Por qué los turistas son hoy los más queridos por los cleptócratas de África

23/01/2012 | Opinión

Tenemos una nueva pregunta para los que observan África: si eres un rebelde o bandido, ¿es más arriesgado secuestrar

a) un trabajador humanitario

b) un turista

c) un “nativo”?

La respuesta es (b). Secuestrar turistas se ha convertido en un negocio muy peligroso.

Los trabajadores humanitarios, parece un juego limpio, porque existe una opinión acordada de forma tácita que dice que ser asesinado o secuestrado viene dado por su trabajo.

Si eres un nacional y te matan unos bandidos asalta-caminos, eso también es un riesgo aceptable, es el precio que pagas por la ciudadanía o por haber nacido en el país “equivocado”.

En Nairobi, mucha gente te dirá que si los presuntos militantes de Al Shabaab no hubieran atacado el exclusivo enclave turístico de Kiwayu, y matado a una pareja de británicos, y después atacasen Lamu y secuestrasen a una francesa en su casa de la playa, (que murió poco después dentro de Somalia), Kenia no habría respondido con un ataque militar.

De hecho, Kenia lleva planeando su actuación con respecto a Somalia durante años, con o sin los ataques a los resorts turísticos de la costa, pero no se puede negar que andar jugando con los turistas se ha convertido en un negocio más delicado en África.

Hace unos días, cinco turistas europeos resultaron muertos en el norte de Etiopía, en la región de Afar. Otros dos fueron secuestrados. Las bandas armadas también secuestraron a un policía etíope y a un conductor.

El gobierno de Etiopía culpó a su rival, Eritrea, de los ataques, acusando al país vecino de actividades “terroristas”, y poniendo en alerta a su ejército destinado en la volátil zona entre los dos países.

Al final de la semana pasada, algunos observadores predijeron que habría una pequeña guerra de tiroteos por el asunto.

Puede que el punto de inflexión se produjera en diciembre de 2007, cuando cuatro turistas franceses fueron asesinados en Mauritania.

Como resultado fue cancelado el famoso rallye París – Dakar, que iba a comenzar en enero de 2008, y había estado celebrándose desde París a la capital senegalesa desde 1978. Se lo llevaron a Suramérica y nunca más regresó.

La diferencia en la respuesta de los gobiernos africanos a los secuestros de trabajadores humanitarios y turistas extranjeros probablemente es del tipo del dinero asociado con estos grupos. El dinero de la ayuda es mucho mayor que los ingresos por turismo.

Sin embargo, o es pagado a las arcas del estado o gestionado por los donantes. Los funcionarios y políticos corruptos todavía le echan el guante al dinero, pero es mucho más trabajo.

Sin embargo, ahora que los cleptócratas africanos y de otros países del tercer mundo no pueden guardar su dinero en occidente (los americanos y europeos podrían incautar el dinero por acusaciones de estar financiando el terrorismo), un montón de ese dinero está siendo invertido en los propios países.

Los resorts turísticos, hoteles, compañías de vuelos chárter, la mayoría de ellos dirigidos a los turistas que tienen poco más dinero que los locales, son inversiones populares entre nuestros capitalistas corruptos.

Las interrupciones de la industria del turismo con asesinatos y secuestros, por lo tanto, afecta de manera más fuerte a las clases ricas locales y a sus aliados políticos estos días, porque eso significa que no venderán las habitaciones de sus resorts y no tendrán jugadores en las mesas de sus casinos.

Los trabajadores humanitarios, como se dice, explotan la miseria local y el fracaso del estado.

Una pequeña pero poderosa élite local, por el contrario, explota a los turistas. Simplemente están protegiendo su gallina de los huevos de oro.

Charles Onyango-Obbo

(The East African, Kenia, 22-01-12)

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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