Que los mediocres se despierten…

19/11/2018 | Editorial

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Esta es una de las frases lapidarias que nos ha dejado el cardenal de Kinshasa: Laurent Monsengwo, que se jubila oficialmente, pero que seguirá tan comprometido por el bien común de los pueblos de la República Democrática del Congo (RDC) y de África.

La RDC es ciertamente uno de los países más rico del mundo, por eso precisamente es el país más saqueado de África y del globo. Tanto muchos gobiernos regionales y extranjeros como las empresas poderosas del mundo llevan muchos años saqueando, de forma violenta, los ricos recursos naturales y minerales del país, y condenando a sus pueblos a salir de sus casas y tierras, arriesgando sus vidas en el camino.

¿Cómo explicar que Ruanda y Uganda sean dos grandes exportadores de coltán y oro, cuando no tienen ni una sola mina abierta en su propio país? ¿Cómo justificar que la Unión Europea y sus empresas, sean los mayores depredadores de los recursos en África? Según la BBC, el volumen de comercio con África en 2016 era el siguiente: La UE es la primera “depredadora” con 305 billones de dólares, China en segundo lugar con 188 billones, los EEUU con 53 billones y Reino Unido con 36 billones.

El cardenal Laurent Monsengwo ha sido siempre un valiente defensor de la dignidad, respeto y buena gobernanza que se merecen los pueblos africanos. Este líder religioso de la RDC, y del mundo, ha sabido integrar los valores evangélicos de compasión, justicia y solidaridad, en la vida real de su pueblo. Su atrevida denuncia del presidente Kabila por sus abusos de poder y corrupción económica, le han valido la persecución de muchos dictadores políticos y militares.

Laurent Monsengwo sabe muy bien que los cambios no vendrán de los gobernantes poderosos, ni de las empresas que siguen saqueando los abundantes recursos africanos, sino que la liberación de tales esclavitudes y las alternativas de cambio sólo pueden generarse desde las mujeres y hombres que sufren las consecuencias, desde los jóvenes estudiantes y adultos responsables que se comprometan por una gestión competente y ética de los recursos disponibles, para el bien común de toda la sociedad.

Por eso una de sus convicciones profundas, es esta: “que les mediocres dégagent…” o que los mediocres despeguen, se liberen, se despierten y se pongan a trabajar para salvar la gobernanza de su país.

La sociedad informada y comprometida, sobre todo a través de los movimientos de mujeres y estudiantes, ha salvado ya la democracia, la constitución y el respeto a los derechos humanos en muchos países africanos como: Burkina Faso, Ghana, Togo… Ahora le ha llegado la hora a la RDC, en vísperas de las anunciadas elecciones presidenciales del 23 de diciembre 2018. Dichas elecciones ya se suspendieron: en 2016 y 2017.

A ver si a la tercera, los pueblos de la RDC aprovechan esta oportunidad.

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