Ruanda-Francia, reconciliación con fórceps

15/09/2011 | Opinión

¿Se puede de verdad pasar la esponja? La visita de Paul Kagame a Francia se ha desarrollado en un clima tenso, sobre un telón de fondo de malentendidos duraderos. Los dos presidentes comparten el mismo objetivo: olvidar este pasado que divide. La presencia de soldados franceses en suelo ruandés durante el genocidio de 1994, su incapacidad para frenar las matanzas, las acusaciones de complicidad o de parcialidad lanzadas contra ellos por Kagame están en la memoria de todos. Las relaciones entre Francia y Ruanda se resienten debido a este pasado, pero los tiempos cambian y el régimen de Paul Kagame, abiertamente pro-americano y anti-francés, está siendo fuertemente criticado por la comunidad internacional, con EEUU y Gran Bretaña a la cabeza, a causa de su carácter poco democrático. Parece que para Paul Kagame ha llegado el momento de borrar el inmediato pasado y reanudar con Francia unas relaciones que fueron durante mucho tiempo estrechas.

El presidente ruandés enseñó enseguida sus cartas el domingo día 11 en Aubervilliers cuando dijo. “Trabajamos juntos para ver cómo escapamos de la historia, trabajamos para avanzar”. ¿Significa esto que todo marcha bien entre Francia y Ruanda? El clima sigue siendo tenso; el Presidente del Senado rechazó recibir a Kagame y el ministro de Exteriores, Alain Juppé, se marchó de viaje a Oceanía. El antiguo ministro socialista Paul Quilès, que presidió una comisión de investigación francesa sobre el genocidio, expresó su indignación al ver que Kagame era recibido con honores, sin haber retirado previamente el informe ruandés que trata a los soldados franceses de violadores y asesinos.

Para unos y otros el trabajo de memoria del genocidio es difícil y probablemente pasa por un doble examen de conciencia. A este ejercicio, políticamente y patrióticamente complicado, Paul Kagame y Nicolas Sarkozy, visiblemente, no desean prestarse y prefieren reconstruir las relaciones franco-ruandesas sobre nuevas bases. Hagamos tábula rasa del pasado. La política es el arte de inventar el futuro, decía Thomas Sankara, pero ¿es verdaderamente posible sin referirse a la historia? ¿Se pueden olvidar esas páginas trágicas «en las que nuestro siglo sangra»?

Enzo Camara

(Resumen de un artículo publicado en Afrik.com 15/09/2011)

Traducción y resumen de Ramón Arozarena.

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