Serie Grandes Mujeres Africanas: Hadijatou Mani Koraou

18/01/2019 | Crónicas y reportajes

Estamos ante una mujer africana extraordinaria: la primera exesclava africana que ha llevado a los tribunales al Estado de Níger, su país natal, y a su antiguo dueño; y la primera en salir vencedora en semejante contienda judicial.

Los hechos

Mani Koraou, pertenece a la etnia Bouzou, cuyos miembros son considerados esclavos por los Hausas. Hija de madre esclava, nació en la esclavitud, en la república de Níger. En 1996 fue vendida por el dueño de su madre a un jefe tribal llamado El Hadj Souleymane Naroua, un hausa, que pagó por ella el equivalente a unos 500 dólares. Hadijatou tenía entonces 12 años; su compra se hizo en el contexto tradicional de la Wahiya, lo que supone que la joven es adquirida para ser sirvienta y concubina de su dueño. De hecho Hadijatou Mani fue violada por primera vez por su dueño cuando sólo tenía 13 años. Durante 9 años trabajó para Naroua (quien la maltrataba con frecuencia) además de ser su esclava sexual. Durante sus años de esclavitud tuvo tres hijos, de los que sólo uno sobrevivió y permanece con su padre.

A pesar de que, en 1926, la Convención contra la Esclavitud ilegalizó esta lacra, y a pesar de que en Níger, Malí y Mauritania, la esclavitud está oficialmente prohibida, sigue ampliamente practicada, ante la actitud pasiva de sus gobiernos, que pretenden que en sus países la esclavitud no existe.

Cuando en 2004 el Estado nigerino criminalizó la esclavitud y endureció las penas contra dicha práctica, su dueño Naroua la liberó y le dio el “certificado de libertad”, aunque no le permitió marcharse alegando que Hadijatou era su esposa. Las mujeres adquiridas, como lo fue Hadijatou, son llamadas “Sadak” o quinta mujer; es decir, que no está casada legalmente ya que el Islam solo permite tener hasta cuatro esposas. Hadijatou no aceptó las exigencias de su ex-dueño y se enzarzaron en una prolongada disputa legal. Con una sentencia en su favor, aunque contestada por Naroua, Hadijatou se casó con un marido elegido por ella libremente. Naroua la acuso de bigamia y gano el caso en el tribunal por lo que Hadijatou, su esposo y su hermano tuvieron que pagar una multa y fueron encarcelados. Recurrieron la sentencia y fueron liberados dos meses más tarde.

Contra la esclavitud

La organización Timidria (solidaridad – fraternidad), que lucha contra la esclavitud y promueve los derechos humanos, fue fundada en Niamey, Capital de Níger, en 1991. Fue esta organización, apoyada por Anti-Slavery International (La Liga contra la Esclavitud), la que consiguió que el gobierno de Níger penalizara la esclavitud. Desde entonces, Timidria se esfuerza en educar a los esclavos informándoles de sus derechos. Muchos esclavos ignoraban su nueva condición de libertad, siendo como eran analfabetos, sin acceso a los medios de información. Fue a través de estas instituciones que Hadijatou Mani conoció la abolición de la esclavitud en Níger y decidió que nunca más sería esclava. “Me golpeaban con tanta frecuencia -nos dice- que me escapaba a mi familia, pero al día siguiente, o a los dos días, me devolvían a casa de mi amo. Yo entonces no sabía qué hacer, pero desde que me enteré de que la esclavitud había sido abolida me dije: nunca más seré esclava”. Fue así como comenzó su larga lucha por la libertad.

Ante los tribunales

A pesar de su posición de inferioridad, Hadijatou Mani decidió delatar su situación ilegal y reclamar sus derechos y su dignidad. Apoyada por Trimidi y por la Anti-Slavery International, se enfrentó a su dueño, Naroua, ante los tribunales; concretamente ante la corte civil y tradicional de Konni, para poder abandonar Naroua y establecerse en un lugar de su propia elección. El tribunal le dio la razón, alegando que no era esposa de su ex-dueño ya que nunca había mediado consentimiento en dicha relación, ni se había realizado ninguna ceremonia religiosa o se había pagado dote alguna. Fue entonces cuando Hadijatou Mani se fue a vivir a su casa paterna y tomó libremente por esposo a Ladan Rabo.

