Una toma de decisiones realmente democrática a todo nivel, junto con un sistema económico orientado fundamentalmente hacia una economía del Bien Común, con la necesaria inclusión de todos los avances de la ciencia y de la tecnología, son condiciones necesarias para promover un desarrollo sostenible e integral para todos los pueblos del globo.
La cuestión esencial permanece: ¿Cómo conseguir una democracia que sea real y auténtica, así como un sistema financiero justo y el uso responsable de la ciencia y la tecnología?
Resulta evidente, que aunque la democracia, así como el crecimiento económico y la integración de la tecnología, son absolutamente necesarios para promover el bienestar social de toda la ciudadanía, no son por si solos suficientes.
Los medios y recursos necesarios existen, incluyendo la capacidad académica de los agentes sociales, para potenciar una democracia real así como una gestión profesional y equitativa de todos los recursos, que puedan construir un mundo más humano y solidario.
¿Cuál es el requisito esencial que todavía necesitamos?
La respuesta básica y determinante solo la podemos encontrar en el ser humano, en su libertad, motivación y capacidad para tomar decisiones, dialogadas, inteligentes, responsables y beneficiosas para los demás, o tomar decisiones egoístas y hasta perjudiciales para los demás.
Es por tanto cuestión de madurez humana y profesional, de integridad y de vivir motivado por los valores humanos más fundamentales y universales.
Esto se aplica, tanto a la sociedad como a sus líderes, a todos los niveles.
En este proceso de madurez e integridad personal y social, no existen atajos, ni tampoco trampas o pretensiones. Las promesas y manipulaciones de gran parte de los políticos son bien conocidas.
Como dice el Papa Francisco: “Se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores”. EG, nº 64.
“También implica la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, así como los gestos cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos”. EG. Nº.189
“Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo, y en definitiva ningún problema. La inequidad es la raíz de los males sociales”. EG. nº.202
“La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda la política económica. EG .nº 204.
“Es necesario superar la dicotomía absoluta entre: la economía y el bien común social”. EG. nº205.
Se requiere sanear toda forma de esclavitud: trata de mujeres, menores y emigrantes que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia. Conviene sanear la raíz de toda esclavitud, superando el mero asistencialismo, como dice el Papa.
El dialogo y la cooperación social responsable son necesarias para la construcción del bien común y de la paz, en un medio ambiente saludable.
El deterioro de la economía y la degradación medio ambiental están estrechamente unidos. El ambiente humano y el natural mejoran o se deterioran juntos.
“Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Las nuevas formas de poder y de poder tecno económico terminan arrasando no solo con la política sino también con la libertad y la justica”. LS nº.53
La razón de ser de toda política y de toda economía es promover el bien común, respetando la dignidad de cada ser humano, y en colaboración con toda la ciudadanía.
Si somos conscientes del objetivo a conseguir, y con los medios necesarios a nuestra disposición, solo necesitamos el compromiso real, y la responsabilidad personal y corporativa necesaria para conseguirlo.
Todos seremos examinados por la Historia de la Humanidad.
