Niños soldado – Nuestro Problema (1) , por Miguel Serrano

13/10/2009 | Bitácora africana

Niños soldado, nuestro problema es una conferencia que Miguel Serrano dió en Monterrey (México) a finales de septiembre de 2009 con motivo del Encuentro Mundial de valores y Cultura de la Legalidad .

Miguel Serrano preside la ONG «Todos son inocentes» una organización no lucrativa, una ONG que nació, en España, hace ya casi 9 años, para luchar contra toda forma de esclavitud infantil. Promovemos, desde hace 4 años, un “Manifiesto de lucha contra la esclavitud infantil” que ya ha comenzado su periplo por América, intentando que todas las instituciones locales, nacionales y supranacionales, se adhieran a él y declaren su territorio libre de esclavitud infantil y, lo más importante, en lucha contra la esclavitud infantil, contra una lacra que, ya en pleno siglo XXI, debiera de avergonzarnos a todos.

Niños esclavizados de mil formas a cuál más cruel. A cuál más desalmada.
Como organización humilde que somos,comenzaron luchando contra la pornografía infantil y la prostitución de menores pero, quizás, por lo que son mas más conocidos y por lo que fueron invitados a Monterrey es por su lucha contra el uso de menores como soldados.

La conferencia será publicada en varias partes en este espacio de Bitácora Africana.

Niños soldado – Nuestro Problema

A la hora de preparar una conferencia, me sorprendió un texto publicado en un «blog». No recuerdo cómo llegué a él o él llegó a mí. Su autor afirmaba, no sin razón, que los niños soldados no nos importan demasiado.

Fundamentaba su afirmación, de momento no la discutiré, en la ausencia de esa preocupación por parte de los españoles o al menos en su expresión estadística publica «La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas –CIS-«. Según la dichosa encuesta. Nos preocupan las cuestiones que nos afectan en primera persona… a lo sumo, en segunda persona: a mí o a ti. Pero no nos preocupa nada, o casi nada, lo que les afecta los sujetos en tercera persona…» a ellos». Es humano, ¿no?

Nos preocupan el paro, la vivienda o la llamada inseguridad ciudadana, ¡la crisis! ¿Pero por qué nos habrían de preocupar los «niños soldado»? ¿Estamos, acaso, en guerra? ¿Son nuestros hijos? No. Ni lo uno ni lo otro, al menos, no es lo que se refleja en las encuestas.
Llegado el caso, nos importarían más las andanzas erótico festivas del famoso de turno en el programa o revista del corazón que esté de moda. Pero el problema, nuestro problema, es que sí son nuestras guerras y sí son nuestros niños.
Son guerras auspiciadas, financiadas y armadas por nosotros…. No por Pilar, Juan o Enrique, sino por nuestras sociedades y gobiernos en su conjunto; por nuestras empresas y nuestros brillantes consejos de administración en sus enmoquetados y lujosos despachos y salas de juntas.

Guerras que armamos con generosidad digna de una mejor causa. Armas que vendemos sin mirar a quién y sin, por su puesto, preguntar a dónde va destinada esa «ferretería de la muerte». Vendemos artefactos de muerte de bajo costo, » Chatarra del horror low cost». Justo lo que se necesita para guerras donde, todo hay que decirlo, tampoco es que tengamos que invertir demasiado.

En esas guerras oficialmente «no nuestras», e incluso inexistentes, se usan armas ligeras: munición, granadas y minas, que se fabrican en España, entre otros países de nuestro primer mundo, y que, paradójicamente, sirven para mantener puestos de trabajo. ¿Trabajos de sangre? ¿Armas de sangre? ¿O solo eran de sangre los diamantes?. Va a ser que sí, que lo único ensangrentado van a ser los diamantes. No las armas con las que armamos y alentamos esas masacres. No el dinero con el que financiamos su guerra a tanto criminal sanguinario. No las empresas que se lucran. No los gobiernos que miran impecablemente éticos hacia otro lado desde su posición de «superioridad moral» que les otorga su pasado colonial y su actual y brillante barniz de adalides de la democracia y la solidaridad.

La esclavitud infantil, la utilización de niños en las guerras, es sólo una de sus más terribles facetas, es un problema si. Pero es nuestro problema. Hay un motivo aún más contundente para demostrarlo. Los niños soldados son nuestros niños. También son nuestros hijos, al menos, desde la perspectiva de quien habla y de la organización que representa.

LAS VÍCTIMAS

“Los niños soldados son ideales porque no se quejan, no esperan que les paguen y, si les dices que maten, matan”. (Alto mando del Ejército Nacional de Chad)

En tiempos de guerra, los niños/as sirven para hacer de todo: combaten, cocinan, acarrean agua, hacen servicios de mensajería, de espías… Se estima que, en la última década, más de un millón y medio de niños y niñas han sufrido este tipo de abusos. La mayoría han sido sacados/as de sus casas a punta de pistola, otros/as se han unido de forma “voluntaria” a la guerra ante la imposibilidad de subsistir en el entorno familiar, muchas veces destrozado por el conflicto.

Los niños/as soldado/a son muy útiles para sus reclutadores. Son leales, acatan órdenes sin rebelarse, no se les permite tener miedo, son fácilmente reemplazables y, además, cumplen una función de objeto sexual para los adultos. Esto se acentúa en el caso de las niñas, que suelen sufrir continuas violaciones y agresiones sexuales.
El coste personal que tienen que pagar es muy elevado, si es que logran sobrevivir a la barbarie: en unos casos, la insensibilización y, en otros, el trauma le marca para toda la vida. Cuando el conflicto bélico llega a su fin, la mayoría se sienten totalmente huérfanos/as y perdidos/as, sin familias, sin un hogar y sin una ocupación.

Cuando los niños llamados soldado fueron «reclutados», más o menos como norma general, solían tener entre 8 y 10 años. El procedimiento casi siempre era el mismo. Eran secuestrados en su aldea o en su escuela, llevados al bosque o la selva y, allí, torturados, drogados y aterrados, son obligados a hacer de soldados. En función de su tamaño, edad o fuerza física, eran empleados en una u otra tarea. En definitiva, formaban una durísima y temible arma de combate, barata y con facilidad de reemplazo de efectivos. Un crimen terrible que, además, casi siempre, ha quedado impune.

Pues bien, esos niños, aesas edades, no tenían conciencia de nada referente a su situación. Su «culpa», entrecomillada, era, como norma general, el ser negros, pobres y haber nacido unos cuantos paralelos más abajo de donde nacen los niños del primer mundo. No eran culpables de nada más. Ahora tampoco lo son.

Nunca han sido culpables, más que en el delirio criminal de gentuza que, en un momento determinado de la historia y, sin duda, para intentar esconder -o al menos maquillar su impotencia y su propia culpabilidad- intentó encausarlos con la misma vehemencia con la que escondía o facilitaba la huida a los auténticos responsables directos, sus comandantes.

El uso de menores en conflictos armados no es la única forma en el que los niños son sometidos a esclavitud, en el tercer mundo. Hay más pero, sin duda, éste es uno de los modos más fácilmente erradicables si la comunidad internacional realmente se implicara en combatirlo.

Vídeo de la conferencia

http://www.todossoninocentes.es/video/play.php?vid=115

Autor

  • Serrano, Miguel

    Soy un Andaluz nacido en Murcia en 1958. Casado padre de dos hijos
    Informático de formación y profesión. Funde Todos Son Inocentes en septiembre de 2001 como medio de dar una respuesta y a la vez intentar canalizar la de otros contra una lacra social que debería de avergonzarnos a todos “la esclavitud infantil”.
    He dirigido, dentro de la ONGD las campañas contra la pornografía y prostitución infantil
    Redacte el “Manifiesto de lucha contra la esclavitud Infantil” .
    He participado como director o ponente en numerosos cursos de universidades de Verano.
    También en foros nacionales e internacionales relacionados con los derechos de la infancia y en particular contra el uso de niños/as como soldados.
    Desde 2006 dirijo el programa de becas a ex niños soldado y las actividades de la ONGD en Sierra Leona.
    Como pasión confesable, además de los niños, solo mi excelente gusto futbolístico que me liga al Atlético de Madrid y me abona al sufrimiento perpetuo.

    www.todossoninocentes.es

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