Situación tensa en el Este del Congo: Revelaciones de los invasores ruandeses al sur de Lubero

1/07/2011 | Opinión

Desde enero 2011, los ruandeses invaden en pequeños grupos los dos territorios de Beni-Lubero, especialmente el sur del Territorio de Lubero, la zona minera de Manguredjipa-Etaitu-Biakatu, la base del monte Ruwenzori, el valle de la Semuliki y el Parque de Virunga, Eringeti, y varias localidades del Ituri, etc. Si en ciertos rincones de los territorios de Masisi y Rutshuru los ruandeses son fácilmente asimilables a las poblaciones ruandófonas que ya viven ahí, en Ituri son asimilables a los Hema, con los que tienen un parentesco histórico.

En los territorios de Beni y Lubero donde la población es densa y homogénea (99,9% de etnia Nande), los invasores ruandeses no tienen ninguna cobertura y ninguna coartada que pueda justificar o encubrir su invasión. Por ello las colonias de población ruandesa en Beni-Lubero nunca han hallado un subterfugio que pudiese “congolizarles”. Ante esta dificultad insuperable, el invasor en su extremismo habría decidido utilizar la fuerza, la violencia y el genocidio de los benilubereños. El silencio del gobierno y de la ONU, representada en el lugar por la MONUSCO, respecto de las masacres de los benilubereños, la falta de asistencia a las víctimas de los ataques de las presuntas FDLR [Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda] y a los congoleños desplazados de Beni-Lubero abandonados a sí mismos, hace temer lo peor sobre la continuación de la invasión en curso.

Este artículo intenta volver a situar la actual ocupación ruandesa en la historia reciente de la región de los Grandes Lagos africanos para demostrar que todos los motivos dados para justificar esta sangrienta ocupación son falsos e insostenibles, y que el silencio del gobierno congoleño y de la comunidad internacional sobre las criminales aventuras del régimen de Kigali es el mejor cómplice de la ocupación ruandesa.

Tras el genocidio ruandés de 1994, el Este de la RDC acogió casi 1,24 millones de refugiados ruandeses a petición de la ONU. En 1996, el llamado “plan francés” para el establecimiento de una fuerza internacional para supervisar la repatriación voluntaria de refugiados ruandeses y organizar una conferencia internacional para la paz en la región de los Grandes Lagos (resolución 1078 del Consejo de Seguridad de la ONU del 9 de noviembre de 1996), fue golpeado por el veto de Estados Unidos que apoyaba al régimen de Kigali. Efectivamente, para Kigali no hay paz ni reparto de poder con los genocidas Hutu. Estados Unidos dio todo su apoyo a la propuesta de Ruanda de intervenir solos en la República Democrática del Congo para supervisar ellos solos o con aliados de su elección, el desmantelamiento de los 35 campamentos de refugiados establecidos con el mandato de la ONU. Desde entonces, el régimen de Kigali decide él solo cuando quiere intervenir en la RDC. Sabe mejor que el gobierno congoleño y que todos los congoleños donde están sus enemigos y cuántos son en territorio congoleño, etc. La última declaración unilateral de Ruanda dice que rebeldes ruandeses que amenazan en la actualidad a su régimen se hallarían en el Parque de Virunga, es decir, en Beni-Lubero. Esto no supone ninguna sorpresa teniendo en cuenta la resistencia de la población de Beni-Lubero a la ocupación ruandesa y a la balcanización de la RDC. Desde que se realizó esta declaración unilateral la semana pasada en Kigali, el gobierno congoleño es incapaz de emitir un desmentido sobre esta enésima falsa acusación que Kigali quisiera utilizar como casus belli para la neutralización de Beni-Lubero.

Volviendo sobre el asunto de los refugiados, se puede decir que realmente hubo refugiados ruandeses en la RDC. Pero no hay evidencia histórica de refugiados congoleños en Ruanda. En su carta del 15 de noviembre de 1996 al Secretario General de la ONU, Ruanda se declara satisfecha de la operación de repatriación de los refugiados ruandeses y añade que una fuerza multinacional ya no es necesaria (S/1996/941). Con esta finalidad, el investigador belga Filip Reyntjens, anota que el asunto de los refugiados ruandeses en el Congo fue resuelto en noviembre 1996 con el desmantelamiento de 35 campamentos de refugiados ruandeses en Kivu, el de los rebeldes burundeses en octubre 1996, con el control de Kivu Sur por la AFDL [Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo, Fuerzas de Laurent Kabila que derrocaron a Mobutu en la RDC], y el de los rebeldes ugandeses ADF/NALU en diciembre 1996, con la toma de Beni y de Bunia por la AFDL (The New Geostrategic Situation in Central Africa. A Journal of Opinion, Vol. 26, Nº 1, Central Africa in Crisis, 1998, p. 12).

