¿Qué celebra Guinea Bissau al celebrar el carnaval?

24/02/2009 | Editorial

Guinea Bissau, como muchos otros pueblos y países, celebra el carnaval donde se esperan a más de 100.000 visitantes. Alguien podría sorprenderse de que un país, conocido por sus guerras y violencia, organice y celebre por todo lo alto semejante festividad lúdica. Pero, atención, el significado de “carnaval” es polivalente.

Tradicionalmente, los carnavales se asociaban al mundo católico; consistían en varios días de gran permisividad, antes de comenzar los 40 días de ascesis, propios de cuaresma. Era algo así, como querer gozar de antemano de excesos de comida, bebida y sexo a fin de acumular las suficientes energías para soportar los 40 días de penitencia siguientes. Evidentemente, Guinea Bissau no celebra sus carnavales en ese sentido o, al menos, nada indica que a esos días de fiesta seguirán otros de ascesis.

En otros lugares, los carnavales se celebran con espíritu social crítico. Ofrecen la oportunidad de criticar pública y abiertamente a la sociedad, en general, y en particular a algunos de sus sectores más significativos. Mediante los disfraces, las pantomimas y las chirigotas, el pueblo expresa públicamente su opinión o juicio sin temor a represalias. En ese sentido, los carnavales tienen la función de catarsis social. A la tensión social, acumulada durante meses, los carnavales ofrecen una vía de escape al dar al pueblo la oportunidad de expresarse con libertad. A menudo, en efecto, basta con dejar al otro que hable sin trabas para disminuir la tensión acumulada. Deseamos que esto pueda pasar también en Guinea Bissau; sería un signo más de que el espíritu de tolerancia, expresado en varios discursos, va calando en el pueblo.

Hay también carnavales puramente lúdicos, con la principal finalidad de ofrecer al ciudadano un tiempo y espacio en los que pueda olvidarse de la monotonía y dureza de su vida cotidiana, de su trabajo, de sus deberes y, hasta, de su propia identidad y se zambulla en otra identidad ficticia, independiente de su edad, sexo y condición social verdadera. Los romanos ya conocían esta estrategia de control social. Cuando constataban que el pueblo estaba descontento con las autoridades o había indicios de revuelta, organizaban fiestas populares, donde corría con profusión el vino, para que, durante algún tiempo, el pueblo olvidase sus reivindicaciones sociales. Inútil pensar que un líder africano pueda usar dicha artimaña antigua…, menos aún en Guinea Bissau.

Existen también los carnavales “escaparate”. Son una estrategia de marketing que el país utiliza como escaparate internacional para mostrar algo de sus riquezas culturales y artísticas. Es la razón presentada por las autoridades de Guinea Bissau: dar a conocer una Guinea diferente, no de violencia y guerra, sino rica de un gran patrimonio artístico y cultural. Los países africanos deberían ser más dinámicos y creativos en esta línea, dando a conocer la otra cara de África, desconocida en occidente, donde sólo se habla de sus hambrunas, guerras, catástrofes naturales y de sus animales. Una visión más amplia y auténtica de la realidad africana no solo cambiaría su imagen en Occidente, sino que le aportaría turismo y comercio.

Guinea Bissau no se ha quedado solo ahí; ha querido, además, añadir un aspecto político importante al escoger como lema del carnaval: “Juntos para la construcción de Guinea Bissau”. El carnaval no es solo una fiesta, sino una fiesta, juntos, para construir la razón misma del festejo y de lo que lo hace posible. Que así sea.

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