Percepciones de comunidad sobre extremismo violento en Kenia

9/01/2018 | Crónicas y reportajes


Artículo de revisión: Buchanan-Clarke S., Humphrey A., Villa-Vicencio C., 2016, Percepciones de la comunidad sobre el extremismo violento en Kenia, Documento ocasional 21, Justicia y reconciliación en África, Instituto para la Justicia y la Reconciliación [1]

La «falta de consenso definitorio [sobre extremismo violento] se deriva, a menudo, de la escasez de evidencia empírica sobre las supuestas causas profundas de raíz e impulsoras del extremismo violento». De hecho, la búsqueda de información empírica local sobre el extremismo violento sigue siendo escasa, aunque el extremismo violento es considerado cada vez más prioritario en la agenda de los responsables de la toma de decisiones a nivel nacional, regional e internacional y se ha convertido en foco de programación para la consolidación de la paz en el Cuerno de África bajo el enfoque emergente Countering Violent Extremism (CVE).

Esta brecha ha sido puesta en evidencia por los autores del informe de investigación sobre Community Perception of Violent Extremism in Kenya, resultado de un estudio de tres meses dirigido por investigadores del Institute for Justice and Reconciliation y de la Universidad de Georgetown, en consulta con Life& Peace Institute. El estudio tuvo como objetivo dar mayor luz a enfoques de CVE en Kenia y promover la programación de CVE sensible al contexto en el país, documentando percepciones locales de extremismo violento y haciendo conocer opiniones de gentes de base raramente consideradas.

El siguiente artículo proporciona un resumen de los resultados de la investigación y evaluación de su contribución a conversaciones académicas, programáticas y políticas sobre el extremismo violento en Kenia.

Alcance de la investigación

El estudio Community Perceptions of Violent Extremism en Kenia articula ideas clave sobre la forma en que diversas comunidades de Kenia urbano comprenden y experimentan extremismo violento. Comunidades locales de cuatro localidades fueron objeto de la investigación, a saber, Majengo y Eastleigh en Nairobi, Garissa Township y Majengo en Mombasa. Todos los lugares fueron seleccionados en base al criterio de que todos son afectados por extremismo violento. Específicamente, estas áreas han sido supuestamente utilizadas como fuente de reclutamiento por grupos armados etiquetados como extremistas, en particular al-Shabab, y consecuentemente objeto de iniciativas gubernamentales y civiles de CVE.

al-shabab.jpgCon base a los datos recopilados a través de discusiones de grupos concernidos y entrevistas con informantes clave, el informe arroja luz sobre percepciones de comunidades locales sobre cuatro aspectos, a saber, cómo se entiende localmente el termino extremismo violento; inseguridad; líderes locales de extremismo violento; y dinámicas de reclutamiento por grupos como al-Shabab. El informe está dividido según estos tópicos.

Aunque este estudio no es inusual en términos de su propósito y metodología [II], es significativo ya que se basa en una investigación en la base y datos primarios. El análisis de percepciones se contextualizó en los cuatro lugares de investigación en el momento de la recopilación de datos, permitiendo realizar comparaciones entre lugares afectados de forma diferente. Este esfuerzo inherente de contextualización a lo largo de la investigación también impidió sacar conclusiones generalizadoras, que habrían contradicho el propósito esencial del estudio. De hecho, el informe demuestra que las dinámicas del extremismo violento difieren según la comunidad, e incluso entre individuos dentro de la misma comunidad. Por lo tanto, cualquier teoría generalizada de extremismo violento sería probablemente infundada.

Terminología CVE: un desafío fundamental

«No existe una definición universalmente aceptada de extremismo violento» (p.4), así comienza la sección de terminología del informe. En consonancia con la mayoría de estudios sobre extremismo violento, el equipo de investigación hace hincapié en la falta de consenso semántico sobre extremismo violento. Sin embargo, en lugar de ofrecer su propia definición del fenómeno, los autores resumen gran cantidad de definiciones. Destacan notablemente el hecho de que «algunas definiciones enfatizan los objetivos ideológicos o religiosos de un grupo como fundamentos para el extremismo violento, mientras que otros ponen más énfasis en las tácticas particulares empleadas por un grupo» (p.4). Esta falta de consenso enfatiza la relatividad del concepto de extremismo violento y el hecho de que «inevitablemente significa diferentes cosas para diferentes personas» (p.5), tanto que algunos podrían argumentar que extremismo violento carece de significado.

