Sólo el ANC puede arreglar el «desastre Zuma»

10/04/2017 | Opinión

zuma2-2.jpgTodavía no se sabe qué hizo exactamente el presidente Jacob Zuma para enfrentarse al top seis del ANC, que estaban insatisfechos con su reorganización del gabinete y el despido de Pravin Gordhan como ministro de finanzas, además de Mcebesi Jonas como su diputado (entre otras reorganizaciones, a cual más opaca; ¿no era Tina Joemat-Petterson suficientemente servil, por ejemplo?).

Pero enfrentarse a ellos fue ciertamente lo que hizo Zuma. Tal vez tuvo algo que ver con el voto cambiante ejercido por Baleka Mbete, que es conocida por medir sus prioridades políticas con mucho cuidado.

O quizás fue simplemente que Zuma, habiendo ejercido su poder como jefe de estado en toda su extensión, se sentía lo suficientemente confiado como para decir un «NO» rotundo a Cyril Ramaphosa, Gwede Mantashe y Zweli Mkhize, los tres de los primeros seis principales del ANC que hicieron objeciones a la manera en que Zuma había barajado su mazo político para asegurarse resultados favorables para su red de patrocinio, y contra el consejo de cualquier persona que entienda remotamente algo de economía.

De cualquier manera, Zuma les ha dado la bofetada, y para Ramaphosa, por lo menos, este es probablemente el fin de sus ambiciones políticas. Si él era la esperanza de aquellos que estaban presionando para que el ANC se corrija y para que se detuviera la corrupción que ha arruinado el mandato de Zuma en el cargo, dicha esperanza se ha desvanecido.

Las preguntas que se plantean son si «no tenía lo que tenía que hay que tener» para «alzarse» contra Zuma, o si Zuma tenía «algo contra él» que hiciera que Ramaphosa se echara atrás. Puede que no tenga nada que ver con si Ramaphosa tenía o no tenía lo que hay que tener o algún trapo sucio, puede que simplemente se enfrentara a alguien que se ha hecho con todo el poder y que no va a retroceder.

Sin embargo, nos preguntamos si tener figuras como Ramaphosa y Mantashe hablando en contra de Zuma podría marcar la diferencia. ¿Se puso demasiada fe en la tradición democrática del ANC? ¿En los líderes del partido? ¿Confiamos en una historia que ha sido erosionada por los gustos de Zuma?

Detrás del velo de ejercer sus poderes constitucionales como presidente, Zuma consolidó su control sobre el poder y golpeó a varios opositores fuera de la arena. Sin embargo, no se ha mostrado particularmente ligado a la Constitución en el pasado, por lo que podemos asegurar que estaba haciendo uso de cualquier medio de poder a mano para aumentar dicho poder.

El presidente ha socavado sistemáticamente a las instituciones que podrían mantenerle bajo control, de la misma manera que socavó y rechazó incluso a quienes le habían apoyado en su ascenso al poder. Ya no los necesita y pueden ser rechazados; el Partido Comunista Sudafricano y COSATU volviéndose contra él y diciendole que debería irse, no van a hacer que se vaya.

Si los gritos de Ramaphosa y compañía fueron en vano, también lo serán los de Blade Nzimande. Como también lo serán todos los buenos discursos en el Parlamento. Y por desgracia también serán en vano todas las protestas y marchas antiZuma y anticorrupción. En todo caso, nos han recordado que Zuma es un político astuto. Él sabe dónde están sus apoyos. Y se aferrará a ellos, refugiándose en su fortaleza e insistiendo en que las voces disidentes son pocas y equivocadas.

Todavía depende del ANC arreglar este desastre.

Fuente: Mail&Guardian

[Traducción y edición, Mario Villalba]

[Fundación Sur]


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