Perdidos en la lucha por la audiencia, por Carlos Ordoñez Ferrer

30/06/2011 | Bitácora africana

Un programa de Cuatro televisión criticado por utilizar comunidades indígenas para un show mediático

El Canal, recientemente adquirido por Tele5 ha estrenado la segunda temporada de su programa “Perdidos en la tribu”. En esta ocasión, con “Perdidos en la ciudad” la cadena “da una vuelta de tuerca al formato” y lleva a miembros de las comunidades himba y mentawai a convivir con familias en la sociedad española. El programa pretende ser un espectáculo en el que observar sus reacciones ante situaciones absoluta y radicalmente nuevas para ellos y que son el día a día entre nosotros. Un ejercicio de vouyerismo no ajeno de polémica.

“Tres familias viviendo con tribus primitivas. Sin entender su idioma, sin agua caliente y cazando para comer”, rezaba la publicidad del programa “Perdidos en la Tribu”. Un año después, llega la segunda parte de este show televisivo. Ahora son “las tribus primitivas” las que son llevadas a Europa a convivir con las familias españolas.

“Perdidos en la tribu”

En la primera etapa, el programa levantó críticas de diferentes entidades. La propia Agencia Española de Cooperación, AECID denunció que la grabación del programa tuvo “consecuencias negativas” para las comunidades himba, bosquimana y mentawai. La Agencia denunció que por ejemplo, los bosquimanos, adultos y niños fueron llevados a más de 700 km de su hogar para participar en el programa y recibieron entre 67 euros y 175 euros. Mientras, Survival Internacional hizo pública una carta dirigida directamente a la presentadora Nuria Roca (incluida en este reportaje*). “Nunca obtuvimos respuesta –nos informa su responsable de comunicación, Laura de Luis- ni de Cuatro TV, ni de la productora Cuatro Cabezas, ni de la presentadora del reality, Nuria Roca. Les escribimos dos años consecutivos”. La Fundación del Comité de Ayuda al Refugiado, CEAR, por su parte denunció (**incluida en el reportaje) que algunos de los niños que participaron en las supuestas actividades de ‘interacción cultural’ con las familias españolas fueron excluidos de las escuelas durante todo el rodaje.

Algunos niños fueron excluidos de las escuelas durante todo el rodaje

Tratamos de visitar a una de las etnias escogidas por Cuatro TV en su propio contexto, los himba. Queremos saber su opinión, su reacción ante estas costumbres extrañas de los europeos. Estamos en Opuwo, al norte de Namibia, cerca de la frontera con Angola. Nadie parece saber nada de televisiones extranjeras. Y menos de ‘intercambios’ culturales con blancos de Europa. Los himba, son ganaderos seminómadas que se encuentran a ambos lados del río Kunene, y que separa los dos países. Caminando por su polvorienta y única calle principal, nuestras pupilas se quedan enganchadas con la experiencia que supone ver a himbas, herero o kawango caminando, comprando o hablando entre ellos. O mejor dicho entre ellas, ya que son las mujeres las que parecen dominar el paisaje humano de la localidad.

“Dicen que se estaba poniendo mala”

Por la noche, tomando una cerveza con Sam, nuestro traductor, conocemos a Bob, el joven que será nuestro contacto para la visita del día siguiente. Él sí parece saber algo del tema. “Por aquí vino una televisión holandesa y se llevaron a varios himba a Holanda. Mamadi regresó a los diez días. Dicen que se estaba poniendo mala”. Mamadi era una mujer de cerca de cuarenta años, es decir casi una anciana. Pregunto si la puedo visitar, pero no es posible. Está encerrada desde que regresó y no quiere ver a nadie que no sea su familia.

Consultamos a la doctora Mercedes Cano, antropóloga de la Universidad de Valladolid, sobre los efectos que ha podido sufrir la mujer. “Cualquier descontextualización es mala, más si se traduce en un espectáculo en el que se presenta a los otros como algo diferente y curioso, con costumbres raras, y se les expone a golpes de efecto terribles, como los que están sufriendo en nuestro país (museo de cera, cine 3 D, indigentes abandonados en la calle…) o al enseñarles un gorila encarcelado, privado de libertad, y se les dice que es nuestro pariente, cuando ellos no pueden entender la privación de libertad para ningún ser vivo, ni siquiera para el ganado de los himba, que solo se encierra por la noche, como ellos”.

