Organizaciones de Francia y Uganda acusan a “TOTAL” de incumplir las normas sobre el impacto ambiental en “Tilenga”, junto al lago Alberto

8/07/2019 | Editorial

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La destrucción medioambiental causada por las empresas que explotan los recursos africanos y los yacimientos petroleros en Nigeria, Uganda y en otros países, es una grave injusticia e irresponsabilidad, que la sociedad civil debe denunciar y afrontar.

Como lo hace Shell en el delta del rio Níger, en Nigeria, la compañía de petróleo Total, junto con Tullow Oil, están ya destruyendo el medio ambiente, con el proyecto Tilenga, al norte del lago Alberto, en Uganda.

Total junto con Tullow Oil, piensan comenzar la exportación de petróleo en 2021, por la tubería que, a través de Uganda, llegará hasta la ciudad Tanzana costera de Tanga.

Uganda ha descubierto yacimientos de 6.5 billones de barriles de hidrocarburos en el valle de lago Alberto, en la frontera con la RDC. El proyecto va retrasado por las disputas sobre impuestos y falta de infraestructuras. El proyecto fue aprobado por el gobierno ugandés en agosto 2016.

Organizaciones de Francia y Uganda, incluido el grupo Amigos de la Tierra, han presentado una notificación legal a la empresa petrolífera Total, alegando que no ha abordado el impacto humano y ambiental de sus operaciones en Uganda, como lo exige la legislación francesa.

En su notificación del 24 de junio, los grupos de la campaña alegan que el plan de Total 2018, no hace ninguna referencia específica a su proyecto de “Tilenga”, en Uganda, y por lo tanto viola la ley.

Los seis grupos afirman que Total ha intimidado, explotado, y no ha compensado adecuadamente a los propietarios locales, ni ha desarrollado medidas de protección ambiental adecuadas para proteger el parque nacional circundante (“Murchinson Falls National Park”), a través del cual fluye el río Nilo.

Además del saqueo de los recursos naturales y minerales, para beneficio de los grandes empresarios, extranjeros y locales, se destruye impunemente las tierras, los lagos, los parques y el medioambiente, con casi total impunidad.

Y como ocurre ante los grandes retos a los que se enfrentan los pueblos africanos, las iniciativas de cambio para promover el desarrollo sostenible y ecológico, no vendrán ni de los gobiernos, ni de los empresarios. Ellos solo darán alguna limosna, mientras olvidan lo más importante: el destino universal de los bienes para satisfacer las necesidades básicas de todas las personas.

Solo la sociedad civil, a través de sus movimientos sociales de las personas que más sufren las consecuencias de estos saqueos, tendrá la visión, la determinación y la fuerza, para promover un nuevo modelo de desarrollo integral, solidario y ecológico.

Nosotros los pueblos, somos los únicos interesados y capaces de continuar este proceso de transformación, para seguir construyendo un mundo mejor.

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