PONIENDO PARCHES A LA POBREZA CON EL DINERO DE OTROS

12/11/2012 | Editorial

Poner parches a la pobreza con dinero de quienes la causan, es totalmente inadmisible, por ser injusto, intentando al mismo tiempo cubrir las injusticias.

Juan Pablo II siempre insistía en vivir y practicar la justica con compasión, y de ser compasivamente justos.

Creo que es esencial integrar estas dos dimensiones del ser humano y cristiano: justicia compasiva o compasión en la justicia. Lo que resulta inadmisible es intentar tapar las injusticias con las limosnas.

Constatamos ejemplos de esto último diariamente, en África, en Europa y en España. Intentamos ocultar las injusticias y lavarnos la cara, incluso con las obras de caridad. Esto significa aprovecharse de los pobres en primer lugar y luego reírse de ellos, dándoles un regalito.

Durante cuarenta y tres años, he constatado en Uganda y África oriental, como el 75% de la población lucha para sobrevivir y sufre muchísimo al no poder cubrir las necesidades básicas, porque los gobiernos locales así como los inversores extranjeros se preocupan de si mismos y de su lucro personal y no del bienestar del pueblo. Incluso un país tan rico en recursos humanos y naturales como Uganda, tiene el 82% de los jóvenes desempleados. (Cifras oficiales del gobierno).

El presidente ugandés regala millones de shelines cada semana a diferentes líderes: políticos, religiosos y culturales para ganar su benevolencia. Yo siempre fui crítico de que hasta los lideres religiosos aceptaran el regalo de coches lujosos ofrecidos por el gobierno ugandés, para cubrir las injusticias con el dinero sacado de los empobrecidos.

La semana pasada el primer ministro ugandés Mbabazi pidió disculpas a Irlanda por los 5 millones de euros, concedidos en ayuda a diferentes proyectos en Uganda, pero desviados por su ministerio a otros destinatarios. Este es solo el pico del iceberg que permanece oculto. En los países en desarrollo existen hoy unos 1.700 millones de personas que viven con 1 E. al día.

Los empobrecidos aumentan también en España cada día. Dos razones importantes son: la irresponsabilidad social y la picaresca “aceptada”. Solo en 2011 se sacaron de nuestro país más de 300.000 millones de euros en fraude fiscal, y esto impunemente.

Por tanto las obras de caridad de los grandes imperios financieros: Santander, Zara, Shell, etc., con renombre de fraudes fiscales y abuso de derechos humanos aquí y en los países en desarrollo, son inadmisibles.

En Brasil, se ha detectado otros 30 talleres de “esclavos” vinculados a la empresa textil Zara, que según el gobierno brasileño, son solo la punta del iceberg. Se trata de trabajadores clandestinos, que trabajan hasta 16 horas diarias y cobran entre 90 y 130 euros al mes. Inditex volvió a responsabilizar a la firma AHA, uno de sus más de 50 proveedores en Brasil, de haber subcontratado de forma ilegal la fabricación de prendas de Zara en algunos de sus talleres clandestinos.

En Sao Paulo el ministerio del trabajo desmanteló varios talleres clandestinos y 52 trabajadores bolivianos explotados por Zara, fueron liberados.

Aquí no pasamos juicio sobre personas concretas pero denunciamos la falta de ética en el funcionamiento de algunas fundaciones y empresas.

El verdadero camino está en la práctica de la justicia, y no en intentar contentar con regalos a los empobrecidos, causados por la falta de ética de los mismos inversores. Necesitamos emprendedores pero solo si son justos y responsables.

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