Por otro lado, desde Survival Internacional, Laura de Luis nos plantea que “si se les está tratando como a iguales que muestran su sorpresa sobre nuestro modo de vida diferente para ellos, entonces no creo que se esté incidiendo en tan negativo estereotipo. Si por el contrario, se les está ridiculizando, entonces el programa, desde luego, no estaría ayudando en absoluto a que estas personas dejen de sufrir las inmensas injusticias de las que son víctimas”.


Tierras usurpadas

Hay algo claro. El programa no nos habla de esas “inmensas injusticias de las que son victimas”. Por lo que insistimos con Laura, “la gran mayoría de las veces se les priva de este derecho fundamental: sus tierras les son usurpadas por multinacionales o individuos que pretenden explotarlas, dejándolos en una situación de marginalidad y desamparo absolutos, cuando no los lleva directamente a la muerte. No se les permite vivir en sus tierras, y como consecuencia no se les da la opción de elegir cómo quieren vivir sus vidas”.

“Sus tierras son el objetivo
de cuantiosos intereses económicos”

Obviamente, en el programa no se habla de todo esto. “Perdidos en la tribu”, y ahora “Perdidos en la ciudad” está hecho para entretener y no para que nos cuenten problemas. Sin embargo nosotros sí queremos saber sus problemas. “Muchas veces tenemos una visión estereotipada de los pueblos indígenas porque a gobiernos y empresas les interesa que los sigamos viendo como a seres inferiores, primitivos, incapaces de decidir lo que quieren por sí mismos. En pleno siglo XXI no son pocos los gobiernos que esgrimen este tipo de argumentos para despojarles de su tierra, su modo de vida y su cultura. Sus tierras son el objetivo de cuantiosos intereses económicos”. Parece que ahora también su ‘exotismo’.

La visita

Nos dirigimos a la mañana siguiente con Sam y Bob a una de las aldeas himba al norte de Opuwo. Para ello, tal y como dictan las normas, hemos comprado un saco de tabaco, maíz y algún otro regalo para dejar a nuestros anfitriones en señal de reconocimiento. Tras cerca de veinte kilómetros dando tumbos en el todoterreno llegamos a la aldea. Alrededor de ocho chozas de paja y adobe se hayan diseminadas dentro de un círculo. En la mitad está el fuego sagrado que no hay que cruzar.

En los últimos años el turismo es una fuente de supervivencia para los himba. El turismo con sus contradicciones, haciendo un frágil equilibrio entre una fuente de ingresos sostenible y gestionado por los actores locales, y la ‘contaminación’ que esos encuentros en ocasiones provoca. En cualquier caso nos cuesta imaginar que un equipo de televisión con un programa tan complejo como el producido para Cuatro tv no suponga una dosis de ‘invasión’ de una cultura sobre otra.

Desde Survival Internacional aseguran desconocer los términos en los que se desarrolla el contrato entre productora e indígenas. Sí nos dicen que en cualquier caso debiera de realizarse un acuerdo justo, con total conocimiento de lo que esta experiencia podría acarrearles, con información imparcial y fidedigna. “En tal caso no tendríamos nada que objetar. En Survival defendemos que los pueblos indígenas tienen derecho a elegir cómo vivir y qué hacer con sus vidas, independientemente de que a nivel individual a cada uno nos guste o no lo que decidan”. ¿Hablamos de colonialismo cultural? preguntamos a Laura “A menudo nos parece que la colonización es algo del pasado. Pero si analizamos las actuales y extendidas expulsiones de pueblos indígenas de sus tierras, la violación constante de sus derechos territoriales, el despojo, el desarraigo y la miseria que les dejamos como recompensa por poder generar un «progreso» y un «desarrollo» a nuestra medida a costa de explotar sus tierras… creo que no encontraremos mucha diferencia con respecto a la colonización que de hace varios siglos”.