Los refugiados hutu ruandeses que huyeron de los 35 campamentos de refugiados ruandeses en Kivu fueron perseguidos por las tropas de la AFDL hasta el bosque de Tingi-Tingi donde la mayor parte fueron exterminados por los soldados, el cólera, la hambruna, etc. Para completar la información del profesor Reyntjens, se puede decir que los refugiados hutu ruandeses dejaron de ser una amenaza real para Ruanda tras las masacres de Tingi-Tingi en la Provincia Oriental, y las de Mbandaka y Bokungu-Ikela en la Provincia del Ecuador en 1997.

Para eternizarse en la RDC tras el éxito de la repatriación y del exterminio de los refugiados hutu ruandeses en los bosques del Este del país, los cerebros de la ocupación de la RDC crearon una rebelión tras otra (RCD-Goma, Jules Mutebusi, CMNP), y una milicia tras otra (FDLR, RUDI, Pareco, falsos Mai-Mai, etc.). Con el nacimiento de estas rebeliones y milicias instrumentalizadas por Kigali, se produjo un cambio ideológico en la ocupación ruandesa del país. En efecto, la nebulosa de rebeliones y milicias a menudo supuestamente extranjeras tenía por objetivo, no la conquista del poder en Ruanda, sino la toma del poder en Kinshasa o a falta de algo mejor, en Kivu. El hecho de que los dirigentes congoleños nunca hayan querido denunciar la flagrante contradicción de que estas rebeliones ruandesas maten congoleños e intenten hacerse con el poder en la RDC y no en Ruanda, explica el avance tan rápido de las acciones ruandesas, a pesar de sus múltiples contradicciones.

Si los refugiados ruandeses en la RDC fueron un hecho innegable, los refugiados congoleños en Ruanda en las proporciones dadas por el HCR y el PNUD son una pura y simple aberración.

El actual discurso del HCR y del PNUD sitúa estos refugiados congoleños en Ruanda en los años 1992 y 1993. Se dijo que escapaban de las guerras de la MAGRIVI (Mutua de Agricultores de las Viruga) en Kivu Norte, de las masacres del 20 de marzo de 1993 en el mercado de Ntoto cerca de Walikale, etc.

Si tal fuese el caso, los refugiados congoleños en Ruanda desde 1992 habrían sobrevivido al genocidio ruandés de 1994. Habrían elegido quedarse en Ruanda en el momento álgido del genocidio, mientras que los ruandeses huían hacia el Congo. Esta valentía de los refugiados congoleños ya habría sido documentada por los miles de investigadores del genocidio ruandés y después de él.

En 2002, tras la erupción volcánica en Goma, los ruandeses que huyeron durante algunas horas a Ruanda se negaron a que se montase allí un campamento para ellos, prefiriendo el calor ardiente de la lava de Goma al aire fresco de los campamentos de Ruanda.

Desde el genocidio de Ruanda en 1994, los auténticos congoleños no se refugian en Ruanda. Se van a Uganda, Kenia, Zambia, Tanzania, Angola, etc. Y cuando regresan a la RDC no necesitan al HCR ni al PNUD para reinstalarse. Regresan a sus lugares de origen donde les conocen.

Hacer remontar el fenómeno de los refugiados congoleños en Ruanda a la época del avance de las tropas de la AFDL en el Zaire, es también olvidar que no hubo movimiento de poblaciones congoleñas en el momento de este avance ya que las provincias congoleñas caían una tras otra sin combatir. Las fuerzas armadas zaireñas (FAZ), sin cobrar la paga y desmotivadas, no tenían ánimo para garantizar la defensa nacional. Las poblaciones congoleñas cansadas de 32 años de dictadura de Mobutu acogieron a la AFDL como un liberador. Y desde la fundación de la AFDL en 1996, el Este de la RDC está bajo la influencia del régimen de Kigali que utilizó a la AFDL para limpiar el Congo de refugiados hutu ruandeses entre 1996 y 1997. Por tal motivo, los investigadores hablan del segundo genocidio ruandés, término que a Kigali no le gusta oír.

Por lo tanto, todo el discurso que concierne la amenaza de las FDLR sobre el régimen de Kigali es pura propaganda para justificar la ocupación ruandesa del Este de la RDC. Las FDLR son pues y desde hace tiempo una amenaza para las poblaciones congoleñas. Son utilizadas, como lo fueron antaño el RCD-Goma y el CNDP, para justificar el control unilateral de Ruanda sobre la RDC.

