Sin dinero y sin amigos, Egipto redescubre sus raíces africanas

23/01/2017 | Crónicas y reportajes

al_sisi.jpgCorren tiempos difíciles para Egipto y su presidente, Abdel Fattah el-Sisi. La economía egipcia está llevando a cabo un rendimiento bajo, obligando a su gobierno a acercarse al Fondo Monetario Internacional y pedir un crédito de 12.000 millones de dólares.

El desempleo alcanza ya el 12.6% y sigue aumentando. El terrorismo es un problema importante; el ataque más reciente, reivindicado por el Estado islámico, provocó la muerte de, al menos, 25 personas en una catedral copta en el centro de El Cairo.

En la región, la posición de Egipto se ha complicado debido a una importante disputa con su, hasta ahora, principal aliado, Arabia Saudí. Los dos países no han logrado alcanzar un acuerdo sobre cómo manejar la Guerra de Siria. El desacuerdo ha culminado con la votación de Egipto en octubre contra la posición de Arabia Saudí en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Como respuesta, Arabia Saudí detuvo inmediatamente las exportaciones de petróleo a Egipto.

Sin dinero y sin amigos, Egipto está buscando alternativas. Según informaba la publicación The Economist: «Las acciones de Arabia Saudita pueden estar empujando a Egipto a las manos de los rivales del reino. Tras la interrupción del envío de combustible, Egipto acordó importar petróleo de Irak, que ahora tiene estrechos vínculos con Irán. Esto está en consonancia con los esfuerzos de Al-Sisi para diversificar las alianzas de su país después de que el apoyo de América, su principal partidario, flaqueara tras el golpe de estado. Donald Trump, el actual presidente de Estados Unidos, ahora parece inclinado a apoyar a Al-Sisi, ignorando su terrible historial de derechos humanos. Egipto se ha acercado también a Rusia, con la que realizó ejercicios militares conjuntos el mes pasado».

Finalmente, Egipto abraza su identidad africana

Lo que The Economist no mencionó es que Egipto también está buscando nuevos amigos en una dirección diferente: el Sur. Después de años de intentar suprimirla, Egipto finalmente está abrazando su identidad africana. Egipto no siempre ha estado cómodo al reconocer su realidad geográfica. Aunque el líder independentista Gamal Abdel Nasser era un panafricano comprometido (fue uno de los miembros fundadores de la Organización de la Unidad Africana), era un panarabista aún más comprometido. Sus sucesores, Anwar Sadat y Hosni Mubarak, siempre pusieron a Oriente Medio en primer lugar.

El actual presidente, Al-Sisi, quiere cambiar esto. «Mi país está comprometido con África y no escatimará esfuerzos para extender y fortalecer los lazos y la integración de todos los países africanos, de modo que podamos impulsar su desarrollo económico y social», explicó en una reunión de presidentes y líderes empresariales africanos en febrero de 2016. Al-Sisi habló en un lujoso foro en la ciudad balnearia egipcia de Sharm el-Sheikh, organizado por el gobierno egipcio como una declaración inequívoca de intenciones. El mensaje fue claro: finalmente, Egipto mira hacia el sur y tiene la intención de acabar con las diferencias históricas entre el país y África subsahariana.

«Nos queda mucho por hacer», observó el embajador, Hazem Fahmy, jefe de la Agencia de Cooperación para el Desarrollo de Egipto. «Esto es un comienzo», añadió.

Fiel a la promesa de Al-Sisi, Egipto ha estado compensando el tiempo perdido. En los últimos meses, Egipto ha invertido más de 8.000 millones de dólares en el continente. Egipto también ha conseguido unirse al Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana (UA) este año, y contribuye aportando un 12,5% del presupuesto del mismo. Además, participa en las operaciones de mantenimiento de paz en todo el continente, incluyendo en Sudán, Sudán del Sur, Costa de Marfil, Liberia, la República Democrática del Congo, Mali y el Sáhara Occidental.

A pesar de estos progresos en la consolidación de sus relaciones con el resto de África, Egipto todavía debe enfrentarse a grandes retos. Annette Leijenaar, jefe del Instituto de Estudios de Seguridad Operaciones de Paz Y la División de Construcción de Paz observaba que «El continente tiene mucho que ganar con este renovado compromiso entre Egipto y el resto de África y su capacidad para navegar en diferentes regiones y foros. Sin embargo, hay preguntas importantes que deben ser respondidas sobre la relación entre Egipto y una de las otras potencias militares del continente y anfitrión de la UA, Etiopía. La disputa entre ambos países en torno al proyecto de la Gran Represa Renacimiento Etíope en el Nilo aún no ha sido totalmente resuelta, ni a través de los canales de diálogo que existen entre los dos país ni con la colaboración de otras partes interesadas».

Egipto teme que Etiopía pueda utilizar su nueva presa para restringir su acceso a las aguas del Nilo, algo que podría perjudicar a la agricultura y la industria egipcia. Algunos altos cargos egipcios han amenazado en anteriores ocasiones con una posible guerra abierta, pero la actual actitud de Al-Sisi hacia África sugiere que está planeando utilizar primero la ruta diplomática.

Racismo contra el África negra

Otro tema importante es la arraigada cultura egipcia contra el África negra. «Existe un desprecio asombroso hacia todo lo que es africano», expilica Abdel Rahman Sherif, fundador del blog Negros en Egipto. «Los egipcios incluso se ofenden si se refieren a ellos como africanos», añade. Estos sentimientos no crean el ambiente ideal para mejorar las relaciones entre Egipto y el resto del continente, y el gobierno tendrá que trabajar conscientemente para cambiar estas actitudes si quiere realmente involucrarse con sus socios africanos.

Estos desafíos demuestran que el camino a seguir es largo y difícil. No obstante, si Egipto es realmente capaz de reorientarse como una potencia africana, entonces es muy posible que pueda darse una situación en la que ganen ambos, Egipto y el continente.

«Egipto ha hecho progresos positivos desde junio de 2014con su vuelta a la escena africana en los campos político, diplomático e institucional. Al mismo tiempo, no se deben perder de vista los retos internos de Egipto como la lucha contra el terrorismo, la necesidad de fortalecer las instituciones democráticas y los derechos humanos y combatir el aumento del desempleo, entre otros. El futuro de Egipto está en las arenas de África y junto con el resto del continente, es necesario un largo camino de revitalización y esfuerzo conjunto para abordar los desafíos de Egipto y el resto de África», concluye Leijenaar.

Simon Allison

Rogue Chiefs

[Traducción, Clara Esteban García]

[Fundación Sur]

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