Oliver Mtukudzi: “Nunca se le pregunta a un político africano por un artista”, por Afribuku

5/06/2013 | Bitácora africana

Autor Alejandro de los Santos

Olivier Mtukudzi (Zimbabue, 1952) es uno de los máximos estandartes de la música africana del África austral y ha sido estos días invitado de excepción del ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil con motivo de la conmemoración del 50 aniversario de la Unión Africana. Brasilia ha sido la primera ciudad de América Latina en la que ha tenido la oportunidad de actuar desde que comenzó su carrera musical hace cerca de cuatro décadas. A pesar de las raíces históricas que unen a los africanos con el continente latinoamericano, el desconocimiento existente entre ambos territorios es inmenso. Precisamente con el objetivo de arrimarlos económicamente y culturalmente, el gobierno de Dilma Rousseff se propone inaugurar un nuevo período de entendimiento y de hermanamiento.

Brasil celebró durante la semana pasada el Día de África con más ímpetu que nunca. Por iniciativa del periódico económico Valor, el pasado miércoles se dieron cita representaciones diplomáticas africanas, varios ministerios de gobierno brasileño y grupos empresarios del país sudamericano en un encuentro sobre Las relaciones económicas de Brasil con África, la nueva frontera del desarrollo global. A juzgar por la envergadura del evento, Lula da Silva compareció en el estrado poniendo el broche final al evento con un discurso convincente pero quizá algo excedido en generalizaciones. El ex presidente afirmó que “Brasil tiene una mirada tuerta sobre África”, aunque por motivos históricos el acercamiento de su país resulta ser más humilde y equilibrado que en el caso occidental. En sus dos años de mandato, Dilma Rousseff ha visitado Guinea Ecuatorial, Sudáfrica, Nigeria y Etiopía, y ha recibido a varios mandatarios africanos en su residencia brasiliense. Todo parece indicar que el mercado africano es uno de los focos de inversión de un país que clausuró el año 2012 con un índice de crecimiento de un 0,95%, una cifra muy inferior a las expectativas económicas que Brasil está proyectando hacia el extranjero.

Mtukudzi aparece de repente por la sala de espera del hotel donde se hospeda estos días. Alto, delgado y algo reservado, pronto deja escapar una amplia sonrisa que parecía escondida en algún lugar entre el sombrero de rayas que cubre su cabeza y la camisa estampada de tonos parecidos. Ha dormido bien y admite encontrarse en forma. En el espectáculo que presentó en el Museo Nacional que Oscar Niemeyer dejó en herencia a la capital brasileña, el zimbabuense no escatimó ni un esfuerzo desde que apareció entre el público con su guitarra en mano. “Tuku” toma asineto y habla con parsimonia sobre historia, raíces musicales, África y Zimbabue. Eso sí, por una vez, se evitó hablar con el artista sobre la situación política de su país, y más concretamente sobre Mugabe.

¿Es la primera vez que viene a Brasil?

Sí, a Brasil y a América Latina. Sólo voy a ofrecer este espectáculo en Brasilia y es una pena que no tenga mucho tiempo para conocer este país porque parece un lugar maravilloso.

¿Qué conoce de la música brasileña?

Muy poco. Entre Brasil y Zimbabue no hay muchos lazos en común por lo que resulta difícil poder tener acceso a su música. No es muy popular en mi país a pesar de las raíces africanas que compartimos.

Sus raíces musicales entonces tuvieron una mayor base en la tradición de su país.

Sí. Nací y crecí en Harare, capital de Zimbabue. Allí también fui a la escuela y desde muy joven me di cuenta de que realmente a mí me gustaba crear mis propias canciones, temas que nadie conocía. A los 8 o 9 años de edad empecé a escribir mis primeras composiciones. Mi primer disco lo saqué en 1975, con apenas 23 años. Tanto mi padre como mi madre eran cantantes, de hecho se conocieron en un concurso musical. Se casaron y decidieron tener hijos, y desde muy pequeños nos transmitieron el gusto por la música. Todo ello fue la primera inspiración que tuve para mis primeras canciones. Me encantaba, y me encanta, tocar la mbira, pues nací en la ciudad de procedencia de este instrumento. Sin embargo, desde siempre fui un autodidacta de la guitarra, por lo que decidí sonar diferente que el resto de guitarristas, adaptando el sonido tan peculiar de la mbira a mi instrumentos predilecto. Cuando toco la guitarra toco con la misma emoción que cuando se trata de la mbira (risas).

¿Y cómo dio el salto hasta convertirse en músico profesional?

Mi primer disco decidí hacerlo solo, únicamente con mi voz y mi guitarra. Un tiempo después, junto con mi hermana y mi hermano pequeño, y con algunos miembros del grupo Wagon Wheels, fundamos el grupo The Black Spirit.

Poco antes compartió escenarios con el gran Thomas Mapfumo en Wagon Wheels, ¿cómo fue la experiencia?