Entre 2003 y 2011, la ocupación ruandesa de la RDC conoció un avance real, especialmente el de la integración de los rebeldes y de los milicianos del RDC-Goma, del CNDP y de las FDLR en el ejército congoleño, lo que llevó a los humoristas congoleños a hablar de las Fuerzas Armadas Ruandesas Desplegadas en el Congo (FARDC). Se puede por tanto decir que la fase de ocupación militar de la RDC ha concluido. La ocupación política también se adquiere mediante dinero contante y sonante. La ocupación ruandesa está actualmente en su momento más complicado, la de transferir poblaciones ruandesas a la RDC. Si se puede corromper un líder político, un jefe tradicional, etc., no se puede corromper todo un pueblo. Las revelaciones de los primeros contingentes ruandeses en el Sur de Lubero confirman esta realidad. Ellos también son víctimas de las mentiras y de los extremistas de la región de los Grandes Lagos al mismo nivel que los congoleños. Es por lo que dicen la verdad sobre su origen, alejándose de las tesis vehiculadas por los discursos oficiales de los extremistas en el poder de los dos países. De este modo, la pacificación de Ruanda y de la RDC vendrá del aislamiento de esos extremistas de Ruanda y del Congo, mediante la conjugación de las fuerzas de la población civil ruandesa y congoleña.

A partir de Enero 2011, los medios de comunicación al servicio de los extremistas de la región y de la balcanización de la RDC han fabricado nuevas tribus y categorías de personas en Kivu Norte, sobre todo los Hutu-Nande, los Tutsi-Hunde, los que regresaron a Ruanda, los refugiados congoleños en Ruanda, Uganda, Burundi y Tanzania, los congoleños desplazados en Masisi, etc. Esta diversidad de nombres para designar la misma categoría de personas, explica la dificultad del montaje de toda la operación.

Los ruandeses que llegan al sur de Lubero desde enero de 2011 al principio eran presentados como desplazados congoleños provenientes de Masisi. Sabiendo que Masisi fue el feudo del CNDP, teatro de las redadas de Nkunda, mientras que Beni-Lubero vivía en una paz relativa, ¿Por qué los Nande de Beni-Lubero, los que se dicen Hutu-Nande, no decidieron regresar a sus casas durante los estragos producidos por el CNDP en Masisi? ¿Por qué eligieron el momento durante el cual las supuestas FDLR masacraban a los Nande a diario, para regresar a Beni-Lubero de donde se habrían marchado huyendo de la inseguridad?

Todas estas preguntas comienzan a hallar respuestas durante las entrevistas con los propios invasores cuya politización ha fracasado visiblemente.

Con ocasión de nuestra investigación en el sur de Lubero, nos encontramos con esos invasores ruandeses y ellos mismos nos contaron su historia. La mayoría carecen de malicia y se expresan sin ambages. Dicen que la mayor parte provienen de Ruanda, que han aprendido el Kinande y el Kiswahili allí mismo, etc. Algunos pertenecen a las FDLR que fueron repatriados a Ruanda pero que regresaron al Congo encabezando a los que no lo conocían. Desde Ruanda se dirigieron a Masisi donde recibieron certificados de pérdida de documentos de identidad o de las tarjetas de miembros del PPRD, etc. Todos fueron alistados sin problemas en el sur de Lubero. Los que no pasaron por Masisi y no tenían ningún documento de identidad congoleño se marcharon de Luofu en camiones FUSO para ser alistados en Goma. Tras ser alistados esos camiones los trajeron de vuelta al sur de Lubero. De ese modo, el 100% de los invasores ruandeses son alistados, mientras que los congoleños autóctonos carecen de centros de reclutamiento. Así, cuando la CENI blande la cifra de alistados, habría que preguntarle por la identidad de los registrados (ruandeses, mineros, militares, etc.).

¿De qué viven?

Tienen mucho dinero y compran su comida en el mercado. Los más politizados de ellos fingen ser pobres y van junto a los grandes terratenientes para pedirles trabajo remunerado. En realidad, buscan contactar con los agricultores influyentes de la zona para conocer sus fuerzas y sus debilidades…

¿Cuántos son?

Es difícil de decir ya que están hacinados en los campamentos. Algunos no salen. Lo que sorprende a los congoleños es que cada familia tiene una media de 70 u 80 miembros, con muchos de ellos que ni se parecen, o que tienen la misma edad. La cantidad de niños entre 5 y 10 años es muy elevada. Según los observadores, esos niños habrían sido sometidos a un lavado de cerebro antes de salir de Ruanda. Con mapas falsificados, habrían aprendido que Kivu es una parte de Ruanda y que sus antepasados habían dejado allí tierras vastas y fértiles donde practicaban la cría de vacas, etc.

