SIGUE SIENDO LA HORA DE ÁFRICA.

23/11/2015 | Editorial

Con frecuencia olvidamos y hasta desconocemos el impresionante enriquecimiento que África ha aportado a Europa y al mundo, a lo largo de la historia.

Desde el principio, se estima que, la misma rama evolutiva, que lleva al hombre actual, erguido y “sapiens”, separándose de los chimpancés, hace entre 5-7 millones de años, apareció próspero y con gran éxito en la sabanas arboladas del este del continente africano hace 4 millones de años.

El más antiguo de los humanos modernos vivió en lo que hoy es Etiopía y África Oriental, hace unos 200.000 años. Sus restos fueron descubiertos en 1967 por el paleontólogo Richard Leakey y su equipo en las riberas del río Omo.

Por tanto, no solamente el pasado de la humanidad, sino el presente y el futuro de nuestro planeta y de la familia humana, sigue estando fuertemente unido al continente africano.

Mirando a los últimos 2.000 años, notamos el gran protagonismo del continente africano en el mundo occidental.
La civilización y maravillas del antiguo Egipto durante 500 años son todavía admiradas, como parte de la grandeza de África, que ha enriquecido Europa durante miles de años.

La historia nos dice que los Moros y los árabes gobernaron el sur de Europa durante 781 años, desde 711 hasta el 1492, y aportaron civilización y desarrollo a Europa, a través de España, en muchos ámbitos: filosofía, arquitectura, ciencias, literatura, agricultura, industria textil, arte, música, etc. Los signos y ejemplos de dichas culturas son patentes hoy día, en gran parte de nuestro territorio nacional.

Durante la última década particularmente, África está volviendo a España, y esta vez para quedarse. Somos ya una sociedad inter-étnica, inter cultural, inter continental y global.

África, y especialmente el África negra, nos muestra como convivir sin fanatismos, como acoger a las personas de otras culturas y religiones, y como valorar las relaciones interpersonales por encima del negocio, del poder y del lucro.

Con 35 años de experiencia en Uganda y África oriental, puedo afirmar que los pueblos africanos, particularmente del África subsahariana, nos muestran el camino hacia una sociedad intercultural y global, más humanizada, solidaria y justa.

Mientras los occidentales aprendemos a colaborar de forma justa y solidaria con los pueblos africanos para el desarrollo sostenible de todos, comencemos por “dejarles en paz” y poner fin a la expropiación masiva y violenta de sus recursos.

Los gobiernos occidentales siguen mostrando su miopía y egoísmo político y económico, delatando en sus intentos de resolución de conflictos internacionales, una hipocresía sin límites.

Los últimos actos criminales en Francia delatan esta misma gestión inhumana y contradictoria, de los gobiernos occidentales, porque:

? Mientras bombardean puestos yihadistas en Siria, Irak, etc. gobiernos del G20 siguen vendiendo armas a los mismos yihadistas y gobiernos que les venden petróleo, como se lo reprochó el mismo Putin, quien tampoco tiene manos limpias.

? Mientras gobiernos y multinacionales expropian la tierra y recursos naturales y minerales de África, muchas veces con violencia, les envían luego algunos sacos de maíz para intentar lavarse la imagen.

? Mientras la política económica regional y global hace la vida imposible a muchas sociedades africanas en sus países de origen, obligándoles a emigrar por millones, luego les cerramos las puertas y hasta levantamos vallas para que no lleguen a nuestras fronteras.

? Mientras seguimos negando a los pueblos africanos, ricos en recursos, acuerdos de colaboración justos y éticos, queremos silenciar las voces que claman dálogo y equidad, con limosnas y donativos asistenciales, que no pueden sanear la raíz del mal y siguen además creando dependencia.

? Mientras los gobiernos occidentales no quieren terminar con la violencia de grupos radicales, cerrando las fuentes de financiación, pues reduciría su tráfico de armas y su control del poder, siguen hablando de “liberté, egalité y fraternité”.

¿Hasta cuando permitiremos que esta hipocresía criminal y estructurada de la mayoría de los gobiernos siga funcionando?. Con acuerdos políticos y económicos eficaces los gobiernos occidentales y regionales podrían aislar y superar a cualquier grupo terorista.

¿Cuándo aprenderemos de las culturas del África negra particularmente, a convivir sin fanatismos, a cómo acoger a las personas de otras culturas y religiones, y a cómo valorar las relaciones interpersonales por encima del negocio, del poder y del lucro?

Como siempre, es la gente sencilla, en este caso la de África negra, y la del continente africano, la que nos está indicando el camino para la convivencia intercultural pacífica y realmente solidaria.

¿Seremos capaces y suficientemente humildes y sabios, para seguir aprendiendo a convivir de la gente sencilla de África, para colaborar con ellos en sus países de origen promoviendo un desarrollo integral y para acogerles entre nosotros cuando lleguen?

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