¿Pena de muerte para los gays?

14/12/2009 | Crónicas y reportajes

Una legislación propuesta en Uganda impone la pena de muerte para algunos gays del país, y sus familias y amigos podrían enfrentarse a siete años de prisión si no les denuncian ante las autoridades.

Incluso los caseros podrían ser encarcelados por alquilar sus inmuebles a homosexuales.

Los activistas de los derechos de los gays aseguran que este proyecto de ley, que ha desatado la oposición internacional, promueve el odio y podría entorpecer los esfuerzos para combatir el Sida/VIH. Estos colectivos creen que el proyecto de ley es parte de una reacción violenta de todo el continente, porque la comunidad homosexual de África cada vez tiene más voz

“Es una cuestión de visibilidad”, asegura David Cato, que se ha convertido en activista después de haber sido apaleado cuatro veces, arrestado dos, expulsado de su trabajo de profesor y haber salido en la prensa por ser gay.

“Cuando salimos a la luz y pedimos nuestros derechos, ellos aprobaron una ley contra nosotros”.

La legislación ha atraído la atención de los activistas de todo el mundo y de todas las posturas en cuanto al asunto de los gays. La medida fue propuesta en Uganda después de una visita de un líder de los cristianos conservadores de Estados Unidos, que promocionaba terapias para gays, para que se volvieran heterosexuales. Sin embargo, al menos uno de esos líderes cristianos ha denunciado este proyecto de ley, al igual que otros cristianos, tanto conservadores como liberales, estadounidenses.

Los activistas por los derechos de los homosexuales aseguran que esta legislación tiene muchas posibilidades de ser aprobada, pero el proyecto todavía está siendo debatido y podría sufrir cambios antes de la votación, para la que no se ha fijado una fecha.

La legislación ugandesa en su redacción actual, establece pena de muerte para los homosexuales activos que tengan VIH o en casos de violación del mismo sexo.

“Los criminales en serie” también pueden ser condenados a la pena capital, pero la legislación no defino los términos. Cualquiera condenado por actos homosexuales puede enfrentarse a cadena perpetua.

Cualquiera que “instigue, secunde o aconseje o defienda a otro para que cometa actos de homosexualidad” se enfrenta a siete años de prisión, si es condenado.

Los caseros que alquilan habitaciones o casas a homosexuales también podrían enfrentarse a siete años de prisión y cualquiera con autoridad religiosa, política, económica o social” que no informe de cualquiera que esté violando esta ley, se puede enfrentar a tres años de prisión.

Los activistas por los derechos de los gays del extranjero han centrado su atención en esta legislación. Se han celebrado manifestaciones de protesta en Londres, Nueva York y Washington.

David Bahati, el legislador que ha promovido el proyecto de ley, ha manifestado que anima a todos a hacer críticas constructivas para mejorar la ley, pero ha insistido en que son necesarias medidas más estrictas “para evitar que los homosexuales recluten a niños de las escuelas”.

“La juventud de las escuelas secundarias copia todo lo que ve en el mundo occidental y América”, declaró un profesor de instituto, David Kisambira. “Un buen número de estudiantes se han convertido en gays. Hemos oído que hay grupos de gente que recibe dinero de algunas organizaciones gays de los países desarrollados, para reclutar a jóvenes hacia actividades gays”.

El ministro de Ética de Uganda, James Nsaba Buturo, dijo que la clausula de pena de muerte probablemente sea revisada, pero insistió en que la ley es necesaria para “combatir la influencia externa. El ministro de Ética declaró que “no es natural [ser homosexual] en Uganda”, un punto de vista con el que muchos ugandeses están de acuerdo.

Uganda no es el único país que está considerando implantar leyes homófobas. Nigeria, donde la homosexualidad ya es punible con la cárcel o la muerte, está debatiendo si endurecer las penas para las actividades consideradas como promotoras de la homosexualidad. Burundi acaba de prohibir las relaciones del mismo sexo y Ruanda se lo está planteando.

La homofobia es algo que abunda incluso en los países africanos más tolerantes.

En Kenia, la homosexualidad es ilegal pero el gobierno ha reconocido su existencia al lanzar una encuesta sobre la orientación sexual, con el fin de mejorar la atención sanitaria. No obstante, la reciente boda de dos hombres keniatas en Londres ha causado un enorme escándalo. Las familias de los dos hombres han sido acosadas tanto por los periodistas como por los ciudadanos.

En Suráfrica, el único país africano que reconoce el casamiento entre los gays, algunas bandas llevan a cabo las llamadas “violaciones correctivas” a lesbianas. Una atleta de 19 años, lesbiana, fue violada por un grupo de hombres, torturada y asesinada en 2008.

El debate sobre el proyecto de ley de Uganda tiene lugar después de una conferencia celebrada en la capital, Kampala, a principios de este año, a la que asistieron activistas americanos que consideran las relaciones del mismo sexo un pecado, y creen que los gays y lesbianas pueden “convertirse en heterosexuales” mediante el rezo y los consejos. El autor Don Schmierer, y el “profesor de reorientación sexual”, Caleb Lee Brundidge tomaron parte en esta conferencia, pero no han querido responder a nuestras peticiones para realizar una entrevista.

Un tercer americano que tomó parte en la conferencia de Uganda, Scott Lively, asegura que este proyecto de ley ha ido demasiado lejos. “Estoy de acuerdo con el objetivo general, pero esta ley es demasiado severa”, señala Lively, un predicador que vive en California y autor de “La esvástica rosa” y otros libros que aconsejan a los padres cómo averiguar si sus hijos han sido reclutados por los gays.

“La sociedad debe desanimar activamente todo tipo de sexo fuera del matrimonio, y eso incluye la homosexualidad… La familia está en peligro”, explica el predicador californiano.

Frank Mugisha, un activista ugandés por los derechos humanos, gay, asegura que el proyecto de ley está tan mal redactado que alguien podría ser encarcelado por dar un abrazo. “Este proyecto está promoviendo el odio”, explica. “Estamos convirtiendo Uganda en un estado policial. Hará que se suicide gente”.

Buturo ha restado importancia a la influencia de los evangélicos extranjeros, reiterando que esta legislación es la “expresión de la indignación popular contra prácticas repugnantes”. Pero los activistas como Cato, argumentan que las actitudes anti-gays son una importación del exterior. “Al principio, cuando los misioneros trajeron la religión, dijeron que traían en amor”, dice, “pero lo que trajeron fue el odio, mediante la homofobia”.

Susan Timberlake, alta consejera de derechos humanos de UNAIDS, dice que este tipo de leyes podría dificultar la lucha contra el Sida/VIH haciendo que la gente se oculte más todavía. Además algunos activistas también han mostrado su preocupación por que esta ley sea utilizada para chantajear o silenciar a los críticos con el gobierno.

Cato dijo que cree que este proyecto de ley será aprobado en Uganda, puede que de forma algo alterada. “Es un terrible atraso. Pero espero que podamos superarlo”. “No puedo creer que esto esté pasando en el siglo XXI”.

Katherine Houred y Godfrey Olukya

IOL

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