Serie Grandes Mujeres Africanas: Ellen Johnson-Sirleaf, Presidenta de Liberia y primera mujer Presidente en África

8/03/2019 | Crónicas y reportajes


Ellen Johnson-Sirleaf es una mujer vigorosa, audaz, ambiciosa y controvertida. En sus memorias publicadas en 2009, con el título: “Esta niña será grande”, nos cuenta cómo un anciano pronunció sobre ella, cuando niña, las palabras que titulan sus memorias. Quizás este mensaje, asumido como una especie de profecía, ha dinamizado toda su vida y su quehacer político. En todo caso, la predicción se ha cumplido y Ellen Johnson-Sirleaf ha sido grande, en sus éxitos, en su osadía y en sus opciones a veces ambiguas y casi siempre arriesgadas.

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Contexto

Conviene recordar algunos datos básicos de la historia de Liberia que permiten establecer el contexto en que se sitúa el personaje que nos ocupa y sus actividades profesionales y políticas.

Liberia fue fundada por ciudadanos de Estados Unidos, a comienzos del siglo XIX, para establecer en ella a esclavos africanos liberados. Esto fue posible gracias a la conjunción del movimiento “Retornar a África”, promovido por Afro-Americanos líberos, con las compras y conquista de tierras llevadas a cabo por “sociedades” estadounidenses en África Occidental para el asentamiento de antiguos esclavos. Algo parecido llevó a cabo Reino Unido en Sierra Leona.

La administración blanca de la colonia pronto comenzó a transferir el control de la misma a los liberianos de origen afro-americano. En 1846, Joseph Jenkins Roberts proclamaba la independencia de Liberia con el beneplácito de los administradores blancos. Curiosamente los antiguos esclavos, ahora colonos, trataron a la población indígena (mayoritaria en un 95%) con el mismo desdén con que los blancos los habían tratado a ellos en América, negándoles, entre otras cosas, el derecho a votar. Las relaciones entre los recién llegados y sus descendientes con los aborígenes fueron tensas, desde los comienzos, con enfrentamientos continuos hasta que en 1980 un sangriento golpe de estado, liderado por el sargento Samuel Doe, derroco al régimen Américo-liberiano. Desde entonces hasta 1989, la desafección al nuevo régimen militar fue creciendo hasta desencadenar la guerra tribal y civil que arruinó el país.

Orígenes de Ellen Johnson-Sirleaf

Ellen Johnson-Sirleaf nació en 1938 en Monrovia, Liberia. Su padre, de nombre Jenneh, fue hijo de un jefe Gola (etnia indígena), y fue el primer liberiano aborigen miembro de la Asamblea Legislativa. Su madre perteneció también a una etnia local, aunque diferente a la de su padre. Entre sus ancestros se cuenta un abuelo alemán, que tuvo que huir cuando Liberia optó contra Alemania en la primera guerra mundial. Johnson-Sirleaf no pertenece a la minoría Américo-liberiana aunque se considera de cultura estadounidense-liberiana. Se casó a los 17 años con James Sirleaf, un marido abusivo del que se divorció a los 21 años, cuando ya había procreado cuatro hijos. Después del divorcio sólo se le permitió la custodia de uno de ellos. A partir de esta experiencia matrimonial desafortunada, su relación con los hombres fue estrictamente profesional o política.

Formación

Entre 1948 y 1955 adquirió una formación básica que incluía economía y contabilidad, en Colegio de África del Este, en Monrovia. En 1961 se traslado a los Estados Unidos para estudiar ciencias económicas y administración de empresas. En la Universidad de Colorado se graduó en ciencias económicas y en la Universidad de Harvard obtuvo un máster en administración pública.