Nos reciben con cordialidad. Dejamos los avituallamientos junto al jefe de la aldea. Las mujeres nos muestran orgullosas el barro rojo con el que se colorean y nos invitan a que lo hagamos. Intercambiamos risas y buenos deseos. Nos sentimos un tanto cohibidos. Miramos con respeto el fuego sagrado conscientes de que no debemos atravesar una línea invisible de parte de él. Una de las mujeres se quita una pulsera y me la regala. Lleva una curiosa talla en bajorrelieve de figuras geométricas. “¿De qué material crees que está hecho?” me pregunta Sam. Es flexible y a la vez duro. No tengo ni idea. ¿Cartílago de algún animal? Se lo traduce a nuestras anfitrionas y todas se ríen. “Los europeos tenéis mucha imaginación –nos responden sin dejar de reír-. Esas pulseras están hechas con trozos de tubos de pvc”.

“Perdidos en la ciudad”

Tal y como reza la propaganda del programa “¿Qué ocurre cuando varios miembros de una remota tribu son invitados a pasar varias semanas en casa de la familia occidental con la que convivieron meses atrás? ¿Cómo reaccionarán ante el ruidoso tráfico, el ajetreo de las ciudades, la contaminación, las nuevas tecnologías o las celebraciones familiares? ¿Qué harán cuando vean que hemos excavado bajo tierra para construir un medio de transporte como el metro? ¿Se mostrarán fascinados por la modernidad o juzgarán algunas de nuestras prioridades como demasiado superficiales?”. Después de haber visitado una comunidad himba en su entorno natural no pedemos evitar sentirnos un tanto alerta de las consecuencias del ‘experimento’.

“No es de extrañar el planteamiento racista”

Según el profesor Bartolomé Clavero, miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, la cadena de televisión “declara que el objetivo del programa es precisamente el de resaltar el contraste entre la vida civilizada y la de ‘las tribus más antiguas del mundo’, concediendo que a dicho efecto la productora ha podido acentuar ‘los aspectos más pintorescos’ y ‘más rupestres’ de las tribus, en lo cual consiste al fin y al cabo el programa”. Y sin morderse la lengua añade “de parte de quienes cumplen la función de voceros de Canal Cuatro no parece haber la más mínima conciencia de que todo ese lenguaje sea por sí mismo la prueba contundente del más flagrante racismo, pero cabe poner en duda que la inconsciencia deba presumirse de la empresa misma, de una empresa que contrata como portavoces a personas capaces de producirse seriamente en tales términos ofensivos respecto a quienes realmente constituyen lo que llaman ‘tribus rupestres’. No es de extrañar entonces el planteamiento racista del programa y el comportamiento racista de la productora”

‘Éxito’ y ‘daños colaterales’

Puestos al habla con la empresa ‘Eyeworks Cuatro Cabezas’, productora del programa “Perdidos en la ciudad” para que nos den sus versión de las críticas que recibimos, encontramos algunas dificultades para la comunicación. Quieren saber las preguntas con antelación y quienes somos exactamente. Finalmente conseguimos hablar con Alejandro del Real, jefe de prensa de “Perdidos en la Ciudad”. Preguntado por las audiencias, se muestra muy contento ya que “con dos millones y medio, la cuota de pantalla ha sido muy superior a la etapa anterior”. Las razones de ese aumento de la audiencia cree que se debe a que “resulta más pintoresco ver las diferencias de las tribus aquí que la de los españoles allá”. Ante esa respuesta, es el momento de preguntarle por las críticas. “En esta etapa, que yo sepa, no hemos recibido ninguna. Y la vez anterior, era otra empresa. No se habían juntado Cuatro y Tele5”.

Es evidente que desde la empresa se muestran felices por el ‘éxito’ del programa, y que no se preguntan por los ‘daños colaterales’. Mientras tanto, allá en su aldea cerca de Opuwo, Mamadi sigue temerosa y sin querer recibir visitas de blancos europeos.

*Carta de Survival Internacional a Nuria Roca

Estimada Nuria:

En los anuncios de promoción del nuevo programa que presentas en Cuatro, “Perdidos en la tribu”, aludías a los pueblos indígenas como “primitivos”.

Desde Survival International, movimiento por los pueblos indígenas, nos preocupa la forma en la que se habla de estos pueblos, y en esa ocasión sentimos un profundo malestar por la alusión racista que, aún de forma inconsciente, realizaste al referirte a estas tribus.

Nuestro lenguaje está plagado de palabras y modos de expresarnos en relación a los pueblos indígenas que denotan racismo. Es común referirse a ellos como pueblos «primitivos», «retrógrados» o «anticuados».