Las implicaciones de esta falta de definición comúnmente compartida son perjudiciales para cualquier intento académico, normativo o programático de abordar el extremismo violento de una manera razonable y efectiva. El emergente campo CVE puede verse como una forma de superar este desafío definitorio, enfatizando una comprensión «más amplia y contextualizada» del extremismo violento (p.5) y avanzar medidas para prevenir el extremismo violento basadas en esta comprensión más completa. Este conjunto dispar de medidas no coercitivas que abordan los «factores estructurales (incluidos factores que atraen y distancian) que alimentan agravios y pueden inducir a individuos a apoyar a grupos extremistas violentos» (p.5) constituiría un enfoque adecuado para abordar las causas profundas y motivadoras de extremismo violento de manera contextual razonable y sostenible.

Sin embargo, como destacan los autores, «las iniciativas de CVE en Kenia se han centrado casi exclusivamente en comunidades musulmanas», lo que sugiere un sesgo inherente y un prisma reduccionista persistente.

Extremismo violento: una instantánea de comprensiones locales

Al preguntar a los encuestados sobre su comprensión del termino extremismo violento, el equipo de investigación se dio cuenta de que este concepto, cada vez más utilizado en la elaboración de políticas y los medios de comunicación occidentales, no se puede traducir literalmente en kiswahili o en idiomas somalíes. Esto ilustra la falta de una «comprensión común […] dentro y entre las comunidades entrevistadas» (p.6). Interesante constatar que las definiciones de los encuestados reflejaron sus experiencias diarias de inseguridad y «preocupaciones inmediatas de seguridad independientemente del actor involucrado o su motivo de violencia» (p.6). En un esfuerzo transversal para matizar y contextualizar los resultados de la investigación, los autores proporcionan múltiples ejemplos de comprensión por ubicación, con encuestados de Garissa que incluyen «la violencia perpetrada como resultado del conflicto entre sub clanes en sus definiciones de extremismo violento» (p.9 ) y los encuestados de Eastleigh que diferencian «entre actores extremistas violentos y las bandas locales, no por ideología, como es común en la sociedad civil y círculos académicos, sino por las armas que utilizan». (p.9)

Este acercamiento a la comprensión de esxtremismo violento en diferentes comunidades tiene implicaciones para las iniciativas de CVE. Los resultados revelan que comunidades a nivel de base entienden el extremismo violento en base a sus preocupaciones de seguridad básica, inmediata y no perciben las acciones de grupos extremistas armados como impulsadas principalmente por ideología. Esto implica una incompatibilidad entre percepciones locales y definiciones más «convencionales» de extremismo violento diseminadas en grupos de nivel superior (diseñadores de políticas, medios de comunicación, donantes u organizaciones de la sociedad civil (OSC)). Esta incompatibilidad puede llevar a iniciativas ineficaces, tomadas desde arriba o no aceptadas por la base, dirigidas a abordar los desafíos de seguridad de las comunidades.

Experiencias vividas de inseguridad

De acuerdo con los resultados mencionados anteriormente, los autores colocan el extremismo violento de manera más amplia como una «red compleja de causantes de inseguridad» que son percibidos como «influenciándose y / o reforzándose mutuamente» (p.ix). Curiosamente, los encuestados rara vez identificaron a al-Shabab como su principal fuente de inseguridad. En cambio, el sector de seguridad, las pandillas callejeras y otras formas de delincuencia fueron identificados como factores clave de inseguridad. Con respecto a los primeros (el papel de los agentes de seguridad), fueron expresadas como fuente principal de inseguridad por encuestados en todos los lugares, sobre todo en Nairobi «denuncias de acoso policial, corrupción y extorsión, presuntos casos de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales por las fuerzas de seguridad”.