Cuando entré en el grupo fue una oportunidad fabulosa para mí, era la primera vez que tocaba en un grupo. Tanto Thomas como los demás hacían versiones de canciones internacionales que no eran de origen shona. Así que un tiempo después decidí darle otra dirección a mi carrera.

En aquella época entonces había influencia de otros países entonces. ¿Qué músicos le marcaron mayormente?

Sí, nos llegaban canciones de diferentes artistas como Otis Redding, Wilson Pickett y toda la música que estaba disponible en grabaciones. Nuestras radios comenzaron a emitir en 1958, por lo que hasta entonces no teníamos registros de música local. La exposición que tuvimos a la música occidental como los Beatles y otros, nos influyó enormemente. Nosotros los disfrutáramos igualmente, sobre todo hasta la llegada de las primeras grabaciones en las radios.

¿Y llegaba música de Sudáfrica a Zimbabue en un contexto político tan similar?

Desgraciadamente llegaban muy pocos sonidos de Sudáfrica debido a la situación política, era una manera de que la gente siguiera separada, aunque fuera en países diferentes. En ambos países tenemos etnias comunes como los venda, los shangana y otros pueblos hermanos que se entendían entre ellos pero que no podían compartir su música.

¿Qué dificultades encontraba un músico en el período político de Ian Smith?

Empecé creando mis canciones desde muy joven y era difícil. Mis padres me preguntaban de dónde salían las canciones que escribía. No era fácil. Y después cualquier cosa que afectaba a Zimbabue afectaba a todo el mundo y no importaba si éramos músicos, artistas o gente común. No se puede decir que los artistas estaban mejor que el resto de la población porque eso no era así. Todo nos afectó a todos.

Mucha gente conoce lo que se vivió durante el apartheid en Sudáfrica, pero pocos conocen la situación que se está viviendo en Zimbabue ahora. ¿Por qué cree que es así?

Es raro y no lo sé. Creo que nuestro mayor problema fue y es el económico. El hecho de no tener comida e incluso si tienes el dinero, el no poder comprarla porque no hay. Esta situación la vivimos sobre todo durante 2007, 2008, 2009. La verdad que nadie puede entender cómo sobrevivimos. Nosotros no podíamos planificarnos, no podíamos decir “hoy tengo este dinero para gastarlo mañana” porque quizás “mañana” ya no había lo que necesitábamos y teníamos que vivir al día.

En los 80, su música o la música de Thomas Mapfumo fue muy popular en Zimbabue, Malaui o Mozambique. ¿Cree que había un sentimiento común sobre la población negra en este período?

Sí, eran los problemas de África y son los problemas de África. No importa en qué país y, aunque no se entendieran las letras, la música traspasa fronteras. Sabes, la música es un sentimiento. Toca los corazones y no tiene nada que ver con las letras porque lo primero que hace la música es tocar y sanar los corazones rotos.

Y durante este periodo, ¿tuvo algún tipo de relación con músicos de esos países?

Nosotros no podíamos ir a Sudáfrica y la música sudafricana no entraba en Zimbabue. Y en Mozambique tampoco era fácil. No había ningún tipo de intercambio en esa época.

¿De qué tratan sus letras? ¿Qué quiere transmitir?

Mis letras son sobre la “autodisciplina” y defino la “autodisciplina” como una forma de vivir y respetar. De cómo vives tu vida y de respeto. Es como por ejemplo con esta entrevista que estás realizando. No tiene nada que ver con tus cualificaciones, diplomas, certificados o tu posición. Me haces la entrevista porque tiene que ver con tu autodisciplina por respetarme y organizar este encuentro. Y estamos teniendo esta entrevista porque los dos tenemos autodisciplina. Y eso es de lo que hablo.

Pero también escribe algunas veces sobre los problemas que afectan a África o Zimbabue como por ejemplo el SIDA y otros temas sociales. ¿Qué tipo problemas son los que le preocupan en este momento en su país?

Me preocupa lo que a mucha gente en sus países: la economía, la sanidad… Necesitamos que mejore y como te he dicho antes, necesitamos autodisciplina (risas).

Siempre ha mezclado la música moderna con la música tradicional. En relación a la música tradicional, hace años cambió el uso de “instrumentos occidentales” por instrumentos tradicionales. ¿Por qué lo hizo?

De nuevo es “autodisciplina”. Por ejemplo, muchos jóvenes se sentían inferiores si usaban instrumentos tradicionales y de hecho muchos querían tocar instrumentos occidentales como teclados, guitarras… Yo cambié el uso de instrumentos occidentales por tradicionales durante 4 años. Incluso versioné trabajos míos antiguos, grabé las antiguas canciones de mis discos con instrumentos tradicionales, sólo para probarle a la gente que nuestra música no es inferior a cualquier otra música. Mi mensaje para todos y para los jóvenes músicos era simplemente que se pueden utilizar nuestros instrumentos de la misma forma que cualquier otro instrumento occidental. Estoy satisfecho con esa experiencia porque a partir de ahí muchos músicos empezaron a utilizar habitualmente la mbira, la marimba, el xitende… Y hoy en día los músicos jóvenes zimbabuenses utilizan este tipo de instrumentos en sus trabajos. Han entendido que son iguales que los otros, no son inferiores en ningún caso.

