Santo Tomé y Príncipe: Construir el país empezando de cero

1/09/2009 | Opinión

Puede sonar raro decir que Santo Tomé y Príncipe necesita ser reconstruido a partir de cero, 31 años después de su ascensión al estatuto de país independiente. Pero no lo es. Es una verdadera constatación porque, efectivamente, estas islas de nombre santo estuvieron inmersas durante tres décadas en una situación crítica, que de manera alguna podría contribuir para la concretización del sueño de los pueblos isleños, desencadenados en 12 de julio de 1975.

Treinta y un años después, es necesario que, recurriendo a una de las facultades de la Constitución de la República que es la libertad de expresión, se pueda decir en alta voz que Santo Tomé y Príncipe necesita levantarse y que, por tanto, todo un trabajo mirando hacia la búsqueda del desarrollo y la mejora de las condiciones de vida de la población tendrá que iniciarse desde la raíz, o sea, a partir de cero, en todos los ámbitos, sea el político, económico o el social.

Políticamente, Santo Tomé y Príncipe fue conociendo temblores desde los principios de la independencia, con personas de una misma generación no entendiéndose en lo esencial. Como consecuencia, esa situación robó las aspiraciones de los santomenses a un mismo tiempo en que, involuntariamente, se empezaba a fijar el proyecto de país. Esos desentendimientos políticos, la falta de un escenario común y la falta de entendimiento en lo que era esencial para el país entre la clase política ha llevado Santo Tomé y Príncipe a una triste situación, todavía evidente, que consiste en la falta de confianza del ciudadano común frente a la clase política dirigente.

Hoy urge, más que nunca, que los dirigentes políticos santomenses prueben su seriedad y capacidad de hacer, para cambiar esa mala imagen que tienen.

En el ámbito económico, el país ha retrocedido abruptamente. Los mayores y principales productos de exportación que permitían la acumulación de divisas, principalmente el cacao, la copra, el café y el coco, dejaron de tener expresión internamente porque fueron relegados a un abandono sin precedentes.

Inexperiencias e incapacidades quizás están por detrás de la manera en que Santo Tomé y Príncipe sucumbió económicamente, provocando a un mismo tiempo la emisión de una factura a que estamos todos sujetos a pagar, o sea, la factura de la deuda externa que se encuentra más allá de los trescientos millones de dólares americanos.

Las grandes empresas agrícolas del pasado, tanto en Santo Tome como en Príncipe, fueron abandonadas. La producción agrícola dejó de existir y se dio paso a un éxodo de los campos para los grandes centros urbanos, principalmente para la capital y sus periferias. Eso creó, a su vez, situaciones delicadas en el ámbito social, como el fenómeno de los niños de calle, burlas, robos, grupos organizados de asalto, prostitución y una imagen oscura en cada esquina de la capital, que hoy se parece a los guetos negros en tiempos de los cuales las memorias sanas no quieren acordarse más.

En el aspecto social, todavía hay que referirse aquello que el propio Estado perdió: su autoridad. Aunque parezca que no, sin poner en duda la democracia y sus reglas, la noción de Estado y sus poderes parecen haber sucumbido con el tiempo. Existen voces que consideran que esa pérdida de la autoridad del Estado tiene su causa en el propio Estado, cuyos representantes en diferentes etapas se involucraron en acciones, actitudes y comportamientos indecorosos.

No se puede hablar de compromisos de los dirigentes por aquello que parece ser lo más pregonado como una de las razones de la falta de autoridad de Estado que es la corrupción -ya que, pese a que se hable tanto sobre eso, judicialmente no se evidenciaron hechos palpables-.

¡El país del futuro debe empezar ahora!

Frente a ese estado de cosas, el Ejecutivo del Primer Ministro, Tomé Vera-Cruz, tiene ahora la noble y singular oportunidad de producir una revolución en todos esos ámbitos, en la perspectiva de levantar el País. Sobretodo a una altura en que algunos de los poderes del Presidente de la República fueron vaciados, el Gobierno tiene por delante un gran “deber de casa” por hacer. Se sabe que no será tarea fácil, principalmente cuando se tiene en cuenta que no existen recursos financieros capaces de al menos garantizar la implementación plena del Programa de Gobierno, pero es necesario dar la partida. Partida para producir los verdaderos cambios que deberán conducir Santo Tomé y Príncipe y los santotomenses al puerto de la estabilidad y de la prosperidad, para satisfacer los sueños nacidos el 12 de Julio de 1975.

