El próximo domingo día 20 de Noviembre es el día de las Elecciones Generales.
Es un día importante para la democracia española. Estoy sorprendido con la indiferencia de muchos ciudadanos. Algunos dicen: “se trata de los mismos perros políticos con distintos collares”.
Algunos ciudadanos “pasan de todo”. Muchos jóvenes, incluso con la mitad de ellos parados, viven en la “generación iY” : iPods, iPhones, iChat, iTunes, iMovies, iMusic… como adictos a los medios de comunicación.
También sigue surgiendo un nuevo tipo de líderes a nivel empresarial, de gobierno, de asociaciones, de escuelas y hasta en las iglesias. Este nuevo estilo de líderes capacita a los demás, trabaja en equipo y alcanza los objetivos en una interacción totalmente diferente.
En los últimos cincuenta años, el mundo ha conocido al menos cinco estilos diferentes de liderazgo. Los buenos líderes raramente cambian en lo esencial, pero siempre cambian el estilo, basados en la cultura y situación de la gente con quienes trabajan. El buen liderazgo substancialmente incluye elementos como: visión, delegación, prioridades adecuadas con buena planificación y gestión, justicia social, bien común e integridad. El estilo sin embargo se adapta a la situación y cultura de cada pueblo. Del estilo piramidal de “jefes y subordinados” hemos pasado, para ser más efectivos y eficaces en la realización de los objetivos, al estilo más participativo de trabajo en equipo.
Unas Elecciones generales nos recuerdan entre otras cosas:
Que el poder pertenece al pueblo y lo deberíamos ejercer con responsabilidad en el día de las elecciones y cada día durante los próximos cuatro años, exigiendo transparencia y cumplimiento de programas.
Que es un momento de cambio, pues eligiendo lideres más íntegros, podremos llegar á cambiar también las estructuras injustas, que perpetúan la corrupción, el paro, la injusta distribución del presupuesto nacional y el acaparamiento sin medida de los recursos públicos en manos de unos pocos.
La responsabilidad de construir un mundo más humano, justo y solidario, es nuestra. Vale más encender una vela, que maldecir la oscuridad. El cambio está en nuestras manos.
La participación responsable de todos-as los-as ciudadanos-as es la condición básica e indispensable para un futuro más justo y solidario.
