Relación entre política, justicia y democracia, en África y en el mundo.

20/03/2017 | Editorial

20170320efs.mp3



El candidato conservador francés Fillón, aunque investigado, se niega a dejar su carrera política, para ser fiel a la voz de las bases, de la democracia. En España, como en otros países, muchos políticos buscan justificar su carrera tras el poder, por respeto a la democracia dicen, aunque la justicia legal los siga imputando.

En algunas regiones que buscan independencia unilateralmente, los políticos intentan justificar su proceso por respeto a la democracia, aunque la Constitución del pueblo de momento diga otra cosa.

En varios países africanos, los dictadores en el poder buscan justificar sus mandatos de gobierno, con elecciones aparentemente democráticas, donde suelen recibir más del 90% de los votos emitidos.

Algunos políticos se justifican diciendo que ellos no están por encima de la justicia, pero que la justicia tampoco está por encima de la democracia. Lo que está claro es que la “democracia” se utiliza por demasiados políticos, como la última referencia, con la cual intentan cubrir toda clase de abusos y manipulaciones.

También queda muy claro que tanto «política», como “democracia” e incluso “justicia” son quizás los conceptos más devaluados del vocabulario, y las realidades más pisoteadas por muchos líderes políticos de la actualidad.

¿Cuál es pues la relación más profunda entre política, democracia y justicia?

Hace unos meses, aquí en nuestros locales de África Fundación Sur (AFS), el equipo, con el visto bueno del Patronato, estaba de acuerdo para abrir una ventana que daría al patio interior, para oxigenar la planta baja de los locales, que apenas tiene ventilación. Un arquitecto aclaró que esto no suponía ningún riesgo.

La junta de vecinos estaba de acuerdo, excepto una persona. Como el reglamento acordado dice que el voto para cualquier cambio debe ser unánime, no se pudo abrir la ventana. Argumenté con el presidente que aunque la decisión era “legal”, no me parecía justa, y que mi última referencia no es la ley, sino la ética y el bien común, porque existen leyes aprobadas, que son injustas e inhumanas.

En realidad, la política, la democracia y la justicia social auténticas, caminan juntas y son complementarias, junto con el respeto a la dignidad humana, el bien común, el trabajo digno, la gobernanza responsable y la paz.

Cuando el centro de nuestra visión y compromiso personal y social, son la dignidad humana, el bien común y los derechos humanos, entonces se integran y complementan muy bien la democracia real, la política financiera y la justicia social.

Cuando muchos líderes políticos y financieros buscan su interés y beneficio personal o de su grupo particular, entonces necesitan justificar sus discursos y actividades, con algo públicamente aceptable, como “la justicia”, y en última instancia, “la democracia”, cuando en realidad las dos les importan muy poco.

El papa Francisco nos describe como integrar la política, la democracia y la justicia social, centrándonos en lo que realmente importa a la sociedad: “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es la raíz de los males sociales.

La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen solo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral…Necesitamos políticos capaces de entrar en un auténtico dialogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro tiempo”. A.E. nºs 202-205.

Si esta visión y estos valores formaran el centro fundamental de todo programa político y financiero, resultaría fácil integrar la política con la justicia social y la democracia, para potenciar el desarrollo integral de toda la sociedad.

Fuera de esta perspectiva de la dignidad humana y del bien común, nos quedamos con conceptos devaluados y confrontaciones de ideologías e intereses particulares de los poderosos que buscan imponerse a los demás.

Recordemos las diversas y recientes Propuestas para una economía más justa y humana, como son: la economía solidaria, la economía colaborativa, la economía del bien común y la economía del Desarrollo Sostenible con su 17 objetivos aceptados por 170 naciones en 2015 en la “Agenda 2030”

Es imperativo volver al centro y a la raíz del auténtico humanismo y del desarrollo integral común, para ser capaces de regenerar toda la política económica, las relaciones sociales y los compromisos personales y comunitarios.

Termino con las palabras de Jeffrey Sachs, uno de los mejores economistas de hoy:

“Podemos elegir el futuro. Tenemos una gran responsabilidad. En los centros educativos y en las universidades debemos poner la educación, la innovación y la tecnología para promover un Desarrollo Sostenible. Los políticos y financieros no pueden resolver los problemas. No saben cómo. Solo tienen sus objetivos de corto plazo, pero sin proyecto humano de futuro. Una economía centrada en el bienestar del ser humano, requiere: un crecimiento sostenible, una sociedad inclusiva y un compromiso global”.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster