¿Por qué existe el FBJ (Foro de Periodistas Negros)?

6/03/2008 | Opinión

Una de las ironías más obvias sobre el encuentro del Foro de Periodistas Negros, FBJ, fue que tres de las cuatro personas que subieron a la tribuna junto con Zuma, no eran periodistas.

Excluir a los periodistas blancos porque ellos no comparten el dolor y la frustración experimentada por sus colegas negros parece poco honesto como razón de ser del FBJ, si los que marcan las líneas se ganan la vida haciendo jabón, como organizadores de eventos, como empresarios o como portavoces del Gobierno.

Seguramente las posibilidades de que mis colegas blancos sientan mi dolor son más grandes que las de alguien cuya relación con una redacción se forjó en los días en los que fumadores borrachos solían abusar de sus subalternos y no pasaba nada.

El FBJ no puede fingir que se ha formado solamente por las preocupaciones sobre lo que pasa en las redacciones. Debería ser mucho más que eso.

Puede que sea la afirmación de negritud en un mundo que sigue preguntándose si los periodistas negros aprecian su posición de influencia en la arena de la lucha de las ideas.

Los periodistas negros de una sociedad post-apartheid tienen nuevos dilemas. Se supone que somos primero negros y después periodistas, mientras que a todos los demás les basta con ser lo que sean, sea cual sea su profesión, sin pensar cuál de las dos cosas va primero.

Más a menudo de lo que nos parece, los gacetilleros negros tienen que rendir cuentas por no hacer nada cuando los beneficiarios del racismo blanco se comportan como si todo siguiera igual que antes.

Es públicamente conocido que muchos comentaristas y políticos no tienen fe en los periodistas negros. Somos vistos, injustamente o no, como simples loros que repiten rutinariamente esa cosa llamada la agenda de “blancos/DA”, ¡signifique lo que signifique eso!

No hace mucho que el Ministro de la Presidencia, Essop Pahad, amenazó con retirar la publicidad del ‘Sunday Times’, propiedad de negros y dirigido por negros, porque el periódico no mostraba el tipo de respeto hacia los líderes nacionales que se supone que deben mostrar los periodistas negros de los principales periódicos.

El propietario negro del ‘Sunday Times’ nunca salió en defensa de su director negro, cuando fue atacado por un oficial del Gobierno negro, por no haberse comportado como deben comportarse los directores negros.

Al otro lado del espectro, muchos de nosotros tenemos que vivir con la duda permanente sobre nuestras capacidades. Ni es nada nuevo ni se reduce sólo a los racistas confirmados.

En ‘El sueño pospuesto’ (The dream deferred’), el escritor Mark Gevisser dice que Thabo Mbeki al parecer le dijo a un compañero que “en la mente de una persona negra, incluso entre amigos, siempre está la idea de: esta persona blanca piensa que no puedo hacer el trabajo. Y así en la mente de una persona negra siempre está la idea de: voy a demostrar a esta persona blanca que sí puedo hacer el trabajo”.

Se ha convertido en una postura por defecto para los que no son negros, ver la perspectiva negra deformada por un chip en el hombro, viviendo en el pasado o siendo ingenuo sobre cómo funciona el mundo internacional, en lugar de abordar la percepción de la supremacía de la raza.

Además de esas tácticas intimidatorias está la tendencia a querer quitar importancia al debate e ignorar los fundamentos del tema que ha surgido. Puede funcionar durante un tiempo, pero más pronto que tarde, los intimidados reunirán las agallar suficientes como para responder.

Hablando de responder, ‘Talk Radio 702’, de Johannesburgo, da la impresión de poco honesta cuando se queja de la reunión del FBJ. Si estaba tan perturbada por la posibilidad de perderse un acontecimiento de noticia, ¿por qué no mandar a un reportero africano negro a la reunión? ¿Podría ser que no tiene a nadie con la categoría suficiente como para encomendarle esa historia? Y ahí reside una de las razones de la existencia del FBJ, ver si los periodistas negros tienen algún papel importante en sus redacciones además del de permitir marcar las casillas de empleo equitativo.

¿Cómo es posible que en un país político como Suráfrica, una emisora de la categoría de 702 no tenga un buen gacetillero negro (excluyendo a los invitados a los shows de la radio) capaz de cubrir un acontecimiento político que no quiere perderse? No sé cómo no había ni un solo africano negro entre los que salieron dramáticamente de la reunión del día 29, o los que andaban por ahí afuera. ¿Seguro que el derecho de la emisora a enviar a quien quiera que eligiese para cubrir el evento no puede ser más importante que cubrir la historia en sí?

Así que no nos engañemos. Es claramente incierto que los negros son incapaces de ser racistas. La pobreza de pensamiento exhibida en las pancartas del relanzado FBJ muestra que los negros no son instintivamente sensibles al dolor de la exclusión racial.

Pero, de manera similar, los propietarios de los grupos de medios no pueden, basándose sólo en si quien dirige la redacción es negro o no, asumir que los periodistas negros no puedan tener asuntos que les pertenezcan a ellos como negros.

Las condenas pueden ir y venir. La cuestión es: ¿Pueden los directores de medios del Foro Nacional de Directores de Suráfrica volver a sus redacciones, mirar a sus colegas negros y decir que la razón para que exista el FBJ es ajena a sus lugares de trabajo?

Y el enfado, con razón, de la 702 puede encontrar vindicación cuando la Comisión de Derechos Humanos tome su decisión, pero ambos organismos necesitarán convencer a sus compañeros negros de que la razón por la que el FBJ justifica su existencia no tiene nada que ver con sus redacciones. Y no me refiero a no tener periodistas negros entre los trabajadores.

Fikile Ntsikelelo Moya

Mail & Guardian

Fundación Sur

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