Es interesante porque hoy en día músicos de Zimbabue como Chiwonisso o Jacaranda Muse utilizan instrumentos tradicionales como la mbira y la están internacionalizando. ¿Se siente responsable de la influencia que ha podido ejercer en su música?

Por supuesto que me siento responsable. Es por eso que Dios les dio talento a las personas, para que se conviertan en artistas. Ese es el propósito, influenciar a la gente, sanar los corazones rotos y dar esperanza. Muchos jóvenes músicos incluso están cantando en shona (una de las lenguas de Zimbabue) y eso es muy positivo.

Y de la nueva generación de artistas. ¿Hay alguno que le guste en particular?

Me gustan todos. ¿Por qué? Porque Dios no duplica el talento. Todos son únicos e irrepetibles en lo que hacen. Todos tienen talento. No puedes decir este me gusta y este no porque no hay uno mejor que otro ni uno mejor que tú. Todos son diferentes porque todos son únicos en lo que hacen. Y eso es necesario que exista.

Tras el fallecimiento de su hijo Sam en 2010 abandonó temporalmente los escenarios, ¿cómo se siente ahora?

Ahora me siento bien. Incluso ahora estoy actuando mucho más. Es mi forma de honrarlo. Para mí ha sido sanador volver a la música. Cuando todo ocurrió me quedé bloqueado, salía a la calle y no era yo, no me podía concentrar. Pero lo he superado, he sacado todas mis emociones hacia fuera para sanarme a mí mismo. Sabes, yo actuaba con mi hijo y ahora cuando salgo al escenario lo hago pensando en él y lo siento cerca de mí. Sé que él está presente, él está a mi lado.

Este año grabó su último álbum “Sarawoga” y está dedicado a su hijo, ¿qué significa para usted?

Este trabajo se suponía que lo iba a hacer con Sam, íbamos a trabajar juntos pero no pudo ser. La palabra ‘Sarawoga’ literalmente significa “estar a la izquierda de mi corazón” o “abandonado”. En ‘Sarawoga’ sólo quería decir que mi hijo está conmigo.

Ranga Dondo

En 2011, le nombraron el primer embajador de Buena Voluntad de UNICEF en Zimbabue, ¿cómo se siente con este reconocimiento?

Me hace sentir orgulloso, confuso y me hace sentir que sea lo que sea que he estado haciendo estos años ha sido reconocido. Realmente no se trata de ningún trabajo nuevo. Simplemente es un reconocimiento y una responsabilidad.

Ha publicado 61 álbumes, ¿qué le queda por hacer?

¡Todavía mucho! Mientras haya gente siempre habrá algo de lo que hablar. Mientras todavía haya cosas de las que hablar siempre habrá una historia que cantar. Mi inspiración viene de la gente, de las personas que me rodean, de mis propias experiencias.

Durante sus años de carrera ha colaborado con muchos artistas internacionales, ¿cuál fue su mejor colaboración?

Como he dicho antes no hay ninguna colaboración mejor que otra porque cada artista es único en lo que hace. Además, cada colaboración ha sido diferente de las demás. En mi álbum anterior a ‘Sarawoga’, que se llama ‘Abi’angu’, que significa “mis amigos”, hay 15 colaboraciones diferentes y ninguna es mejor que la otra.

¿Y nos puedes decir el nombre de algún artista con el que haya colaborado?

Claro, he trabajado con artistas como Ringo Madlingozi, Cesaria Évora, Judith Sephuma o Ismael Lo, y por supuesto muchos músicos locales.

Hoy por hoy la música africana es mucho más conocida y es más fácil conocer el trabajo de los diferentes artistas del continente, ¿qué sensaciones provoca en la gente?

África no es un país, es un continente entero. Hoy en día la música africana está teniendo mucha influencia e impacto sobre la gente. Internet está ayudando a ello. Algo está cambiando en África.

En las entrevistas que le hacen, al final los periodistas siempre terminan preguntándole sobre su opinión de Mugabe. Es como si siempre tuviera que dar su opinión sobre él. ¿Por qué cree que no le preguntan a Mugabe qué le parece Oliver Mtukudzi?

Siempre nos preguntan a los artistas africanos sobre política, pero nunca se le pregunta a un político africano sobre un artista. Es interesante y no lo sé (risas). Y bueno, Mugabe es el presidente de mi país, me guste o no me guste.

Original en : Afribuku

Autor

  • afribuku

    Afribuku pretende hacer descubrir y reflexionar sobre manifestaciones culturales africanas contemporáneas de interés, divulgándolas a través de esta página y de las redes sociales. En África existen numerosas propuestas artísticas de excelente calidad que permanecen ocultas a los ojos del mundo. Es necesario que todos aquellos que creemos en una visión más realista y honesta de África tratemos de que la comunidad iberoamericana se familiarice y comience a disfrutar de la gran diversidad que ofrece este continente.

    @afribuku

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