Pero para todo ello es necesario arreglar la casa. Y eso significa hacer una radiografía de lo que es actualmente cada sector del Estado. Identificar dónde están las competencias, cómo capitalizarlas y cómo valorar el hombre, dignificándole de manera que, con conciencia y real sentido de Estado, pueda contribuir para mejorar esa deficiente imagen de la clase política dirigente.

Imprimir un nuevo cambio no significa actuar con entusiasmo blando, buscando un populismo barato, cuando se sabe que, efectivamente, Santo Tomé y Príncipe precisa más que reconstruir, ¡precisa construir!

El país está en el cero.

Está de tal manera que todos tienen los ojos puestos en un horizonte vacío, esperando un posible perdón de la deuda externa nacional.

También existen expectativas en relación al oro negro, el petróleo. Pero ¿de qué vale la pena que el país entre de verdad en la era del crudo, si todos los recursos que resultan de su explotación fueren dirigidos al pago de los servicios de la deuda?

De cualquier modo, son sanas las gestiones tanto del Gobierno como del Presidente de la República para que se consiga ese perdón de la deuda.

Se deben reconocer también los esfuerzos del Presidente y del Ejecutivo frente a los avances que se han registrado en el dossier-petróleo, el velo de la esperanza que se abre para el futuro.

Conviene aún referir que, si la agricultura y las empresas agrícolas que garantizaban dádivas al país fueran abandonadas, es necesario que se busquen alternativas. A lo que todo suele indicar, que se están encontrando esas alternativas como, por ejemplo, la transformación de Santo Tomé y Príncipe en un espacio privilegiado de la sub-región para prestación de servicios, dinamizador de un turismo de calidad, entre otras. Para satisfacer esas ambiciones, para asegurar que el cambio pretendido sea materializado de verdad y con verdad, en el camino y en fase avanzada están los proyectos de aumento de las infraestructuras del aeropuerto internacional de Santo Tomé y Príncipe, de la construcción del Puerto en Aguas Profundas, del agrandamiento del parque hotelero nacional, de la mejora de la infraestructuras de carreteras y etc.

Igualmente, en es aspecto social, se sabe que los sectores de educación y salud empiezan a conocer avances en algunos de sus servicios, sobretodo en relación con el ámbito organizacional, de manera que las acciones futuras sean hechas con debida credibilidad y seriedad.

De modo más abierto, evitando tabúes y manipulaciones, la Comunicación Social en Santo Tomé y Príncipe empieza también a producir un servicio de mayor calidad a sus públicos, a un mismo tiempo en que las condiciones técnico-operativas del sector empiezan a ser creadas en el marco de responder más y mejor a los retos del presente y del futuro. Ese sector, por lo que se sabe, promete cambios positivos y deberá pasar por la superación profesional tanto de los periodistas como de los técnicos.

Es verdad, a pesar de todo, que para el ciudadano común, el sector de la Justicia todavía sigue su marcha con “piedras en las manos”. Pero la Justicia es un Órgano de Soberanía, por lo que el Ejecutivo no deberá intervenir en sus acciones, bastándole para tanto garantizar condiciones de operación según el principio de la separación de poderes.

En el ámbito externo, Santo Tomé y Príncipe se muestra cada vez más en el mapa y, para eso, es necesario que se reconozca la maestría del Presidente de la República, Fradique de Menezes.

Esa constatación, que no viene solo de los “fradiquistas”, constituyó indiscutiblemente materia de reconocimiento de los socios internacionales, sean bilaterales o multilaterales, como hicieron muy recientemente el representante de la UNICEF para Santo Tomé y Príncipe, que terminó su misión en el país, el embajador de Nigeria, que también cesó sus funciones, y el Embajador de Angola durante las celebraciones del aniversario de la independencia de Angola.

Que el cambio, al entrar, entre para consumar viejos sueños, viejos testigos y los miles de discursos que durante los 31 años fueron producidos y perfilados para garantizar lo mejor para el pueblo isleño.

Artur Barbosa (Jornal Horizonte)

Publicado en Jornal de Sao Tome e Principe, el 30 de julio de 2009.

Traducido por Laura Toledo Dauden, para Fundación Sur.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster