Presidenciales en Chad: El África que siempre rechaza la democracia

3/05/2011 | Opinión

Dicen que vencer sin riesgo es triunfar sin gloria. El presidente chadiano Idriss Déby Itno, durante 21 años en el poder, está a punto de volver a ganar las elecciones presidenciales aunque todos reconocen que han estado mal organizadas. De hecho los tres pesos pesados de la oposición, dando por sentado lo irreversible y enorme de esta superchería, han manifestado con celeridad que no quieren ser cómplices de esta prevaricación electoral.

¡Y van tres! Para hacer contrapeso a las derivas dictatoriales de Déby, estos tres hombres curtidos en el serrallo político boicotean por tercera vez las elecciones del Chad. Como consecuencia, las elecciones registraron una baja participación ya que no había nada en juego.

Boicoteando continuamente las elecciones, ¿hace lo correcto la oposición? Esta pregunta puede discutirse hasta la saciedad, ya que es evidente que muchos dirigentes africanos están blindados contra las críticas y la vergüenza y nunca dudan para hacerse elegir por el 10% de la población para enseguida decir que han tenido el plebiscito del 80%. El ridículo, como solemos decir, no mata. Mientras, cuando en el norte de África está sucediendo una oleada de protestas que se llevan por delante a sus dirigentes y sátrapas, algunos Jefes de Estado del África subsahariana se aferran al poder usando las peores artimañas y sobre todo con la arrogancia de creerse indispensables e intocables. Ciertamente el África subsahariana ha conocido también sus primaveras en relación con la infamia de sus dirigentes, aunque es probable que el mundo árabe termine por ser el centro de atención política siempre que los herederos de la revolución no se perviertan en el camino.

Todos aquellos que pensaban que la llegada del multipartidismo al África negra sería la sentencia de muerte para los malos gobiernos y los abusos dictatoriales que recrearon con aire de suficiencia ciertos regímenes africanos de la época, están ahora desencantados. Los Jefes de Estado africanos, como el citado Déby y sus compadres, han aceptado las condiciones democráticas, no por convicción, sino sólo para preservar su poder. Y para ello juegan a ser buenos alumnos y así obtener el cheque en blanco de las potencias occidentales que desgraciadamente se obstinan en cerrar los ojos ante algunas realidades, optando por estos en detrimento del pueblo. ¿Cómo sino se entiende la farsa, que después de veinte años de experiencia democrática de estados africanos, excepto algunos, sigan esforzándose para organizar elecciones libres y tranparentes? Verdaderamente, con el infantilismo democrático que sufre África y la negligencia de sus dirigentes al rechazar una virtud cardinal: la generosidad y al no considerar el interés general del pueblo, sólo están valorando su propio interés.

Y esto que pasa actualmente en el Chad no sorprende en la medida que no sucede nada extraordinario en África, siempre refractaria a la democracia, a pesar de la cantidad de terapias que se han aplicado. Las normas de una competición limpia debían ser conocidas por todos los candidatos en liza para que se respete el principio de igualdad de oportunidades. De lo contrario estamos ante una competición ganada de antemano. Haría bien la afamada comunidad internacional, por respeto a ella misma y a los principios democráticos que a partir de ahora no reconociera una elección como la que quiere renovar Déby, en plan cacique, a la cabeza del estado chadiano. Por ello, una segunda conferencia de “La Baulé” no estaría de más.


Boundi Ouoba

Publicado en “Le Pays”, Burkina Faso, el 27 de abril de 2011.

Traducido por Juan Carlos Solís Santander.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster