¿Qué hacemos con Malabo?, por Alfonso Armada

23/07/2009 | Bitácora africana

Obiang quería aprovechar la visita de Moratinos para que le invitaran a volver a España .Ante la falta de concreción, los guineanos cambiaron de estrategia e invitaron a Zapatero a visitar Guinea». Son notas d eviaje del expresidente del Senado Juan José Laborda, empeñado desde hace años en mejorar las relaciones entre Guinea y España y en que la democracia eche raíces en la ex colonia. Laborda cree —y en ese análisis coincide con Moratinos—que nos encontramos ante una de las «ocasiones decisivas» para que España recupere el tiempo perdido. Dice que Francia pierde influencia, los chinos no gustan y Obiang «necesita a España en esta etapa de su mandato». Con la ayuda de Obama y nuevas inversiones españolas en Guinea Ecuatorial, Laborda piensa que «llegará un Ullastres guineano que le quite el control de la economía al general franquista Obiang», acabe surgiendo una clase media y se propicie una «transición democrática». La estudiosa Alicia Campos Serrano, autora del imprescindible «De colonia a Estado: Guinea Ecuatorial, 1955-1968», es más escéptica. Considera que España carece de un proyecto político claro hacia su ex colonia, «y eso no es privativo de un único gobierno, sino de todos, que han mostrado ignorancia y cinismo a partes iguales. El gobierno de Madrid ha perdido sus instrumentos, sus palancas de influencia. La clave ya no está en Madrid. La política española tenía que ser mucho más inteligente. Por parte de España hay una falta de compromiso en el apoyo a grupos locales, como Convergencia para la Democracia Social (CPDS

Campos admite que se están produciendo «transformaciones sociales y económicas en Guinea. Pero eso no quiere decir que todo vaya bien. La estabilidad de la producción petrolífera le ha permitido a Obiang y su círculo aumentar su empoderamiento, que se ha traducido también en el éxito de sus políticas represivas, lo que acaso explique que ahora ya no necesite aplicarlas. Por eso resulta inconcebible que España valide una política que se ha basado en la represión de los derechos humanos. Mis investigaciones me dicen que ha habido cambios en entornos cercanos a la familia Obiang y a la cúpula del poder que han decidido ceder algunas cuotas de enriquecimiento a gente afín. Pero eso no significa que se esté abriendo el sistema económico, sino que se está permitiendo a esos individuos que monten empresas. Eso genera una cierta actividad económica, lo que explica la llegada de inmigrantes a Guinea, aunque los trabajos se conceden previa demostración de que el aspirante está afiliado al gubernamental Partido Democrático de Guinea Ecuatorial. Sin embargo, eso no significa que se esté creando una élite empresarial local, sino que se limitan a actuar como intermediarios del capital internacional. Lo que es evidente es que no hay la menor voluntad de que la riqueza que generan los hidrocarburos beneficie al conjunto de la población, de ahí el estado deplorable de la educación y la sanidad».

Según la profesora de la Universidad Autónoma, «Obiang no está interesado en tener a muchos empresarios españoles pululando por el país, porque eso significa que acabe habiendo periodistas fisgando en sus asuntos. España tiene que reconocer que no ha estado ni estará en condiciones de influir desde el ámbito económico, porque no controla ni controlará ningún sector clave». »

( Publicado en los Domingos de ABC el 19 07 -2009)

Autor

  • Armada, Alfonso

    Alfonso Armada (Vigo, 1958). Ha estudiado periodismo y teatro en Madrid. Ha trabajado para los diarios Faro de Vigo, El País (fue corresponsal para África) y ABC (fue corresponsal en Nueva York, actualmente reportero radicado en Madrid). Ha publicado, entre otros libros, Cuadernos africanos, España, de sol a sol y El rumor de la frontera (ambos con fotografías de Corina Arranz) y Nueva York, el deseo y la quimera, además de poemarios como Pita velenosa, porta dos azares y Los temporales. Es editor y director de la Revista digital FronteraD.

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