Podéis obligarme a escribir sobre la orden de arresto de Al Bashir, pero no podéis obligarme a que disfrute haciéndolo

18/03/2009 | Opinión

Intento tener algo que decir sobre la actual situación en Darfur, pero lo que me sale es que estoy demasiado enfadada: mi primer borrador de este mensaje venía a ser poco más que “@*&U#*()$&!!!!!!!!!! ¿¿¿¿Me están tomando el pelo????? )@*($)%&)%>>>>>>&*#^%*#&%^>”. Ustedes, lectores, se merecen algo mejor, pero en ausencia de otras opciones, creo que voy a hacerlo de todas formas.

Me encantaría apoyar todos los procesos criminales internacionales posibles, porque si hubiera más, eso aumentaría mis posibilidades de conseguir un trabajo muy interesante en uno de ellos. El derecho internacional es realmente fascinante. Saca toda clase de truculentos asuntos legales que tienen que ver con cosas como retroactividad y derecho internacional consuetudinario e inmunidad para los jefes de estado; los hechos de los casos son casi siempre fascinantes; y ofrecen oportunidades de satisfacción casi sin precedentes. Soy una auténtica loca del derecho, estoy obsesionada con los conflictos modernos, y no hay nada que me guste más que una buena autosuficiencia, así que sólo pensar en poder meterme hasta la cintura en un crimen internacional casi me da escalofríos. Oh, sí, escalofríos.

Pero eso no significa que piense que toda esta paranoia del caso Bashir sea una buena idea. Los procesos criminales, incluso cuando están bien hechos, no son justicia. Son sólo una pequeña parte de ella. Si piensas en un sistema judicial como una pirámide, entonces las normas sociales serían la base, la capa siguiente serían los derechos básicos de libertad y prosperidad, seguidos de una seguridad básica, después iría la protección de los tribunales civiles; después la investigación policial de los crímenes. Los procesos criminales serían el diminuto triángulo de arriba del todo, constituyendo sólo una pequeña minoría del tiempo, los recursos y la importancia dentro de todo el sistema completo.

El Tribunal Penal Internacional no es más que la cumbre de la pirámide. Fue designado de esa manera, sobre la teoría de que la responsabilidad criminal es tan importante que merece tener algo así, para que se ocupe de lo mejor de la comunidad internacional, incluso en ausencia de cualquier otra capa que normalmente conforman sus cimientos en un sistema legal doméstico saludable. Y simplemente creo, como regla general, que es una mala idea. Invariablemente, tomamos los juicios internacionales criminales en nombre de las víctimas de los acusados, demandando justicia de su parte, pero no creo que le prestemos la suficiente atención a lo que les pasa a esas víctimas en ausencia del resto de la pirámide.

En el sistema legal doméstico en el que crecieron la mayoría de los lectores de este blog, los procesos judiciales no se dan en el vacío. Hay una policía a la que llamar, programas de protección de testigos en los que entrar, tribunales civiles en los que buscar indemnizaciones, y gobiernos estables (¡Incluso elegidos! ¡Fijaté!) a los que presionar. En muchos casos, incluso hay más lujos como ¡seguros! ¡Libertad de prensa! Y ¡Derecho a un juicio justo!
La gente de Darfur carece de toda esta protección. En lugar de eso, han dependido durante años de las organizaciones de ayuda humanitaria internacional cuya presencia actúa de contingencia de la gracia de Jartum, su ejército y de varios grupos rebeldes. Esas organizaciones no siempre han podido protegerles antes, aunque realmente hicieron esfuerzos valientes. Ahora podrán mucho menos, ya que han sido expulsados a la fuerza del país.
Y sí, Bashir y sus aliados son moralmente culpables del desastre humanitario que está a punto de continuar. Pero eso no absuelve al Tribunal Penal Internacional y los que lo apoyan de la responsabilidad de los resultados de sus acciones. La comunidad internacional ha intervenido en una guerra civil que se ha llevado a cabo contra la población civil. Los civiles no son colaterales en la batalla de Darfur, ellos son el principal objetivo. Así, cuando la comunidad internacional actúa contra Bashir, él tomará represalias contra los civiles que se supone que se está protegiendo. Y eso no es una sorpresa, así que, razonablemente, no es algo que podemos negarnos a tener en cuenta, sólo porque está mal moralmente.

Cuando algo como una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional llega flotando a Sudán, no es una justicia ciega e imparcial. Es un acto de poder, dirigido a un partido a un conflicto abierto. Si toma pleno efecto, y Bashir es enviado a La Haya, entonces es un golpe, quitando a un líder del poder. Y Mientras hay un montón de organizaciones que piensan que es una buena idea (El Proyecto Enough, a juzgar por este informe detallado), si eso es lo que está haciendo la comunidad internacional, ¿no deberíamos reconocerlo? ¿“Ocampo depone a un presidente”, no es prácticamente lo mismo que “El TPI emite una orden de arresto”?

Y ya que estamos en ello, puede que debiéramos reconocer que no hay muchas posibilidades de que sea reemplazado por una madre Teresa sudanesa. Si Bashir se va, pero su partido en el gobierno, el NCP, continúa en el poder, entonces la gente que le va a suceder no es exactamente la más amable. Si sus aliados en el gobierno mantienen el poder, entonces esto será muy probablemente un cambio de “la cara del genocidio”, a “el que mueve las marionetas”. Si las facciones rivales al NPC le suceden, entonces sigue siendo un movimiento hacia “tipos que son de lo más sucio, pero al menos les importa un poco más si los demás decimos cosas buenas sobre ellos”. Y, por supuesto, hay varios grupos rebeldes, para los cuales un golpe contra el gobierno de Sudán no es ni mucho menos un suceso neutral. (JEM, y otros grupos rebeldes no han perdido el tiempo y se han apresurado a emitir un comunicado afirmando que la orden de arresto hace imposible la negociación con el gobierno de Bashir. Esto no es precisamente un paso positivo hacia las conversaciones de paz…)

En pocas palabras, hay una extremadamente fuerte creencia generalizada en que la orden del ICC podrá hacer todo esto: desestabilizar el inicio de unas frágiles conversaciones de todavía-no-paz; minar el casi-pero-no-implementado-todavía acuerdo de paz; apoyar las ambiciones presidenciales de los secuaces genocidas de Bashir y dejar a millones de civiles vulnerables ante la hambruna, la enfermedad y la violencia. (Pero eso no importa, porque todos ellos se han mostrado de acuerdo con que merece la pena morir de cólera por todo lo que acarrea la posibilidad de arrestar a Bashir ¿no?)

¿Todo esto para juzgar a un tipo en Europa? ¿De verdad? ¿Merece la pena?

Llámenme escéptica.

Amanda Taub

Publicado en el blog africanista wronging rights http://wrongingrights.blogspot.com/

Things That Seemed Like a Good Idea at the Time el 6 de marzo de 2009

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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