El 14 de febrero fue el día nacional de la Campaña contra el hambre, organizada cada año por Manos Unidas. Este año, con el tema: “Plántale cara al hambre. Siembra”.
“Es un escándalo que todavía haya hambre y malnutrición en el mundo. Esto nunca puede ser considerado un hecho normal al que hay que acostumbrarse, como si formara parte del sistema” (Papa Francisco).
Leemos en su presentación de la campaña:“En Manos Unidas no nos acostumbramos a este dato vergonzante; por ello, desde hace 57 años, trabajamos para plantar cara al escándalo del hambre”.
En el mundo todavía existen unos 800 millones de personas que sufren el hambre y sus consecuencias. En África Subsahariana hay unos 214 millones de personas hambrientas.
Todos sabemos que esto no es debido, ni a la falta de alimentos, ni al aumento de la población mundial, sino a la mala gestión de los recursos, a nivel regional e internacional y al sistema financiero injusto de mercados que controla la distribución de los abundantes recursos existentes, para su máximo beneficio.
Solo existen guerras, violencia, tortura, hambre, paro, desplazados y empobrecimiento, para tantos millones de personas, porque queremos que existan y porque algunos poderosos con sus multinacionales, siguen gestionando y acaparando este sistema inhumano y cruel.
¿Hasta cuándo se lo permitiremos? Y ¿qué hacemos para que la situación mejore?
En estas preguntas encontramos el germen del cambio:
? En primer lugar, potenciar la participación ciudadana, particularmente de las mujeres y de los jóvenes, en todos los proyectos para superar el empobrecimiento y el hambre, especialmente en África.
? En segundo lugar: promover líderes más íntegros que la mayoría de los actuales, para una gestión más responsable y justa de los recursos existentes, compartiéndolos con los más necesitados.
? En tercer lugar, cambiar nuestro estilo de vida: con un consumo de lo necesario y sin despilfarro del 30% de los alimentos, superando el súper lujo del 1% que acapara más que el restante 99% de la humanidad, denunciando y no gastando de las multinacionales explotadoras.
La pobreza es el mejor caldo de cultivo para los conflictos.
Por una parte, este empobrecimiento y tremenda desigualdad en la familia humana es la mayor vergüenza y escandalo para todos, y además nos deshumaniza a todos.
Por otra parte, si realmente queremos que el empobrecimiento de la mayor parte de la humanidad y los conflictos armados en el mundo se terminen, se terminarán.
Por tanto, si tanta pobreza y violencia continúan y se agravan cada día más, esto ocurre porque permitimos, que unos pocos desvergonzados sigan acaparando y empobreciendo a la inmensa mayoría de la humanidad, para controlarla más fácilmente.
Mientras que los animales cazan y pescan para sobrevivir, algunos seres humanos cazan y pescan por avaricia, para acaparar poder y recursos, a costa de privar a los demás de lo necesario para vivir con dignidad.
Así lo queremos o permitimos y así nos deshumanizamos.
Manos Unidas, en la campaña de este año: “Plántale cara al hambre: SIEMBRA”, nos indica el camino, siguiendo las indicaciones del Papa Francisco.
Sembrar significa: conseguir tierra, techo, trabajo y suficientes alimentos para una vida digna, con buena salud, educación y los servicios necesarios, a todos los niveles.
Sembrar significa: capacitar y empoderar a la sociedad, especialmente mujeres y jóvenes, para ser protagonistas de su propia liberación y desarrollo sostenible, especialmente en África.
Sembrar significa: elegir líderes íntegros y exigirles que gestionen los recursos existentes con justicia, equidad y solidaridad.
Sigamos comprometidos y con las Manos Unidas en Solidaridad. Como lo dijo la primera presidenta de Manos Unidas: “El día que todos queramos acabar con el hambre, dejará de existir”.
