Partidos políticos musulmanes en Europa, por Ramón Echeverría

27/03/2017 | Opinión

A pesar de los diccionarios y las academias de la lengua, es el uso, a menudo ambivalente, el que da su significado a las palabras. “Socialismo” cambia de sentido en “nacional-socialismo” y “democracia” cuando se habla de “democracia popular”. De manera semejante, se utiliza a veces indistintamente “islámico”, “islamista” y “musulmán”, cuando en realidad su significado pudiera ser muy diferente según el contexto. Así por ejemplo en octubre de 2009 Mustafá Bakkach, marroquí, periodista y profesor de Arabe en Granada fundó el PRUNE (Partido Renacimiento y Unión de España). Pero mientras el periódico 20 Minutos habló entonces de un “partido musulmán que velará por los intereses de las minorías”, ABC titulaba “Un partido islámico se moviliza para conquistar municipios claves en 2011”. Que las diferencias puedan llegar a ser grandes lo han evidenciado los atentados terroristas. Todos dicen adherirse al mismo Islam, pero se cuentan por millares los musulmanes asesinados por los islamistas, en Argelia en los años noventa, y estos días en Paquistán, Irak y Siria. También entre los asesinados en los atentados cometidos en Europa por miembros de Al Qaida y del Daesh, ha habido bastantes musulmanes, algunos de ellos policías. Todo esto tiene que tenerse en cuenta cuando se habla y se escribe hoy en defensa o en contra de que partidos “musulmanes” puedan presentarse en los diferentes comicios electorales europeos.

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El diario turco Daily Sabah publicó el 7 de marzo pasado una lista de 11 partidos musulmanes europeos “surgidos en un contexto de creciente populismo e islamofobia”: 3 en Francia (Parti de l’Egalité et de la Justice; Union des musulmans Démocrates de France; Parti des Musulmans Français); 3 en Bulgaria (Democrats for Responsibility, Freedom and Tolerance; Movement for Rights and Freedom; Freedom and Honor People’s Party); 2 en España (Coalición por Melilla; Coalición Caballas); el DENK Party de Holanda (musulmanes de origen turco que obtuvieron tres escaños en las recientes elecciones); New Movement for the Future en Austria (también musulmanes de origen turco); y el Friendship Equality Peace Party en Grecia. La lista es aproximativa, porque ya en lo que a España se refiere no se mencionaban ni el PRUNE ni el Catalunya Omnium creado a finales del 2011. Y tampoco señalaba el Daily Sabah algunos partidos musulmanes cuyas actividades han cesado, como el Islamic Party of Britain activo entre 1989 y 2006; el “Parti Jeunes Musulmans”, activo en Bélgica de 2004 a 2010; y el “Parti Citoyenneté Prospérite” que tuvo su primer congreso en 2003 en Molenbeek, la ciudad belga que es nido de jihadistas, y que cesó sus actividades en 20015.

En la lista del Daily Sabah no aparecían ni el partido bosnio “Party of Democratic Action” (SDA) ni el finlandés Finnish Islamic Party (FIP) que muchos consideran claramente “islamistas”. ¿Tal vez porque esos partidos fueran más “islamistas” que “musulmanes”? Del primero, la periodista del Der Spiegel Renate Flottau descubrió sus relaciones con Osama Bin Laden, confirmadas por el parlamentario bosníaco musulmán Sejfudin Tokic (los dirigentes del SDA las niegan). El segundo, el FIP, proclama claramente su intención de imponer la sharía en Finlandia, y ello a pesar de que tienen la oposición del Consejo Islámico Finlandés presidido por Anas Hajjar.

Pero ¿la diferencia entre partidos islamistas y partidos políticos musulmanes es tan evidente? No, según el político holandés Geert Wilders, que pone en el mismo saco partidos políticos e Islam, tal como lo citaba Patricia Blanco en El País del 19 de marzo: “El islam no es una religión. Creo que los derechos constitucionales no pueden ser garantizados a algo que no es una religión sino una ideología”. Patricia Blanco se oponía a Wilders. Pero al hacerlo enviaba las religiones al trastero: “El Islam no es una ideología. Es, junto al cristianismo y el judaísmo, una de las tres grandes religiones monoteístas”. Y citando a Salma Siddiqui, presidenta de la Coalición de Organizaciones Musulmanas Progresistas, y al historiador Daniel Pipes, presidente del Middle East Forum, proponía la distinción entre Islam-religión, e Islamismo-ideología. El Islam-religión se encarga, – y Patricia Blanco citaba a Riay Tatary, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) –, de organizar la relación entre los humanos en general con su creador”. Mientras que el Islamismo-ideología pretende convertir el Islam, – utilizando la frase de Hassan al Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes–, en “un orden global que abarca todos los aspectos de la vida”. El problema es que los sociólogos no se ponen de acuerdo al definir qué es “ideología”, y que Hassan el Banna habría rechazado rotundamente todo intento de confinar al Islam, – reducido a Islam-religión–, en la mezquita. Que es lo que la modernidad europea está tratando de hacer, encerrar las religiones en la iglesia, el templo o la mezquita… sin conseguirlo.

Los diccionarios tienden a describir la ideología de dos maneras: bien como un conjunto de ideas coherentes y racionales, normalmente políticas, que nos ayudan a organizar la sociedad; o como un conjunto de valores, creencias y representaciones mediante las cuales la gente encuentra un sentido para el mundo en el que vive. No es exactamente lo que el lenguaje postmoderno supone cuando se habla de la “merecida caída de las ideologías”, refiriéndose a las ideologías políticas. O cuando se dice “ideales sí, ideologías no”, al constatar el sinsentido de todas las ideologías al uso.

Es cierto que entre tanto los partidos democratacristianos desaparecen en Europa al mismo ritmo que el cristianismo sociológico. Pero no disminuye la voluntad de los cristianos de ser dentro de la sociedad sal que sazona sin hacerse sentir y luz que ilumina sin deslumbrar. Algo a lo que los musulmanes tendrán que llegar, ahora que comienzan a crear partidos políticos, tal como lo hicieron los cristianos de la post-guerra.

Estamos celebrando el 60 aniversario del nacimiento de la Europa contemporánea. Si De Gasperi, Adenauer y Schumann se hubieran limitado a practicar un Cristianismo-religión como el que proponen los ideólogos de una laicidad anti-religiosa y que Patricia Blanco da por descontado, no se habría llegado a la paz entre Alemania y Francia… y la Europa contemporánea que ahora celebramos no habría nacido.

Ramón Echeverría

[Fundación Sur]


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Autor

  • Echeverría Mancho, José Ramón

    Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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