Disconforme con este fallo, Naroua llevó el caso a un tribunal superior, que dictaminó que una esclava liberada esta de hecho casada con su dueño al ser liberada. Siguieron varios recursos por una y otra parte, incluso ante la Corte Suprema, a la que Hadijatou pidió “la aplicación de la ley contra la esclavitud y prácticas semejantes”. El Tribunal Supremo no consideró este aspecto y reenvió el caso al tribunal de primera instancia, aunque ordenando que se revisara el caso. Fue entonces cuando el tribunal de primera instancia dictaminó que Hadijatou Mani podía divorciarse de su antiguo amo, pero que tenía que esperar tres meses antes de contraer un nuevo matrimonio. Naroua aprovecho que Hadijatou ya había contraído matrimonio para acusarla de bigamia ante el más alto tribunal de apelación. Éste la condenó, junto con su esposo y su hermano, a seis meses de cárcel y a una multa correspondiente a unos 500 dólares. Estando ya en la cárcel, Hadijatou recurrió a la Sección Criminal de la más alta Corte de Apelación quien determinó la puesta en libertad de los detenidos, quedando pendiente su divorcio del dictamen último del Tribunal.

hadijatou_mani_koraou.pngFinalmente, Hadijatou Mani decidió llevar su caso a la Corte de Justicia de la Comunidad Económica de los Estados de África del Oeste (ECOWAS), de la que Níger es miembro. Ante dicha Corte, alegó que el gobierno de Níger había violado varios artículos de la Carta Africana de Derechos Humanos, por no haber tomado medidas apropiadas para abolir la esclavitud y la discriminación contra la mujer por su origen social. También pedía reparación de los daños sufridos durante los nueve años de esclavitud con Souleymane Naroua.

El gobierno de Níger objetó, alegando que cuando la acusación había sido interpuesta Hadijatou Mani ya no era esclava y que, además, no todos los recursos legales de los tribunales locales de Níger habían sido agotados. Estas objeciones fueron desestimadas por la corte de ECOWAS, que, el 27 de octubre de 2008, publicó la sentencia del Tribunal de Justicia condenando al gobierno de Níger por su negligencia en cumplir con su deber de defender a sus ciudadanos contra la práctica ilegal de la esclavitud. El Estado debería compensar a Hadijatou Mani con 19.000 dólares por los perjuicios causados.

La razón más poderosa que había empujado a Hadijatou Mani a llevar el caso a ECOWAS fue asegurar la libertad de sus dos hijos, ya que, según la costumbre en Níger, los hijos de esclavos son automáticamente propiedad del dueño de dicho esclavo. “Yo sabía -nos dice Hadijatou Mani- que éste era el único medio de proteger a mis hijos de sufrir la misma fatalidad que yo había sufrido. Nadie merece ser esclavizado.”

El 17 de Marzo de 2009, el Gobierno de Níger le pagó la compensación en su totalidad; con ella Hadijatou ha podido, como era su intención, construir una casa modesta, en la que vive con su familia, y comprar algún ganado que la hace económicamente autosuficiente. También ha podido invertir algunos fondos con vistas al futuro. Los cargos de bigamia que pesaban sobre ella han sido abandonados, por lo que Hadijatou Mani es ahora una mujer totalmente libre.

Consecuencias de la sentencia de ECOWAS

Si he insistido tanto en el tortuoso proceso legal, que ha llevado a esta sentencia final, es por la importancia que ella reviste. También porque su lucha muestra la entereza de esta mujer, la primera en África, al desafiar a su propio gobierno desde una situación de esclavitud; una mujer sin educación, pero convencida de la dignidad humana y de los derechos de la mujer a la igualdad y la justicia.

Este juicio ha sido considerado como histórico, y lo es por varios motivos:

– Es uno de los primeros casos ganados a nivel internacional, que expone y condena la práctica de la esclavitud en Níger, cuyo Gobierno sigue negando su existencia. Esta sentencia tendrá sin duda un impacto en la legislación internacional.

– Restablece los derechos de la víctima, pudiendo, en el futuro, influenciar casos semejantes, aunque esta eventualidad queda por ver.

– La compensación recibida es un reconocimiento del derecho de la victima a reinsertarse, de manera digna, en la vida de la comunidad.

Ya hemos insinuado que el impacto de esta sentencia en la práctica de la esclavitud en Níger y países vecinos no va de sí. Se requiere una colaboración de los Gobiernos concernidos con los tribunales regionales e internacionales. Dichos Gobiernos tendrán que hacer un análisis y una evaluación de la esclavitud en sus países. Por otra parte, queda el problema, general en África, de bien definir la relación entre la legislación oficial y la ley tradicional, que en el caso de Hadijatou Mani jugó un papel desestabilizador, creando confusión.

En África, el atropello de la mujer sigue siendo moneda corriente y quizás se haya agravado con los conflictos étnicos y los numerosos grupos rebeldes que operan en el continente. Con todo, un acuerdo de las legislaciones nacionales y tradicionales con la ley internacional sentaría las bases para un avance de la justicia y de los derechos humanos en el continente.

Reconocimiento

Hadijatou Mani ha sido honrada en varias ocasiones por su coraje y determinación. Entre otras retribuciones se le ha concedido el US State Departament´s Internacional Woman of Courage award 2009. (Premio internacional Mujer Valiente 2009, del Departamento de Estado de Los EE. UU.). También fue nombrada, por el Time Magazine, como una de las 100 personas más influyentes en 2009.

Bartolomé Burgos

Autor

  • Burgos, Bartolomé

    Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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