¿Qué oculta el inventario de propiedades de la tierra en Ruanda?

23/11/2010 | Opinión

Nos enteramos de fuentes bien informadas que el inventario de propiedades en Ruanda es una nueva y última etapa en el proceso de acaparamiento monopolístico del poder, del saber y del tener por parte de la elite tutsi.

El régimen del FPR de Paul Kagame está efectuando un inventario de todas las posesiones de tierras en el conjunto del territorio nacional. Puede parece algo normal. Pero, para los observadores atentos, se trata de un paso suplementario para que la elite tutsi, venida de Uganda, pueda hacerse con lo que queda de los bienes que pertenecen a los agricultores.

Efectivamente, tras el inventario y registro de todas las propiedades o bienes raíces, el régimen va a imponer tasas a los propietarios, y éstas serán tan exorbitantes que ningún ruandés medio podrá pagarlas. Se le dará un plazo más allá del cual la parcela o terreno será vendido en subasta, caso de que no haya abonado las tasas correspondientes. ¿Pueden ustedes adivinar quiénes serán los compradores? Los tutsi ricos que han venido de Uganda y han amasado grandes fortunas con el pillaje del Congo y han monopolizado todas las actividades comerciales y financieras desde que conquistaron el país. De este modo se cierra el círculo: el campesino ruandés, cuyos hijos están ya privados de instrucción por falta de medios económicos, en manos de una camarilla cuya lengua (el inglés) ignora, está condenado a no ser nunca más propietario del país que creía suyo. Será expoliado “legalmente” de las tierras legadas por sus antepasados, para que comprenda que debe someterse a los amos que conquistaron el país en 1994.

¿Cómo se ha llegado a esto? Desde su toma del poder en 1994, los nuevos dueños de Ruanda han desplegado esfuerzos en todos los sentidos para perpetuarse: un partido-estado omnipresente, encarcelamiento o asesinato de opositores, creación de milicias para encuadrar y vigilar a la población etc., todo ello bajo el paraguas de un ejército mono-étnico y verdaderamente “un ejército de ocupación”.

Después de haber atornillado todas las salidas susceptibles de que otros grupos alcanzaran el poder, por medio de una Constitución calificada como “Código Penal político” por los observadores y de leyes liberticidas, la elite tutsi del FPR se puso enseguida manos a la obra para hacerse también con todo el poder económico por medio de sociedades comerciales tentaculares. La incautación de los bienes de los exiliados bajo pretextos falsos, la venta a precio de saldo del patrimonio nacional, el pillaje del Congo, han logrado en muy poco tiempo que los antiguos “maquisards” andrajosos se hayan convertido en los hombres más ricos del mundo. Iniciaron la expulsión de la ciudad de Kigali y de sus alrededores de ciudadanos modestos y comenzaron a construir inmuebles futuristas. Durante este tiempo la miseria se extendía en las zonas rurales, mientras la propaganda oficial ensalzaba “el fulgurante desarrollo” del país.

Después de hacerse en poco tiempo con el poder económico, del mismo modo que lo habían hecho con el poder político, los conquistadores procedieron a un verdadero “genocidio cultural”, que tendrá como efecto hacer impracticable el acceso a la educación al pueblo sencillo. Tras el Poder y el Tener, fue el turno del Saber. Se decretó en primer lugar que la lengua de la administración y de la instrucción en todos los niveles sería en adelante el inglés, y ello sin ningún periodo de transición. Esta medida ha hecho que miles de cuadros formados en francés se conviertan en “analfabetos” sin posibilidades de ser contratados. Lo que se traducirá en la pérdida de toda una generación, ya que habrá que esperar al menos unos 20 años para encontrar cuadros no llegados de Uganda que sean verdaderamente anglófonos.

Para culminar esta empresa de “miserabilización” del pueblo llano, la elite tutsi venida de Uganda, que dirige el país desde 1994, acaba de suprimir las becas que estaban destinadas a los estudiantes sin recursos. Al mismo tiempo, los gastos de escolaridad aumentan exponencialmente. Consecuencia: sólo podrán pagarse sus estudios los hijos de los ricos o los que reciben ayudas del Fondo de Ayuda para los Supervivientes (FARG).

Como queda indicado más arriba, la actual campaña para registrar las propiedades tiene como objetivo retirar a las clases sencillas lo que les quedaba como bien o propiedad y que les ligaba a sus antepasados, a saber, la tierra. Así es como una camarilla de depredadores sin escrúpulos puede acaparar en poco tiempo el poder, el tener y el saber de todo un país.

Emmanuel Neretse

Publicado en www.musabyimana.be , el 19 de noviembre de 2010.

Traducido por Ramón Arozarena.

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