Presionada por las Naciones Unidas para no ceder ante Gbagbo, la Unión Africana está tratando de encontrar una salida á la crisis marfileña

10/02/2011 | Opinión

En Addis Abeba, Sarkozy planteó a las Naciones Unidas el desafío de incluir a África en el Consejo de Seguridad en el 2011.

Mientras que la democrática llama encendida en Túnez se propaga por Egipto, es el embrollo postelectoral de Costa de Marfil, otro Estado miembro de la Organización Unión Africana (UA) que, reunida en la Cumbre celebrada en Addis Abeba (Etiopía) el domingo 30 y lunes 31 de enero, intenta resolver.

Como un mal Presagio, los dirigentes de los cincuenta y tres miembros de la Asamblea panafricana han elegido, el domingo, como nuevo Presidente, a Teodoro Obiang Nguema, el dictador que impera desde 1979 en Guinea Ecuatorial, pequeño país de África central atiborrado de petróleo. El Sr. Obiang es también uno de los presidentes indagados por la investigación judicial abierta en París sobre “bienes mal adquiridos”. Su discurso, desde la tribuna, ha dado la pauta:

Los conceptos de democracia, los Derechos Humanos, de buen gobierno, no son temas nuevos para África pero, antes, conviene adaptarlos a la cultura africana.

El “grupo de alto nivel” compuesto de Jefes de Estado africanos en quien, el viernes, la Unión Africana ha dado un mes para resolver la crisis marfileña nacida de la negativa de Laurent Gbagbo a admitir su derrota electoral, ¿“adaptará” el veredicto de las urnas? El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, presente en Addis Abeba, descartó la perspectiva de una remisión de la cuestión electoral a los marfileños. “recontar los votos”, como pide el Sr. Gbagbo, sería una “grave injusticia”, dijo el Sr. Ban emplazando al “Président Ouattara a formar un gobierno de Unión Nacional”.

Entre los principios que deben guiar el trabajo de las Naciones Unidas y de la UA, el Sr. Ban recomendó una “salida honorable para Gbagbo” y una “acción concreta para levantar el bloqueo de sitio del Hotel Golf”, donde se refugia Ouattara en Abidján.

Mientras que la creación del “Grupo de alto nivel” de la Unión Africana abre de hecho la vía a las negociaciones incluyendo a Gbagbo y se diluye la intransigencia de varios jefes de Estado africanos al respecto de este último, Alain Leroy, Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas, encargado de las operaciones de mantenimiento de la paz, puso los puntos sobre las “ies”: “la cuestión del reparto del poder no se plantea, declaró al margen de la Cumbre. Es el Sr. Ouattara el que fijará las proporciones de los diferentes partidos en el seno de un posible Gobierno de Unidad Nacional” La designación del “Grupo de alto nivel” es “una iniciativa pacífica para hacer salir a Gbagbo, no para legitimarlo”, ha apoyado Victor Gbeho, Presidente de la Comisión de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) de la que es miembro Costa de Marfil.

La gran apuesta

El Presidente francés Nicolas Sarkozy, invitado el domingo a la Cumbre en Addis Abeba, no ha comentado el método elegido por la Unión Africana. Al respecto de Costa de Marfil, solamente se ha aportado “el apoyo resuelto de Francia a los esfuerzos” de la Unión Africana y de la ONU. “Francia no quiere dar lecciones a nadie” ha declarado, a quien se había reprochado tras su discurso de Dakar en 2007. Destacando el papel de los “nuevos medios de comunicación” en el surgimiento de una “conciencia universal”, el jefe de Estado declaró acerca de los acontecimientos de Túnez y Egipto: “en el mundo de hoy, no se puede gobernar como en el de ayer. (…) Francia desea este cambio pacífico”.

Pero el Jefe de Estado francés, llegado en calidad de presidente tanto del G8 como del G20, se apartó de los temas que molestan para tratar de conseguir sus proyectos mundiales en los dirigentes africanos. Se presenta como “amigo sincero”, ha afirmado que “África no tiene el lugar que le corresponde en el gobierno internacional” Un propósito ya a menudo oído en su boca y, anteriormente, en la de Jacques Chirac.

En presencia de Ban Ki-Moon, el Sr. Sarkozy ha instado a las Naciones Unidas para “hacer la reforma del Consejo de Seguridad (en debate desde hace años, para incluir ahí, especialmente, a África) desde este año”.

A cambio de este alegato pro-africano el Sr. Sarkozy espera que los dirigentes del continente apoyen “con todas sus fuerzas” el proyecto francés de establecer “financiaciones innovadoras en beneficio de África y de los países más pobres” de aquí a finales de 2011.

En consideración a los “progresos notables” de África en materia económica, promesa de un “impuesto sobre el tabaco”, o “sobre armas” para financiar las infraestructuras, la denuncia sobre “la especulación” de los productos agrícolas que “hacen pasar hambre” a las poblaciones: Sarkozy ha sacado la gran apuesta para atraer a los dirigentes africanos, adulados por todas partes hoy pero, en la creencia de que tienen todavía necesidad de Francia para hacerse oír.

Philippe Bernard

(Le Monde, 01 de febrero de 2011)

Traducido por Luis Fernando Carretero Solana.

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