¿Qué está pasando entre Egipto y Sudán?

31/01/2018 | Crónicas y reportajes

gcc-map.jpgLas tensiones en curso en la región del Mar Rojo pasaron a primer plano a fines de diciembre, cuando el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, visitó Sudán como parte de su gira por África. Durante la visita, Erdogan y su homólogo sudanés, Omar al-Bashir, firmaron más de una docena de acuerdos para impulsar la asociación económica entre las dos naciones.

Entre estos acuerdos estaba el de entregar temporalmente la isla de Suakin del Mar Rojo a Turquía. Ankara y Jartum acordaron que inversores turcos reconstruirían la isla en ruinas y escasamente poblada para aumentar el turismo y crear un punto de tránsito para los peregrinos musulmanes que cruzan el Mar Rojo para llegar a la ciudad sagrada de La Meca en Arabia Saudita.

El acuerdo sobre Suakin ha desencadenado un acalorado debate en la región, ya que muchos vieron el movimiento de Erdogan como un intento de establecer una tercera base militar -después de las de Qatar y Somalia- fuera de las fronteras de Turquía.

Medios egipcios y saudíes criticaron duramente el acuerdo, clasificándolo como otro intento por el que el llamado «eje Turquía-Irán-Qatar» pretende socavar la estabilidad y la seguridad de la llamada «alianza moderada sunita», que incluye a Arabia Saudita, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos.

En una conferencia de prensa conjunta con su homólogo sudanés en Jartum, el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, negó enérgicamente la existencia de dicho «eje», pero no pudo aliviar las tensiones y convencer a los líderes egipcios de que el acuerdo sobre Suakin no plantea una amenaza para El Cairo.

Pero la visita de Erdogan a Sudán no fue, de ninguna manera, el comienzo de la disputa entre Sudán y Egipto. Las relaciones entre El Cairo y Jartum han sido tensas durante mucho tiempo, con desacuerdos continuos sobre cuestiones como la disputa fronteriza del Triángulo de Halayeb y el proyecto de la presa “Renaissance Dam” en Etiopía.

Disputa fronteriza sobre Halayeb Triangle

El Triángulo de Halayeb es un área de poco más de 20.500 kilómetros cuadrados en la frontera entre Egipto y Sudán, que ambos países reclaman desde que Sudán se independizó de Gran Bretaña en 1956. En la década de los 90, Egipto desplegó su ejército en el territorio, pero, en las dos décadas siguientes, la disputa quedo como congelada.

En 2016 El Cairo firmó un controvertido acuerdo con Riyadh para entregar a Arabia Saudita dos islas de importancia estrategica del Mar Rojo: Tiran y Sanafir. El acuerdo, que rediseñó la frontera marítima entre los dos países, también reconoció unilateralmente la soberanía de Egipto sobre el Triángulo de Halayeb. En diciembre del año pasado, Sudán envió una carta a la ONU declarando su total rechazo al acuerdo. Funcionarios egipcios condenaron rápidamente la carta y reiteraron que el triángulo es «territorio egipcio». En respuesta, Sudán retiró a su embajador de El Cairo para consultas el 4 de enero.

Mientras tanto, en lo que pudo haber sido una respuesta a las renovadas reclamaciones de Sudán sobre el Triángulo de Halayeb, así como el temor de que Turquía esté expandiendo su influencia en la región, Egipto envió cientos de sus tropas a una base de EAU en Eritrea, en la frontera con Sudán. Egipto negó cualquier presencia militar en Eritrea, pero el daño ya estaba hecho. Días después, Sudán cerró su frontera con Eritrea y desplegó alli miles de tropas.

Hay indicios de que Jartum está tratando de intensificar el enfrentamiento con Egipto, con el fin de explotar los sentimientos nacionalistas del pueblo sudanés y desviar la atención de los graves problemas internos del país, en particular las protestas actuales por el nuevo presupuesto de austeridad y el aumento del precio del pan y otros productos básicos. Sin embargo, Egipto puede inclinarse a reducir la escalada hasta después de sus elecciones presidenciales a finales de este año.

El proyecto de Renaissance Dam

Otra razón detrás de las actuales tensiones entre Egipto y Sudán es la construcción en curso de la Gran Presa del Renacimiento de Etiopía (ERGE). La presa que cuando esté terminada será la séptima planta de energía hidroeléctrica más grande del mundo se encuentra en la región de Benishangul-Gumuz, en Etiopía, a solo 40 km. al este de la frontera del país con Sudán.