Por lo tanto, estos hallazgos cuestionan las narrativas dominantes y el creciente énfasis en el extremismo violento entre los diseñadores de políticas donantes y OSC. El extremismo violento debe analizarse junto con otros obstáculos a la paz y la seguridad en Kenia y el Gran Cuerno en general. Ocultar y pasar por alto -intencionalmente o no- otras, más localizadas fuentes de inseguridad impedirán avanzar hacia una paz y estabilidad sostenibles en la región.

Si bien el informe identifica los fenómenos mencionados como impulsores o fuentes de inseguridad, parece fundamental reconocer que estas dinámicas son también síntomas de marginación socioeconómica y política de estas áreas. Los siguientes hallazgos se centran en los impulsores del extremismo violento y comienzan a dilucidar vínculos percibidos entre las causas raíz de inseguridad, los impulsores y los síntomas.

Percibidos impulsores de extremismo violento

Esta sección mapea los actores que desencadenan, escalan o sostienen «la aparición y propagación del extremismo violento en Kenia» al referirse a «la alineación de varios factores estructurales, socioculturales e individuales ‘de empuje’ y atracción’, un marco de análisis comúnmente utilizado. Los factores de empuje se definen como «las condiciones estructurales y sociopolíticas que favorecen el surgimiento y expansión de grupos extremistas armados, y aquellos que son a veces utilizados por estos grupos para crear narrativas propagandísticas». Los factores de atracción tienen «una influencia más directa sobre el individuo y están asociados con recompensas personales que un individuo puede obtener por ser miembro de un grupo extremista». Para distinguir mejor estos factores, los autores consideran los factores de empuje y atracción según tres niveles analíticos, a nivel estructural / macro (factores de empuje), nivel medio y nivel micro (factores de atracción). Se exploran dinámicas transversales y dinámicas que son específicas de una o más áreas.

A nivel estructural / macro, los encuestados percibieron la marginación socioeconómica como factor que empuja a los individuos a unirse a grupos armados. Esto conlleva desempleo y pobreza, que afecta especialmente a los jóvenes en los barrios; subdesarrollo, en particular en Majengo, Mombasa y Garissa; y un arraigado sentido de alienación. El acoso, la extorsión y las ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas de seguridad fueron, también vistos como factores estructurales que impulsaban a individuos a unirse a al-Shabab, ya que fomentan un sentimiento de injusticia y deseo de venganza. Si bien no se especifica en esta sección, este último grupo de causas muestra la ya mencionada arraigada inseguridad con la brutalidad y el acoso policial vistos como una de las principales fuentes directas de inseguridad y como motor de extremismo violento.

A nivel medio y micro la erosión de estructuras familiares; compensación financiera; búsqueda de estatus y sentido de pertenencia; coerción; y mensajes religiosos («al ofrecer al individuo una sensación de empoderamiento, deber y recompensa potencial», p.20) se percibieron como factores de atracción. Curiosamente, solo unos pocos encuestados, principalmente en Mombasa, identificaron mensajes religiosos como impulsores de VE.

Insistieron en la necesidad de distanciar su religión de la asociación con grupos armados no estatales etiquetados como extremistas, y afirmaron que las referencias de al-Shabab a la religión son oportunistas y sus interpretaciones falaces. Este bien definido y buscado distanciamiento fue interpretado por el equipo de investigación como una actitud reactiva al creciente perfil de kenianos musulmanes como simpatizantes del extremismo.