No se trata de ser políticamente correctos. El problema radica en que el uso de estos términos, empleados desde la época colonial, sugieren que las sociedades tribales no han evolucionado ni cambiado y que deben «ponerse al día». Esta idea no sólo es incorrecta, sino que sirve para justificar la persecución y el «desarrollo» forzoso de los pueblos indígenas y tribales, lo cual casi siempre tiene resultados catastróficos para los pueblos involucrados. Los pueblos indígenas han evolucionado igual que nosotros, sólo que de distinta manera. El daño que el uso de este lenguaje les causa es incalculable.

Quizás no hayan desarrollado tecnologías o sistemas económicos y políticos tan complejos como los de la llamada «sociedad mayoritaria», pero han desarrollado sistemas sociales amables que no abandonan a los individuos y la habilidad de vivir de forma sostenible en armonía con su entorno natural. A pesar de su supuesto «primitivismo», fue precisamente el sofisticado conocimiento por parte de los jarawa (de las Islas Andamán) de las fluctuaciones marinas y otras características de su entorno natural lo que les permitió detectar con antelación los signos de alerta que anunciaban el tsunami que se produjo en el Océano Índico en diciembre de 2004, y huir a tierras altas sin sufrir ninguna muerte entre los suyos.

Survival tiene en marcha una campaña llamada «Plántale Cara al Racismo» que tiene por objeto cuestionar las descripciones racistas que se hacen de los pueblos indígenas en los medios de comunicación, aún cuando se utilicen de forma inconsciente. Queremos cambiar la forma de escribir y hablar para cambiar la forma de pensar y tratar a los pueblos indígenas. Te invitamos a conocer esta campaña: http://www.survival.es/plantalecara .

Siendo “Perdidos en la tribu” una plataforma donde los pueblos indígenas tienen un protagonismo, sería fantástico que pudierais dar a conocer las amenazas a las que tienen que hacer frente. Muchos de ellos, como es el caso de los akuntsu, están a punto de desaparecer de la faz de la tierra para siempre.

Los himba

Los himba son un pueblo estrictamente basado en la ganadería y que forma parte de los grupo herero parlantes. Ocupan un territorio de unos 30.000 km2, con una densidad de 3 personas por km2 y un total de entre 7.000 a 10.000 personas. Destaca la práctica de la doble filiación, una a través de la madre (eanda) y otra a través del padre (oruzo). Los himba se agrupan en familia patrilineal extensa como unidad residencial básica. Forman rígidos grupos sociales con fuerte autonomía política y religiosa. Cada grupo local tiene su propio poblado denominado onganda que está formado por un conjunto de familias con su ganado y el fuego sagrado. Cada campamento es autónomo y tiene un jefe que lidera el poblado. Para nuestra mentalidad occidental es difícil entender la relación dinámica que los himba sienten entre el ganado sagrado o antepasados, e igualmente, cómo entre ganado sagrado y fuego sagrado tienen una vinculación generadora de vida

(“El fuego sagrado de los Himba”. Francisco Giner Abati. Universidad de Salamanca)

Mercedes CANO Profesora de Antropología de la Universidad de Valladolid

“Hablamos de creencia en la superioridad de unas culturas sobre otras”

¿Qué opinión te merece este «experimento» televisivo?
Creo que es de lo peor que existe, desde el punto de vista del respeto a las sociedades humanas y a su organización social y su cultura.

¿Qué repercusiones puede conllevar el hecho de descontextualizar a un ser humano de su entorno y trasladarlo a otro tan absolutamente distinto y con la excusa de un espectáculo televisivo?
Muchas, y todas negativas. En primer lugar, no están preparados para un choque tan brutal con una sociedad y una cultura radicalmente diferentes. El contacto intercultural suele darse lentamente, con aproximaciones de diversos sectores, y la incorporación es paulatina. Aún así, tenemos ejemplos constantes de lo que ocasionan estas relaciones cuando los grupos son tan esencialmente distintos en sus concepciones de la sociedad y del mundo como los que aquí se tratan.

En segundo lugar, la mayor parte de los grupos sociales tecnológicamente menos evolucionados se basan en parámetros más igualitarios y, al mismo tiempo, muy distintos. Incluso los himba, ganaderos, tienen menos diferencias que nosotros, pero las existentes, por ejemplo, entre hombres y mujeres serían inconcebibles en nuestra sociedad. El haber venido a Europa les va a hacer cambiar sus estructuras, la consideración social que ocupan en su grupo. Y no es algo logrado por ellos mismos, sino por haber sido elegidos desde el exterior del grupo. Puede originar una serie de conflictos internos y de desestructuraciones graves.

