Rebelión tuareg en Mali, todavía en busca de la panacea milagrosa

9/02/2012 | Opinión

El presidente de Mali, conocido como ATT, Amadou Toumani Touré, se encontrará, a partir de ahora durante largas semanas, a la carga: multiplicando los encuentros y las audiencias, en busca desesperada de la solución milagrosa que traiga la calma a su país Mali, que ahora está sobresaltado, desde la resurgencia, a principios de enero de 2012, de la rebelión de los hombres azules del desierto [tuareg] que hasta el momento ha causado víctimas y provocado que los malienses huyan a los países fronterizos.

ATT además tiene otra razón para preocuparse y es que al ejercito maliense le cuesta mucho hacer frente a los ataques de los rebeldes: el norte de Mali es vasto y los combatientes tuareg, fuertemente armados y diseminados por las dunas del desierto, son muy difíciles de identificar, surgen de improvisto, atacan rápida y duramente y se repliegan para desaparecer de nuevo en la inmensidad del desierto maliense. El presidente de Mali, y seguro que su país con él, se muestra perplejo y se pregunta qué poción hará dormir a la bestia.

La última solución que preconiza la clase política maliense, todas las tendencias reunidas, tiene al menos el mérito de la claridad: al término de una reunión de los representantes de una buena veintena de partidos políticos, produjo un documento, del que todos los participantes dicen que es consensuado, que no defiende ninguna otra cosa que no sea el diálogo para solucionar la crisis. Queda por saber si los adversarios que tienen enfrente darán prueba de razón y tomarán la oferta de la paz, o si por el contrario, elegirán mantenerse en la línea dura de las reivindicaciones extremistas, que tiende al final a la partición del país.

Porque, estas no son las ocasiones de diálogo que han marcado la crisis de los tuareg desde que estalló en los años 90; en aquel tiempo, los rebeldes no tenían otra alternativa que prescindir de sus exacciones, obligados por su incapacidad militar; pero el regreso masivo de muchos de sus combatientes ex mercenarios del guía [Gadafi], reflotando los stocks de armas, han brindado la ocasión de hacerse ladrón, las veleidades que se creían enterradas han vuelto a salir a la superficie, y se muestran más radicales de lo que nunca antes habían sido.

Y es por esto por lo que se puede temer legítimamente que la voluntad de la clase política maliense de encontrar una salida pacífica a la crisis no sea suficiente para zanjar definitivamente la cuestión. Hasta la fecha, los tuareg se sienten fuertes, saben que siembran la confusión que un día u otro puede revolucionar las poblaciones; ellos se dicen a sí mismos que es ahora o nunca. En este contexto, no sería de extrañar que desprecien la voz de la razón y miren por encima del hombro a quién les tiende la mano. En esta delicada crisis de Mali, habrá que seguir buscando, con la esperanza de encontrar un día la verdadera panacea, y cuanto antes, mejor.

Jean Claude Kongo

(L’Observateur Paalga, 09-02-12)

Traducido por Rosa Moro de Fundación Sur.

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