La inmensa mayoría de la gente, siempre y en todos los países del mundo, es gente de paz y de bien.
Existen sin embargo, personas y grupos concretos, que por muy diversas razones, se vuelven violentos. Existen además algunos dictadores, y no solamente en África, que abusan de los cuerpos de seguridad para oprimir a sus pueblos.
Tampoco olvidamos que las grandes instituciones multinacionales, para aumentar sus beneficios económicos, privan a millones de personas de alimentos, medicinas y oportunidades de una vida digna, y así fomentan frustración y violencia.
Escuchemos el grito más urgente del Papa Francisco a toda la humanidad: “No a una economía y política de la exclusión y de la iniquidad. Esa economía mata… Vivimos en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano… Nos estamos volviendo incapaces de compadecernos de los clamores de los otros. Ya no lloramos ante el drama de los demás”.
Mirando a Asia, Europa, América y África, encontramos demasiadas formas de violencia: la violencia en Tíbet, en Ucrania, Venezuela y los narcotraficantes en américa latina, así como la lucha armada en Sudan Sur, Centro África, Nigeria, R.D. del Congo,,,, sometiendo a millones de ciudadanos-as indefensos, a una vida en el miedo y el sufrimiento. No extraña que los movimientos migratorios vayan en aumento.
Mientras Nigeria lamenta el éxodo, especialmente de cristianos, por miedo a los grupos islamistas como el Boko Haram, en Centro África son sobre todo los musulmanes los que huyen del país por miedo a represalias.
Al mismo tiempo constatamos como la mayoría de la gente de buena voluntad sigue superando las actitudes radicales de grupos extremistas, y se pretegen mutuamente para seguir viviendo en paz.
Según las informaciones de “ACRE”, los grupos afines a los Hermanos Musulmanes de Egipto, se están también debilitando en Argelia (MSP), en Marruecos (PJD), en Libia (PJC), en Yemen, Jordania, Siria…!
Los que brillan con luz propia, como estrellas en la noche oscura, son los Profetas de la Reconciliación y de la Paz, que abundan en medio de la violencia.
Recordemos al recientemente fallecido Nelson Mandela, que nos ha regalado un Legado increíble a todas las personas que amamos África.
Hoy quiero recordar a otros profetas de la reconciliación y de la paz. Vemos en Centro África el testimonio valiente del obispo católico Dieudonne Nzapalanga y del Imam Oumar Kobine Layama, que trabajan juntos sin descanso para fomentar lideres constructores de paz. Recorren el mundo potenciando actitudes de reconciliación y fraternidad.
Conozco a dos testigos extraordinarios en Uganda que incluso han sido encarcelados y perseguidos por el gobierno, a causa de promover la justicia, la reconciliación y la paz en el país.
Me refiero al obispo anglicano Zac Niringiye y al arzobispo católico John Baptist Odama.
Zac Niringiye, ha sido recientemente encarcelado por denunciar las injusticias y abusos de Derechos Humanos por parte del gobierno. Fue liberado, pero sigue vigilado de cerca, aunque dice estar preparado para ser incluso de nuevo encarcelado.
J.B. Odama, es bien conocido por su dedicación al diálogo entre “The Lord´s Resistence Army” y el gobierno ugandés durante más de dos décadas. Hoy sigue comprometido en fomentar el diálogo y la reconciliación en: Sudan Sur, Centro África y R.D del Congo.
Como de costumbre, los constructores de justicia, reconciliación y paz, no hacen mucho ruido, pero a veces comprendemos, como con N. Mandela, el bien que nos hacen en África, y a toda la familia humana.