¿Qué religión practican?

Los invasores ruandeses en el sur de Lubero son mayoritariamente Adventistas del Séptimo Día. Sólo algunos son cristianos protestantes o católicos.

¿Cómo les acoge la población local?

La población local es intimidada por ciertos jefes tradicionales que no paran de decirles que un ataque de los invasores ruandeses provocaría un genocidio de congoleños. Lo que hace afirmar a los congoleños que esos invasores están armados o que están apoyados por un ejército capaz de realizar un genocidio. Pero lo que impide la confrontación es el hecho que hasta ahora los invasores no han puesto las manos encima de las tierras de los autóctonos. En efecto, es la tierra la que constituye la pólvora de los cañones de las guerras étnicas. Los invasores pueden robar los minerales pero no deben tocar lo que constituye la vida o la supervivencia de los autóctonos. Ser desposeído de su tierra es una declaración de guerra que no deja indiferente al desposeído. Las tierras que los invasores ruandeses ocupan en la actualidad son concesiones del Estado. Según los propios invasores ruandeses, están esperando una empresa de construcción en el sur de Lubero para que les construya unas casas adecuadas. Con lo cual, la actual cohabitación puede volar en pedazos en cualquier momento.

¿Se puede hablar de una cohabitación pacífica?

Sí y no.

Sí, porque no hay guerra entre los ruandeses y los congoleños. Se encuentran en el mercado, en las iglesias, y los niños ruandeses salen de los campamentos para jugar con los congoleños, algunas ONG locales visitan los campamentos, etc.

No, por los agravios comparativos como la facilidad de alistamiento y el sostén alimentario del que disfrutan los invasores, que agrian el ánimo de los autóctonos y hace que desprecien más que antes a las ONG internacionales. Es sorprendente que el gobernador de la provincia elija este momento para una cena de agradecimiento a los representantes de esas ONG que constituyen según la población local la mano secular de la ocupación en curso. En una región que dice ser el pariente pobre del programa de estabilización y reconstrucción (STAREC), el desfile de camiones de la Cruz Roja repletos de víveres para los invasores ruandeses comienza a generar celos. Allí mismo, en el sur de Lubero, las radios así como los predicadores de las iglesias no hablan mucho públicamente de esta invasión por miedo a los asesinatos y otras exacciones dirigidas. ¡Un enorme incendio se está incubando pues bajo la ceniza!

¿Quién gestiona esta implantación de ruandeses en el sur de Lubero?

Todo se ha hecho de tal modo que las personas y las asociaciones que gestionan esta invasión no sean bien conocidas. El HCR y el PNUD no se prodigan en el lugar, al menos no visiblemente. Los camiones que aseguran su transporte no llevan puestas etiquetas de ONG, excepto los de la Cruz Roja que realizan varias lanzaderas entre Beni y el sur de Lubero. Los conductores de estos camiones son aparentemente congoleños que no se arriesgan a hablar. Para ocultar a los auténticos proveedores de fondos de esta invasión, se habría tomado la precaución de utilizar como intermediarios a ciertos comerciantes de la región. Es así como éstos hacen llegar la mercancía a su nombre, compran terrenos a su nombre, y utilizan sus depósitos para el almacenamiento de los bienes destinados a los invasores. Ya se rumorean muchos nombres y sus depósitos ya son conocidos por los observadores del lugar. Los gobiernos central, provincial, territorial y local hacen la vista gorda. Es bien sabido que ninguna ocupación extranjera se consigue sin la colaboración de los hijos del territorio ocupado. En la lista de los colaboracionistas congoleños se encuentran políticos, clérigos, comerciantes, ONG, jefes tradicionales, etc.

¿Cuál es el futuro de esta implantación de ruandeses en el sur de Lubero?

La población local no sabe nada. Como en todo complot, el plan de ocupación se ejecuta sin concertación con la población civil congoleña, que es la diana. Por culpa de esta opacidad, es difícil para los hombres y mujeres deseosos de paz ofrecer su mediación para la resolución pacífica del conflicto. Los ejecutantes parecen preferir la fuerza militar que pondrá a los congoleños ante un hecho consumado y sin vuelta atrás.

Edgar Kahindo

Enviado especial del Racodit y de Beni-Lubero Online en el sur de Lubero.

© Beni-Lubero Online, 29 de Junio de 2.011.

Traducido por Juan Carlos Figueira Iglesias, para Fundación Sur.

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