Iniciación política

Terminados sus estudios, en 1971, volvió a su país donde sirvió en el gobierno, durante el mandato del entonces presidente William Tolbert, como ministro adjunto de finanzas. Más tarde, fue ministro de finanzas, aunque a los 18 meses está función fue interrumpida por el sangriento golpe de estado del sargento Samuel Doe que derroco y asesinó al último presidente de la élite Américo-liberiana, William Tolbert, con 13 de sus colaboradores. Sirleaf se libró de la matanza a pesar de que tenía fama de insobornable y de haber criticado la corrupción generalizada. Aceptó ser consejera informal de Samuel Doe y más tarde aceptó también la gestión de un banco gubernamental, esperando poder influenciar al régimen de manera positiva.

ellen_johnson-sirleaf.jpgCuando, en 1985, el gobierno militar de Samuel Doe convocó elecciones nacionales, Ellen J. Sirleaf presentó su candidatura al senado. Durante la campaña criticó duramente al gobierno militar por lo que fue detenida y condenada a 10 años de prisión, aunque poco después fue liberada y se le permitió abandonar el país.

Durante sus años de exilio, trabajó como economista para el Banco Mundial, el Citibank y otras instituciones financieras internacionales. También ocupó, durante cinco años, la Dirección General, para África, del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.

Desde el exilio, estuvo en contacto con Charles Taylor, antiguo compañero de Samuel Doe, y luego su enemigo implacable y líder de uno de los varios grupos guerrilleros que combatían contra él. Ellen J. Sirleaf apoyó a Taylor, incluso financieramente, pero pronto se vio decepcionada por él.

En 1996, después de años sangrientos de luchas intestinas, se logró el cese de hostilidades gracias a la intervención de varios países de África occidental. Un año después se convocaron elecciones generales. Ellen J. Sirleaf volvió a Liberia para oponerse a Charles Taylor en las elecciones presidenciales de 1997. Taylor consiguió la presidencia en unas elecciones controvertidas y poco después acusó a Sirley de traición. Está se ausentó del país hasta que Teylor, acosado militar, jurídica y diplomáticamente se vio obligado a exiliarse, en 2003. Años más tarde fue condenado por una Corte Internacional a 50 años de prisión.

Presidenta de Liberia

Primera presidencia

En 2003, después del exilio de Taylor, Johnson Sirleaf volvió a Liberia para presidir la Comisión de Buena Gobernanza, con vistas a preparar las elecciones democráticas. En 2005 fue de nuevo candidata a la presidencia con un programa de lucha contra la corrupción y por la reconstrucción nacional. Venció a su oponente, George Weah, en unas reñidas y contestadas elecciones, y el 16 de junio de 2006 prestó juramento como presidenta de Liberia.

La situación a la que se enfrentaba era desoladora: la guerra civil había matado a decenas de miles de personas y había destruido las infraestructuras y la economía del país. El desempleo era del 80%; el total de ingresos oficiales de Liberia en 2003 fue de 44.2 millones de dólares mientras que la deuda externa ascendía a 2.900 millones de dólares. Por consiguiente la condición indispensable para poner la economía en marcha era obtener la remisión de la deuda. En mayo de 2006 Sirleaf solicitó y obtuvo la posibilidad de dirigirse al Congreso de los Estados Unidos en sesión conjunta. Allí solicitó el apoyo de Los EE.UU. de América y consiguió considerables ayudas económicas concretas, incluyendo la remisión de la deuda, que para 2010 ya había sido totalmente superada. Para entonces también había conseguido millones de dólares de inversiones exteriores. En 2007 la educación primaria fue declarada gratuita y obligatoria en Liberia.

Un año antes, la Presidenta había establecido un Comité de la Verdad y la Reconciliación, que debía investigar la corrupción y apaciguar las tensiones étnicas. Ese mismo comité recomendó que Sirleaf fuera declarada incompetente para ocupar cargos públicos durante 30 años por haber ayudado a grupos guerrilleros durante la guerra civil. La reacción, tanto nacional como internacional, fue totalmente opuesta a esta sugerencia no vinculante.

Segunda presidencia

Ellen J. Sirleaf había prometido servir un solo término como presidenta pero, cerca ya de las elecciones presidenciales de 2011, cambió de parecer arguyendo que su proyecto estaba aún inacabado. En esta segunda campaña y subsiguientes elecciones, Sirleaf hubo de sufrir serios contratiempos. Un mes antes de las elecciones, su elegibilidad fue contestada ante los tribunales, ya que la Constitución de 1986 establece que para ser elegible cualquier candidato debe haber residido en el país durante los 10 años previos a las elecciones. La Corte Suprema desestimó la querella arguyendo que los padres de la Constitución no pudieron prever, al elaborarla, los años de conflictos que obligarían a muchos ciudadanos a abandonar el país.