A pesar de la creciente literatura disponible sobre los impulsores de extremismo violento, uno de los principales desafíos metodológicos del estudio parece ser la articulación de estos factores de manera suficientemente matizada para presentar una programación específica. Si bien este análisis multifactorial proporciona información sobre las percepciones locales sobre qué es lo que impulsa el extremismo violento, el marco de empuje y atracción sigue siendo restrictivo. Esta tipología es cada vez más cuestionada: en primer lugar, factores de impulso y atracción tienden a superponerse haciendo que cualquier esfuerzo de distinción sea superficial; en segundo lugar, este marco no ayuda a comprender por qué personas que padecen problemas socioeconómicos y de inseguridad similares no se unen a grupos armados etiquetados como extremistas. [III] Para formar estratégicamente una programación relevante de CVE y de consolidación de la paz, se pueden aplicar otras tipologías. Una tipología desarrollada por el Royal United Services Institute (RUSI), por ejemplo, se centra en motivadores estructurales (por ejemplo, marginalización social), incentivos individuales (por ejemplo, compensación financiera) y factores habilitantes (por ejemplo, erosión de estructuras familiares). [IV]

Estrategias de reclutamiento

Con el objetivo de comprender mejor los procesos de reclutamiento, se recogieron las percepciones locales de las estrategias de reclutamiento, desplegadas en particular por al-Shabab, en todas las colecciones de investigación. Falsas promesas («promesas de una vida mejor y más gratificante», p.22) y orientaciones erróneas coercitivas fueron identificadas por los encuestados en todos los lugares de investigación como herramienta principal de reclutamiento empleada por grupos armados etiquetados como extremistas. Los encuestados también mencionaron la retórica utilizada por los grupos de reclutamiento que aprovechan sentimientos de humillación y opresión basados en identidad («la explotación de corrupción en el estado y la sociedad, la incitación de sentimientos religiosos o étnicos o de marginalización», p.22).

En consistencia con previos hallazgos, solo unos pocos encuestados, en particular de Garissa y Mombasa, citaron el papel del discurso religioso extremista como una estrategia de reclutamiento. Se identificaron diversos canales clandestinos utilizados para hacer circular ideas extremistas, incluidas redes sociales y conversaciones de persona a persona. Los encuestados insistieron en el hecho de que discusiones abiertas sobre al-Shabab son cada vez más raras ya que las comunidades temen ser asociadas a ellas.

«¿Y entonces, qué?» Conclusiones desde una perspectiva de consolidación de la paz

Esta investigación se basa y fortalece la base probatoria que informa la programación y la política de CVE, contribuyendo así a agudizar el conocimiento existente sobre un fenómeno altamente sensible y complejo. Si bien el extremismo violento no es exclusivo de ninguna región, nacionalidad o sistema de creencias, los hallazgos de esta investigación sugieren que es necesario un enfoque sistemático, aceptado localmente, sensible al contexto y multisectorial para abordar eficazmente la compleja red de impulsores y diversas estrategias de reclutamiento que llevan a personas a unirse a grupos armados etiquetados como extremistas.

Esta investigación subraya la importancia de conceptualizar el extremismo violento dentro de un marco más amplio de construcción de paz y seguridad humana. La brecha entre narrativas dominantes que consideran el extremismo violento como el problema más acuciante y las percepciones locales sobre extremismo violento que lo ven como una entre otras preocupaciones de seguridad, implica que el extremismo violento no se abordará de manera sostenible sin abordar las preocupaciones más amplias de seguridad de las comunidades.

Si bien el extremismo violento se experimenta principalmente a nivel individual y local, sigue siendo un fenómeno transnacional. Un análisis comparativo de percepciones locales de extremismo violento en la región del Gran Cuerno ampliaría los enfoques CVE y contribuiría a promover iniciativas razonables y efectivas a nivel regional.

Flavie Bertouille

* Flavie Bertouille es Asesora de Aprendizaje del Programa Regional de LPI que cubre Kenia, Somalia y Sudán

Notas:

[I] Accesible en línea

[II] Ver Shetret L., Schwartz M. y Cotter D., 2013, Mapeo de las percepciones del extremismo violento. Estudio piloto de actitudes comunitarias en Kenia y Somalilandia. Centro de Cooperación Global contra el Terrorismo. Accesible en línea.

[III] Búsqueda de Common Ground, 2017, Transformar el extremismo violento. Una guía de constructores de la paz. Accesible en línea.

[IV] Ris L. y Ernstorfer A., marzo de 2017, Borrowing a Wheel, Briefing Paper, p.13. Accesible en línea.

Fuente: Horn of Africa

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]


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