El Cairo teme que la presa pueda afectar su acceso al agua de la cuenca del río Nilo. El gobierno egipcio cree que Sudán está del lado de Etiopía con respecto al futuro de la presa, y recientemente propuso excluirlo de las polémicas negociaciones sobre el futuro del proyecto, lo cual enfureció al gobierno sudanés.

Sudán argumenta que su responsabilidad es proteger sus propios intereses en la disputa, y no los de Egipto. Jartum quiere permanecer como parte de las negociaciones sobre un tema que sin duda afectará la vida del pueblo sudanés y el futuro del país. Sudán se beneficiará mucho del proyecto. Etiopía venderá electricidad a su vecino del norte; una línea planificada de transmisión conectará la red eléctrica de Etiopía con Jartum. El proyecto de la presa también limitará las inundaciones del Nilo Azul en Sudán, permitiendo a los agricultores cosechar dos veces al año.

El factor de la Hermandad Musulmana

Pero ni la disputa sobre el Triángulo de Halayeb ni la del proyecto de la Presa del Renacimiento pueden ser vistas como las causas más profundas del enfrentamiento actual entre Egipto y Sudán. El conflicto entre los dos países es más profundo y complicado, con dimensiones históricas, políticas y, lo que es más importante, ideológicas.

El Cairo acusa a Jartum de apoyar los planes de la Hermandad Musulmana para derrocar al régimen del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi. Sudán ve a Sisi y su gobierno como «golpistas», que derrocaron ilegalmente al primer presidente egipcio elegido democráticamente, Mohamed Morsi, de la Hermandad Musulmana. El propio Bashir llegó al poder en un golpe militar en 1989; se alió con Hassan al-Turabi, el líder de una rama sudanesa de la Hermandad Musulmana.

La crisis del Consejo de Cooperación del Golfo

gcc-logo.jpgCuando estalló la crisis del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) en junio de 2017, Sudán se encontraba en una situación incómoda. Durante unos los años, había tratado de mantenerse neutral durante las disputas dentro del GCC, manteniendo una relación cercana con Qatar, pero también enviando tropas para respaldar los esfuerzos de guerra de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia en Yemen.

El año pasado, Jartum se negó a cortar las relaciones con Doha y fue expulsado del campo de los Emiratos Árabes Unidos. El objetivo final de Bashir en este juego de alianzas es sobrevivir en el poder y asegurar su oportunidad de postularse para las elecciones de 2020. Se dio cuenta de que a pesar de que Estados Unidos eliminó las sanciones contra Sudán, no está interesado en presionar para que la Corte Penal Internacional retire los cargos en su contra, ni lo respalda para postularse para las elecciones de 2020. Por lo tanto, Bashir cambió hacia Rusia y Turquía.

Los vecinos de Sudán, Eritrea y Etiopía,se han convertido también en parte de la crisis del CCG. Etiopía, al igual que Sudán, se ha acercado más a Qatar en su lucha por navegar las tensiones en curso en el Golfo. El gobierno etíope, que anteriormente acusó a Egipto de apoyar movimientos separatistas en territorio etíope, comprensiblemente eligió oponerse a Egipto en este conflicto. Mientras tanto, Eritrea, que se encuentra en medio de un conflicto de larga duración con Etiopía, se ha puesto del lado de Arabia Saudita, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos que tiene una base militar en territorio de Eritrea.

Si Turquía establece realmente una base militar en la isla de Suakin, Sudán, en un futuro cercano, es razonable esperar que Eritrea desempeñe un papel fundamental en favor de Egipto, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos para contrabalancear la presencia militar turca en la región. El presidente Isaias Afwerki puede explotar el hecho de que en este tema Egipto, Arabia Saudita y los EAU dependen de Eritrea para llevar a cabo acciones hostiles contra Etiopía y Sudán.

Pase lo que pase entre Egipto y Sudán en los próximos días, es evidente que la crisis del CCG ya se ha extendido a la cuenca del Nilo y al Cuerno de África. En consecuencia, la región puede verse empujada a nuevos conflictos en el futuro cercano. Organizaciones regionales y subregionales, como la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) deberían intervenir para reducir estas tensiones y efectos negativos.

Ahmed H Adam

* Ahmed H Adam es investigador asociado en la Facultad de Derecho de SOAS, Universidad de Londres.

Fuente: Sudan Tribune

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]


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