En el caso de los españoles que han viajado allí, son ellos los que lo han elegido y sabían a lo que se iban a enfrentar. Para ellos es posible que no haya repercusiones tan graves, pero sí que las habrá en el resto de los grupos receptores, no solo en los que después se han desplazado. La descontextualización nunca es buena. Nos hace perder la perspectiva y nunca podremos entender lo que sucede. Todo lo que veamos será un montaje. Todos los grupos sociales actúan, ponen en acción su cultura, pero ellos son los protagonistas y los guionistas. En este caso son meros comparsas.

Hemos leído críticas que acusan al programa de «antropología barata». ¿Cuánto hay de científico y cuánto de espectáculo para consumo de grandes audiencias?
No he visto todos los programas. En realidad, vi el primero, me horrorizó y no había vuelto a verlo hasta que he tenido que visionarlos para poder hablar sobre ellos. En todo lo que he visto, no hay absolutamente nada de ciencia. No hay un estudio previo, una aproximación, una observación participante. No se ha mirado a ver qué repercusiones podía tener, ni con hipótesis después comprobadas ni de ninguna otra forma (o al menos, si se ha hecho, no se ven los resultados). Ni siquiera se puede llamar “antropología barata”, pues no es antropología de ningún tipo.

(**) El respeto siempre está por encima del lucrativo show “business”

La Fundación CEAR-Habitáfrica lleva más de diez años trabajando en Namibia con la misión de combatir el desarraigo y mitigar las causas y consecuencias de las migraciones forzosas, de poblaciones vulnerables ó en riesgo de exclusión en África, por medio de la promoción de asentamientos humanos estables, sostenibles, seguros y productivos.

Nuestro trabajo se ha visto afectado por la presencia del reality. Se les ha dado bajos pagos a los bosquimanos, a los cuales sacaron de sus comunidades durante 1 mes, y los llevaron a otras localizaciones en las que nunca han vivido en una actuación teatral para “mostrar”. Las familias se fueron, precisamente, en pleno periodo de cultivo (el único que pueden realizar en el año, ya que dependen del agua de lluvia), dejando sus campos desiertos, con la disminución de todas estas familias en la participación en su producción. La consecuencia para los niños también ha sido terrible, pues se han visto forzados a dejar el colegio todo el mes para participar en este show.

Además de dejar de participar en el proyecto, aspecto fundamental en cada intervención, muchos de los líderes comunitarios utilizaron el dinero pagado en el consumo de alcohol. Lo más grave aún es que se trataba de comunidades que normalmente no tienen contacto directo con el alcohol, ya que vivían en zonas muy alejadas, y tienen como norma prohibir la entrada del alcohol en sus comunidades”.

El enfoque del programa, además de dejar en ridículo a muchos de los protagonistas y de acercarse a los pueblos indígenas desde el punto de vista mediático, descontextualiza la situación de estas comunidades, utilizando estereotipos y trivializando sus formas de vida, que tan importantes han sido para el desarrollo de la cultura occidental.

Asimismo es una forma, indignante, de hacernos perder el tiempo a los que allí nos quedamos cuando los focos y las cámaras se van. Como no queremos apelar a la censura y pedir a Cuatro la retirada de este programa apelamos al sentido común de los telespectadores para que reclamen que el respeto siempre está por encima del lucrativo show “business”.

Autor

  • Ordoñez Ferrer, Carlos

    Carlos Ordoñez Ferrer como él dice "Antes fui realizador de televisión. Ahora soy activista, viajero y escribidor. Es mejor para la salud" .

    Colaborador de MUGA El Centro de Estudios y Documentación sobre Inmigración, Racismo y Xenofobia, MUGAK, impulsado desde SOS Arrazakeria, Organización que viene desarrollando su labor desde 1995.

    Carlos Ordoñez Ferrer ha pasado nueve meses en Mozambique tiempo en el que ha escrito su blog Mozambiqueando que a partir de ahora podremos encontrar en nuestra página web

    De vuelta a España realizó el Master "Información Internacional y países del Sur" de la Universidad Complutense de Madrid

Más artículos de Ordoñez Ferrer, Carlos