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Inicio > REVISTA > Opinión > ![]() ¿Podría el "experimento" de confinamiento de Sudáfrica ayudar a trazar un camino hacia un país más sobrio y menos violento? (parte 2/2)
20/05/2020 -
Los profesionales de la salud pública y los encargados de formular políticas de Sudáfrica deberían aprovechar este tiempo para recopilar datos sobre los desafíos a los que nos enfrentamos en nuestros centros de salud. Es esencial verificar el impacto del confinamiento por un lado, y la prohibición del alcohol, por otro, sobre la violencia. Lo crítico en esto será generar datos que puedan ayudar a los expertos en salud pública y a los encargados de formular políticas a responder a los argumentos de los defensores de la libre venta del alcohol contra las restricciones actuales sobre el alcohol. Tales argumentos podrían plantear que la pérdida de ingresos por restricciones supera los beneficios económicos de las reducciones en la violencia, las muertes y los costos de atención médica, o que las reducciones en movimiento e ingresos contribuyeron más que la prohibición del alcohol a la disminución de toda clase de accidentes. Los datos de alta calidad pueden salvar vidas. Podemos, incluso, requerir un gradual levantamiento de las restricciones en diferentes secuencias en diferentes regiones. Las restricciones continuadas a la venta de alcohol requerirán también campañas generalizadas de información pública y mensajes bien preparados. Como país, la pandemia es un recordatorio de lo que es importante y un llamado a considerar lo que sacrificamos cuando el licor fluye libremente. Una solución viable al problema del alcohol en Sudáfrica tendrá que encontrar el justo equilibrio entre salud pública y libertad individual. Ciertamente, existen advertencias sobre la importación de políticas desde el extranjero, especialmente cuando se trata de hacer cumplir la ley, pero tienen un enorme potencial para mitigar el daño que el alcohol hace a nuestra sociedad. La alternativa de laisser-faire equivale a una carnicería continua en nuestros centros de salud y morgues. Prohibir el alcohol a perpetuidad, sin embargo, no funciona. Una prueba de ello es el comercio mundial de drogas ilícitas y el continuo comercio ilegal de alcohol, así como toda la era de la prohibición en los Estados Unidos. Afortunadamente, existen numerosas formas menos duras de renegociar nuestra relación con la botella y establecer una cultura de consumo más segura. Un estudio reciente de MRC en Sudáfrica identificó la reducción de la densidad de puntos de venta de alcohol, las restricciones en las cantidades y tiempos de comercialización, y las campañas en los medios de comunicación entre las numerosas medidas para reducir los daños relacionados con el alcohol. Aun así, enfatiza la necesidad de más investigación sobre estas políticas en países de bajos y medianos ingresos. Es imperativo, entonces, que este breve período de abstinencia nacional sea estudiado de cerca y posiblemente seguido por políticas cuidadosamente implementadas en torno al consumo de alcohol. Una solución viable al problema del alcohol en Sudáfrica tendrá que encontrar el equilibrio adecuado entre la salud pública y la libertad individual. Nuestros hospitales han visto una fuerte caída de los traumas violentos, y las sangrientas escenas, tan numerosas en nuestras unidades de emergencia, se han vuelto mucho menos frecuentes. Sin embargo, no se mantendrá así por mucho tiempo. La pandemia de la COVID-19 ha cambiado nuestras prioridades, y con eso, existe la oportunidad de renegociar el contrato social. Podemos ver que esto sucede a medida que las personas adoptan nuevas normas sobre hábitos como el lavado de manos. ¿Podríamos aprovechar también esta oportunidad para crear una Sudáfrica menos ebria y violenta? Fuente: Bhekisisa [Traducción y edición, Jesús Esteibarlanda][Fundación Sur]
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