South Africa: Toda una patata caliente

19/05/2008 | Opinión

El grupo de derechos humanos Khulumani, que representa aproximadamente a 36.000 sudafricanos y que ha demandado en los tribunales estadounidenses a más de 50 empresas que tuvieron tratos con el gobierno del “apartheid”, está relativamente satisfecho por el fallo del Tribunal Supremo de EEUU que abre el camino a que se reclamen más de 400.000 millones de dólares en daños.

La decisión no implica, sin embargo, que «haya motivos absolutos para las reclamaciones», según un abogado que representa el grupo. De hecho, la decisión fue adoptada con tecnicismos legales porque cuatro de los nueve tribunales del tribunal tuvieron que excusarse para no atender el caso ya que tienen acciones en algunas de las empresas afectadas por la demanda.

Según las normas del Tribunal Supremo de EEUU se necesita una mayoría de al menos cinco jueces a favor para que sea aprobado un caso.
De todos modos, tanto el grupo Khulumani como las otras organizaciones que representan a las víctimas del “apartheid” esperan que las compañías multinacionales asuman su responsabilidad al no respetar las sanciones económicas aprobadas por Naciones Unidas. Pero la decisión del Tribunal Supremo es una cosa y otra que se acepten las pruebas de las Reclamaciones de Agravio Ajeno estadounidense.

Desde el punto de vista legal se considera que las compañías involucradas no estaban violando la ley estadounidense al mantener una presencia en Sudáfrica, salvo que se pueda demostrar con ejemplos específicos que contribuyeron directamente a las violaciones de derechos humanos.

La justicia estadounidense será consciente, también, de las implicaciones más amplias del precedente que animaría otras reclamaciones internacionales. Las compañías estadounidenses están presentes prácticamente en todas partes del tercer mundo y el riesgo de ser demandados podría hacer que se pensasen dos veces sus inversiones en el mundo en vías de desarrollo.

La cuestión de las reparaciones económicas es un tema político delicado y hasta el gobierno sudafricano preferiría evitar la necesidad de hacer juegos malabares.

(Business Day, 14-05-08)

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