar las carreteras. «El agua compone el 25% (del territorio) de Lagos», recordó recientemente. El «gran plan» de las autoridades es «redirigir diariamente al menos a dos millones de pasajeros a las vías fluviales para así reducir el tráfico en las carreteras».

Más barato

El Gobierno pretende comprar siete nuevos transbordadores en los próximos meses y, sobre todo, alentar al sector privado a invertir, otorgando licencias de operación a nuevos operadores además de licencias para las 70 compañías ya existentes. Se han identificado hasta treinta itinerarios en las lagunas, donde será necesario dragar fondos y desarrollar vías navegables. Diez nuevos muelles también están en construcción.

En Bayeku, los pasajeros hacen cola temprano por la mañana para comprar los billetes. Todos aseguran que su vida ha cambiado desde que abandonaron el automóvil. «Ahora tengo más tiempo para estar con mi familia», dice Saheed Ayinla, un consultor de telecomunicaciones que se levantaba a las 4:00 de la mañana para estar en la oficina a las 8:00 hasta que optó por el transporte en lancha hace ya ocho años. «Me veo mejor, ¡no tengo que levantarme tan temprano ni que volver a casa tarde!». Además, según él, la lancha es «más barata» que el automóvil: «un viaje a Lagos Island, Lekki, Falomo o CMS / Marina (en los distritos comerciales) cuesta 600 nairas (1,4 euros) frente a 1000 nairas con el coche (2,3 euros)».

Lola Alawode, ingeniera química, también lleva moviéndose en lancha durante cuatro años «porque ahorra tiempo», pero no siempre esta tranquila, por culpa de los bajos estándares de seguridad a bordo. «Los operadores no aseguran el mantenimiento regular de sus embarcaciones (…) y esto pone a los pasajeros en riesgo», critica.

Seguridad defectuosa

Para explicar el débil desarrollo del transporte marítimo, los operadores privados destacan los altos costes operativos y la falta de apoyo público: «El coste de mantener nuestros barcos es prohibitivo y el Gobierno no está haciendo lo suficiente para ayudarnos», dice Justin Ogunbayo, propietario de Tango Oscar Marine Service. Este empresario comenzó su negocio en 2012 después de navegar durante 27 años como capitán de un buque mercante. Sus seis embarcaciones llevan al menos 400 pasajeros por día, muchos de los cuales son trabajadores de oficina y comerciantes. Pero tres de ellos «actualmente están inmovilizados», dice, porque no tiene el dinero para arreglarlos. Sus solicitudes para acceder a préstamos bancarios siguen siendo ignoradas, dice.

La Autoridad de vías fluviales de Lagos (LASWA), que regula el área, asegura que el dragado de las lagunas comenzará pronto. Para el secretario ejecutivo de LASWA, Pekun Falase, los accidentes generalmente se deben a un mal mantenimiento de los botes y a la sobrecarga, pero también a los barcos que dragan la arena ilegalmente para venderla a las empresas de construcción, o por los barcos abandonados en el medio de los canales. «LASWA no dudará en castigar a los operadores que ignoran las normas de seguridad y amenacen la vida de los pasajeros», afirma.

Se está llevando a cabo una campaña de concienciación acerca el uso de chalecos salvavidas en los muelles de Lagos, agrega Falase. «Esto es parte de las medidas para evitar muertes innecesarias en nuestras aguas».

Fuente: SlateAfrique

[Traducción, Juan Vacas]

[Fundación Sur]

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