Por qué Kivu-Norte se incendia de nuevo

9/05/2012 | Entrevistas

Desde hace varias semanas, el ejército congoleño hace frente a los amotinados de Bosco Ntaganda, un ex-rebelde buscado por la CPI. Joseph Kabila parece decidido a detenerlo, tras haberlo protegido largo tiempo, aunque se corre el peligro de una nueva guerra en el Kivu. Pierre Jacquemot, investigador asociado a IRIS, nos explica por qué la violencia persiste en la región y por qué Kabila y Kagame han decidido abandonar a Bosco Ntaganda.

¿Le ha extrañado el relanzamiento de la violencia de estas semanas últimas en el este de la RDC?

La violencia es endémica en esta zona desde hace 15 años. Una violencia que está ligada a diversos factores y que se amplifica en ciertos periodos. Está la presencia de una comunidad de origen ruandés que se instaló tras el genocidio de 1994 en campos de refugiados y que posteriormente ha llevado a cabo acciones contra el gobierno de Paul Kagame. Este grupo, las FDLR, constituye un permanente factor de inseguridad. Las FDLR son igualmente atacadas por grupos de origen tutsi – el CNDP – que abandonaron la rebelión en 2009 tras la detención de su jefe Nkunda y la adhesión de su jefe militar Bosco Ntaganda al gobierno de Kabila. Podemos añadir a ello la existencia de grupos armados locales, llamados Maï Maï, que firman alianzas de circunstancias con una u otra rebelión. Está también el factor económico, la necesidad imperiosa de tierras en una región, los dos Kivu, especialmente rica y codiciada. Si añadimos la presencia de minerales, como la casiterita y el coltan o el oro, obtendremos todos los ingredientes de una economía de guerra. Algunas minas son objeto de combates entre los contendientes. Este contexto permite entender por qué perdura una situación de conflicto en el este de la RDC.

¿Esta situación escapa completamente al control del ejército?

El ejército se muestra totalmente impotente para poner orden en la situación porque está atravesado por sus propias contradicciones, concretamente con el problema de la integración de los rebeldes en su seno. Está luego la MONUSCO, que aunque dotada de 20.000 hombres, el contingente de cascos azules más numerosos en el mundo, es incapaz de garantizar duraderamente la seguridad de las poblaciones civiles.

Estas últimas semanas la violencia ha subido considerablemente en el Kivu con el anuncio de la posible detención de Bosco Ntaganda.

Hoy hay un nuevo factor que se añade; es el de la detención de Ntaganda. Se trata de un individuo de una violencia especial al que se llamaba en una época Terminador, que no dudó en reclutar niños-soldado y cometer delitos extremadamente graves. Ntaganda tuvo durante mucho tiempo el apoyo de Ruanda, que ahora se distancia de él. Es lo que ha declarado Paul Kagame la semana pasada. Bosco Ntaganda abandonó en 2009 a su jefe Laurent Nkunda, para integrarse con sus 3.000 hombres en el ejército regular de la RDC. En contrapartida se le concedió el grado de general y diversas prerrogativas sobre una parte del Kivu-Norte, Pero, de hecho, esta ex-milicia del CNDP no se integró verdaderamente nunca en el ejército, sino que constituyó “un ejército dentro del ejército” y prosiguió involucrado en el comercio ilegal de minerales (casiterita) y en el tráfico de armas. Bosco Ntaganda debería haber sido entregado a la CPI, pero desde hace 18 meses se han ido dando largas a este asunto. Algunos opinan que hay que ser prudentes y adoptar precauciones ya que el arresto de Ntaganda podría tener repercusiones negativas sobre la población civil, ya que tiene muchos soldados que todavía le apoyan. Es lo que está sucediendo desde que la presión a favor de su detención ha ido acentuándose.

Joseph Kabila, tras haber protegido durante tiempo a su aliado Bosco Ntaganda, se encuentra ante un dilema: dar satisfacción a la comunidad internacional deteniendo a Ntaganda y asumir el riesgo de que la guerra incendie de nuevo el este de la RDC o continuar protegiéndole y aislarse en el ámbito internacional

Parece que Kabila ya ha resuelto el dilema. Al principio se mostraba reticente a la hora de arrestar a Ntaganda. Yo mismo le hice la pregunta varias veces; se mostraba evasivo, aunque estaba convencido de que el individuo cometía excesos y era totalmente incontrolable. Kabila ha cambio de postura, ya que últimamente 14 militares exCNDP han sido transferidos a Bukavu para ser juzgados. Hay que percatarse de que Kabila desea recuperar un poco de credibilidad tras unas elecciones contestadas.

¿Posee Kabila los medios para detener a Bosco Ntaganda?

No es una operación fácil. En primer lugar hay que atraparlo. Ntaganda se ha encerrado en su feudo del Kivu-Norte (en el Masisi) que constituye una especie de “santuario” del que será difícil hacerle salir. Yo opino que seré preciso utilizar medios complementarios; pienso en helicópteros de la MONUSCO, que deberán llevarlo inmediatamente a Kinshasa y luego a La Haya. Todo debe desarrollarse muy deprisa. Hay que señalar también que habrá que encontrar otro “jefe” para ponerlo a la cabeza del CNDP, que sea leal con Kinshasa e íntegro…, y estas condiciones no se dan fácilmente. De otro modo, nos podemos encontrar con ex-milicianos disperso en la naturaleza sin jefe; algo extremadamente peligroso.

¿Ntaganda sigue siendo apoyado por Ruanda?

Ruanda ha comprendido que Ntaganda constituye una carta con la que ya no puede seguir jugando. Ruanda ya no tiene de verdad necesidad de ocuparse de los dos Kivus. Las redes mafiosas están perfectamente engrasadas y Ruanda ya no necesita utilizar a esos milicianos.

¿Cree usted que Ruanda va a abandonar a Ntaganda?

Sí, así lo pienso. Apoyar a Ntaganda le cuesta demasiado a Ruanda en términos de imagen. Además Ntaganda ya no es útil de verdad en el plano económico. Para gestionar las redes mafiosas en su provecho, Ruanda no precisa de Ntaganda. Hay que constatar que el coltan y la casiterita ya no aportan tanto dinero como hace solo 2 años.

¿Por qué razones?

Esencialmente a causa de la ley Dodd Franck que obliga a las empresas americanas a probar el origen de la casiterita y del coltan. Los mercados se han desplazado a Australia y a América Latina. Por lo tanto, hay menos interés económico. Además, estos grupos del CNDP se han convertido últimamente en electrones libres y no creo que Kagame tenga demasiado interés en ellos. Se puede pensar, en consecuencia, que Kabila se ha garantizado una cierta neutralidad ruandesa en el caso de que se decida a detener a Ntaganda

¿Joseph Kabila puede estar tentado en juzgar a Ntaganda en Kinshasa y en no enviarlo ante la CPI de la Haya?

No tengo respuesta a esa pregunta. Ciertamente Kabila puede jugar la carta del orgullo nacional y decir: “ya somos mayores como para juzgarlo en Kinshasa”. Se trata de un proceso que tendría un gran valor simbólico y que, si fuera llevado a cabo en buenas condiciones, podría corregir el impacto negativo que ha producido el proceso del caso Chebeya. No puede excluirse esa posibilidad.

Declaraciones recogidas por Christophe RIGAUD (Afrikarabia.com)

y publicadas en Le Potentiel, 7.05.2012)

Traducción: Ramón Arozarena

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