El hecho de que, días antes de los comicios, le fuese concedido el premio Nobel de la Paz fue interpretado por los otros candidatos y por buena parte de los electores como una manera de influenciar el voto.

En la primera vuelta de las elecciones, Sirleaf supero en número de votos al segundo candidato Tubman. Éste y su partido adujeron que los comicios no habían sido limpios, en contra del testimonio de los observadores internaciones y de la Comisión Electoral, que desestimó la objeción. Tubman se retiró de la segunda vuelta pidiendo la abstención. A pesar de que Sirleaf obtuvo un apoyo del 90% de los votos en la segunda vuelta, su segunda elección a la presidencia se vio empañada por el reducido número de votantes que acudieron a las urnas.

Una vez elegida, siguió sufriendo sinsabores. Su declaraciones, en 2012, defendiendo la criminalidad de la homosexualidad, ocasionaron una fuerte polémica; Tony Blair se ausentó del acto y dijo sentirse avergonzado de la posición tomada por Sirleaf. Siguió luego una campaña para que el Premio Nobel le fuera retirado. También fue acusada de nepotismo por el hecho de que algunos de sus hijos ostentan cargos importantes en empresas del Estado.

J. Sireaf y sus gobiernos se han esforzado por erradicar la corrupción, pero desgraciadamente la corrupción sigue presente en las instituciones. Con todo, la economía del país siguió progresando, aunque la crisis del ébola supuso un frenazo e incluso un retroceso.

El conjunto de sus años en el poder presenta un balance muy positivo. A parte de ser la primera mujer Presidente de un país africano, J. Sirleaf ha conseguido poner en marcha una nación fallida y arruinada, recreando sus estructuras políticas y sociales y haciendo una sociedad normativa y democrática. El paso del gobierno a su sucesor se ha hecho con normalidad y respeto a la normativa democrática.

Transferencia del poder presidencial

Las elecciones presidenciales, en las que J. Sirleaf ya no se postulaba, tuvieron lugar entre octubre y diciembre de 2017. También en esta ocasión la presidenta hubo de soportar contradicciones: Su partido la acuso de haber apoyado al candidato de la oposición, George Weah, en lugar de apoyar a su propio vicepresidente, Joseph Boaka. A pesar de que ella lo negara con firmeza, fue expulsada del Partido de la Unidad en enero de 2018, días antes de que cediera el mando al nuevo Presidente electo George Weah.

Todos los sinsabores de la segunda presidencia fueron compensados, en febrero de 2018, cuando J. Sirleaf fue galardonada con el Premio Mo Ibrahim que se concede a estadistas africanos con liderazgos excepcionales. El premio Ibrahim no es sólo honorifico ya que está dotado con 5 millones de dólares desembolsados durante los 10 años siguientes, a lo que se añade una remuneración de 200 000 dólares anuales durante el resto de su vida.

El premio Mo Ibrahim es un reconocimiento más de su labor política y de las funciones desempeñadas por Ellen Johnson-Sirleaf. Ella es miembro del Consejo de Mujeres Líderes Mundiales; es consultora permanente de la Comisión Económica para África de la ONU; participó en la Comisión Internacional de investigación del genocidio de Ruanda, así como en la Comisión de Paz del Congo. Sin olvidar el premio Nobel de la Paz, el African Gender Award, concedido por la ONG Femmes Africa Solidarité, la Medalla Presidencial de la Libertad, el Premio Indira Gandhi, el Premio de Economía Global y el reconocimiento 100 Mujeres de la BBC,… entre otros.

Estamos ante una mujer excepcional, con gran ambición y capacidad política, intrépida y valiente, que sin embargo ocasionalmente tomo opciones conflictivas y sin mucho sentido. Aún así, prevalecen su grandeza y sus logros sin parangón en África.

Bartolomé Burgos

[Fundación Sur]


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Autor

  • Burgos, Bartolomé

    Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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